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miércoles, 16 de octubre de 2019

Santo Tomás de Aquino - Ad Bernardum (Sobre Bernardo) (1273).



Esta es una de las tantas cartas que se conocen de Santo Tomás de Aquino. En este caso, es el abad de Monte Casino, Bernardo. Esta vez, creo que más que una carta personal de consulta enviada a Santo Tomás de Aquino, el texto que leeremos a continuación trata sobre una sentencia que escribiría San Gregorio la cual podría dar mucho que hablar en los círculos cristianos. Veamos la última escritura o el último texto que nos dejó el increíble Santo Tomás de Aquino

Ad Bernardum

Bernardo, quien posiblemente sea un abad de Francia, ha enviado una consulta a Santo Tomás de Aquino sobre la siguiente cita de San Gregorio:


Esto debería saberse, dice, que la bondad de Dios otorga a los pecadores posibilidades de arrepentimiento. Si no se vuelven en el tiempo que se les concede a los frutos del arrepentimiento sino que se vuelcan al servicio de la iniquidad, renuncian a lo que podrían haber obtenido a través de la misericordia de Dios. 

El Dios todopoderoso conoce de antemano el momento en que la vida de cada individuo llegará a su fin, y nadie podría morir en ningún momento, salvo en el momento en que muera.  

Porque si tomamos en cuenta los quince años que se agregaron a la vida de Ezequías, esto aumentó el término de su vida desde ese momento, en el cual, por sí mismo, había merecido morir: porque la ordenanza de Dios sabía de antemano el tiempo en que lo sacaría de la vida presente.

Aquí el ilustre doctor nos hace notar dos cosas muy importantes: la dimensión de la persona y la dimensión de la divinidad. En simples palabras, lo que el aquinate quiere decir en esta parte es que Dios conoce el porvenir del hombre porque de no conocerlo, entonces no podría ser perfecto. 

Por otro lado, el hombre no puede saber su destino, es decir, puede saber de cuántas múltiples formas puede morir, pero no puede saber exactamente cuál pues esa característica es exclusiva de Dios. 

Sin embargo, Dios no puede conocer algo ''de antemano'', ya que eso querría decir que Dios tiene tiempo lo cual es absurdo. Comprendiendo que Dios es la eternidad, entonces debemos entender que Dios está tanto en el pasado como en el presente y el futuro. 

Por eso, debemos ver las palabras del santo doctor Gregorio con un tenor interpretativo. 


Conclusión

Muy corta pero también muy conectada con la carta que habíamos visto anteriormente sobre la suerte. Nos queda claro entonces que solo Dios es el que puede saber el destino del hombre, ya que este por sí mismo es incapaz de hacerlo porque es una facultad divina. 

Hemos terminado la mayoría de las obras de Santo Tomás de Aquino. Como han podido ver, hemos dejado fuera todos los comentarios que el santo hizo sobre Aristóteles porque de ser así, el desarrollo de la obra del aquinate sería interminable. 

Muchas gracias por seguirnos. 





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