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sábado, 20 de abril de 2019

Santo Tomás de Aquino - Summa Contra Gentiles (Libro III: La Providencia) (1263)




Este sería el tercer libro de la Summa Contra Gentiles el cual trata un tema interesantísimo entre los amantes de la filosofía: el mal. En efecto, un servidor de Dios no puede estar alejado del problema del mal que en cierto sentido es un concepto muchas veces difícil de aterrizar en nuestras mentes. El maestro religioso de otro tiempo ya nos había dado algunas pistas de lo que era el mal; San Agustín de Hipona diría que el mal no es una sustancia, no es un ser y por lo tanto, es total ausencia del bien. ¿Estará de acuerdo con esto el aquinate? Veámoslo en los siguientes apuntes de filosofía


SUMMA CONTRA GENTILES


Argumentos sobre el mal

El mal como ser

Muchos filósofos (entre ellos San Agustín) han asegurado que el mal es una especie de ausencia, de falta de algo. Sin embargo, otros filósofos aseguraban que el mal en verdad existía.

Es verdad que puede decirse que el bien y el mal son contrarios, y si posicionamos el bien con lo que es verdadero, con lo que existe, entonces tendremos que decir que el mal es falso y que no existe (siguiendo la lógica de San Agustín). No obstante, si el bien es contrario al mal, entonces el mal es una privación o negación pura; esto significa que el mal verdaderamente es algo; de otra manera, no podríamos decir que el mal es lo contrario del bien puesto que es ausencia.

Como dice el estagirita, los contrarios no pueden basarse en un no-ser. El bien y el mal son géneros de las cosas y por lo tanto tienen una existencia. En efecto, estos otros filósofos aseguraban que el mal es una cosa real porque tiene la capacidad de actuar. Si hay mal en el mundo, entonces no puede decirse que el mal es ausencia: todo lo contrario, el mal existe y es real.

El mal como privación

Santo Tomás de Aquino coincide con San Agustín de Hipona de que el mal es una privación. En efecto, para que el mal exista este debe sustentarse en el bien porque el bien otorga la existencia. Por lo tanto, aquello que es malo es malo porque tiene una especie de privación de la perfección.  

En este sentido, podríamos decir que el mismo mal procede del bien ya que el bien tendría la esencia de la existencia de todas las cosas; por lo tanto, el mal depende del bien para existir. 

La felicidad

La felicidad para Santo Tomás de Aquino es un fin y no un medio, por lo tanto, todas la cosas que sean un medio para el hombre, no corresponden a la felicidad.

Es imposible que la felicidad del hombre se concrete a través de lo corporal. A estas ''felicidades'' corporales se les llaman sexo y comida. De hecho, el sexo no es un fin en sí mismo, así como tampoco lo es la comida. El coito es para procrear y la comida para la preservación del cuerpo. Cualquier exceso o disminución del justo medio de estos placeres derivará en la infelicidad. Por lo tanto, la felicidad no está en ninguno de ellos. 

La felicidad tampoco se encontrará en los honores o en la posesión del poder del mundo. Tampoco está en las virtudes morales como bien se podría pensar en el hombre. Para Santo Tomás de Aquino la moral se define de la siguiente manera:

''A través de ella, el medio es preservado en las pasiones internas y en consideración a las cosas externas''

Sin embargo, siendo la moral un medio para preservar otras cosas, entonces el bien moral no puede ser un fin. Sin embargo, tampoco se encuentra en la razón, a pesar de que esta nos ayuda a alcanzar ciertos fines, pero justamente por esto es que no es la felicidad ya que sería otro medio para alcanzar un fin. 

Finalmente, Santo Tomás de Aquino nos dice que de hecho, el fin último como lo es la felicidad no se encuentra en este mundo: se encuentra con Dios. Todo lo de este mundo es un medio para encontrar a Dios en la otra vida. 

Participación en Dios

Por lo dicho anteriormente se puede argumentar que no se puede tener participación en Dios, pero esto puede no ser preciso. Recordemos las historias de la biblia donde algunos profetas podían ver la revelación de Dios a través de los ángeles y otras visiones. Aquellos que contemplan la verdad de todas las cosas, entonces aquellos serán felices.

Al mismo tiempo, Dios gobierna a todos los seres sean generales o particulares. En este sentido, como la causa de todos los seres es Dios, entonces Dios estará en todos ellos. 

Esto no es solo una descripción de qué es la felicidad, sino que podríamos decir que también es una ley. Dios no solo manda a amarlo a él sino que también al prójimo lo que implica que, todos aquellos que tengan el mismo fin deben amarse entre ellos. En este respecto, el hombre está obligado a tener la fe, no hay ninguna justificación para que no siga la fe. 

Matrimonio

El sexo como un acto simple es castigado por Dios porque es considerado pecado. El matrimonio, en cambio, es un acto natural del hombre con la mujer. En efecto, el hombre que tiene sexo desperdicia el semen que se supone es orientado a concebir una criatura. Este acto superficial va contra la naturaleza, al contrario del matrimonio que obedece los preceptos naturales, es decir, para lo que el hombre está hecho. 

Sin embargo, la unión carnal por sí misma no es pecado. Por supuesto, estas son las inclinaciones que Dios puso en el hombre, por lo que llamarlas un ''mal'' no sería correcto. Si el fin del acto carnal es solo la satisfacción, entonces ahí sería pecado. 

Conclusión

En este texto (que es gigante), vemos las tres aristas contempladas por Santo Tomás de Aquino como el mal, la felicidad y la presencia. En efecto, todo esto está conectado en cuanto a que nos debemos alejar del mal para alcanzar la felicidad, pero que dicha felicidad solo está para quienes se acercan a Dios. Estas ideas prevalecerán en la Alta Edad Media para luego culminar poco a poco durante la historia. Sin embargo, estas no pueden rechazarse simplemente, al contrario, hay que acogerlas y pensarlas y repensarlas. 

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