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sábado, 8 de septiembre de 2018

Maimónides - Guía de los Perplejos (Libro I: Antropomorfismo) (Parte II: Facultades humanas) (1190)

Seguimos con la segunda parte del primer libro de Maimónides, pero esta vez ya no veremos interpretación de conceptos sino que iremos mucho más allá. Este libro no solo sirve para los religiosos, sino que también para todos aquellos no judìos, a los interesados por la filosofìa y el razonamiento. Iremos abordando desde la percepción del ser humano, hasta los conceptos más abstractos del mismo. Pongamos atención al segundo concepto de Maimónides

Referencias:

(1) Comentarista de Aristóteles que dirigió el Liceo de los peripatéticos en alguna oportunidad. 
(2) Primer escrito filosófico antiguo donde veo que se preocupan de las capacidades de un niño a la hora del aprendizaje. 
(3) El niño está más dispuesto a correr, saltar, gritar que a tareas del intelecto. 
(4) Una visión bastante aristotélica de la educación. 

Guía de los Perplejos


LIBRO I: ANTROPOMORFISMO
(Parte II: Facultades humanas)


Capítulo XXXI: Entendimiento del hombre común

De acuerdo con Maimónides, el entendimiento humano tiene límites, fronteras que no pueden traspasarse. A pesar de que el hombre haga inmensos esfuerzos por conocerlo todo, su imperfección se lo impide. A causa de esto, el hombre sólo puede dejarse llevar por sus deseos y, creyendo que ha alcanzado la solución, cae irremediablemente en el error creyendo que está en lo correcto. 

El mismo Alejandro Afrodisio(1) decía que existìan 3 obstáculos para encontrar la verdad:

  1. Arrogancia y vanagloria.
  2. Delicadeza, profundidad y dificultades particulares.
  3. Ignorancia y falta de capacidad para comprender.
Sin embargo, Maimónides añadiría una cuarta causa que sería la educación y la costumbre. 

El hombre defiende sus puntos de vista, es decir, aquellos que lo llevaron a creer esto. Se deja llevar por ellos y por eso el hombre comete ciertos errores como por ejemplo, pensar que Dios tiene corporeidad porque la biblia lo menciona (''Dios habló a Moisés'', pensando que Dios tiene boca). 

Capítulo XXXII: Percepción intelectual

El concejo que nos da Maimónides es muy simple: la duda. En efecto, si somos capaces de cuestionarnos lo que está alrededor o lo que nos han enseñado, entonces habremos alcanzado la perfección del entendimiento. 

En efecto, cuando el hombre no sabe un asunto determinado, no puede simplemente rechazarla o abandonarla. Lo que debe hacer es suspender el juicio y abstenerse de emitir una opinión apresurada

Capítulo XXXIII: Iniciarse en la doctrina

Cuando se piensa en iniciar a alguien en la doctrina judía, a un niño por ejemplo, no se debe hacer de un modo directo con las Escrituras, ni mucho menos con la Metafísica que lo llevaría a confundirse. Esto hay que hacerlo a través del mito, es decir, explicarles de manera metafórica y alegórica para que su entendimiento pueda reconocer los concepto esenciales.

Para esto, se tendrá que considerar las capacidades del niño(2), además de reunir dos condiciones: prudencia y percepción rápida.

Capítulo XXXIV: No se debe enseñar metafísica

Existen cinco razones para no dar a enseñar la metafísica a los niños:

  1. Es un tema difícil y profundo.
  2. La inteligencia está en potencia y no en acto.
  3. Los estudios preliminares necesitaría de Lógica, Matemáticas, Física y finalmente Metafísica. 
  4. La constitución natural del hombre.
  5. La necesidad que tiene el niño de preocuparse de las cosas corporales, la cual perturba el intelecto(3).

No solo esto, la educación de la Metafísica debe darse a aquellos que son privilegiados y no al común del pueblo, que fácilmente puede confundir los conceptos(4)

Capítulo XXXV: Dios es incorpóreo y pasible

Sin embargo, a todos se les debe enseñar que Dios es incorpóreo y pasible, pues es una doctrina general que cabe en el entendimiento de toda mujer y hombre. 

Capítulo XXXVI: ''Agradar''y ''enojar'' a Dios

Todos los conceptos que aluden a enojar, enfurecer e ira son relacionados con Dios, pero desde la idolatría. En otras palabras, cuando las Sagradas Escrituras se refieren con estas palabras, lo hacen aludiendo a los paganos y no a los profetas. 


Capítulo XXXVII - XLV

Nuevamente, Maimónides se propone analizar algunos conceptos de la Torah:

  1. Panim: que significa ''cara'' que tiene múltiples interpretaciones partiendo desde la ''cara'' refiriéndose al rostro, la existencia de un ser y como adverbio para decir ''antes''.
  2. Ahor: que significa ''espalda'' y se interpreta como andar a las huellas de una persona, en el sentido de seguir sus ideas.
  3. Leb: que significa ''corazón'' que se interpreta como algo que está entre medio, o también puede significar el ''pensamiento de alguien.
  4. Rua: que significa ''hálito'' y se interpreta como aire o espíritu. 
  5. Nefech: que significa ''alma'' y también significa ''sangre''. En un sentido figurado significa ''razón''.
  6. Hai: que significa ''viviente'' y se interpreta como todo aquello dotado de sensibilidad. 
  7. Canaf: que significa ''ala'' y se interpreta como ''confines''.
  8. Ain: que significa ''ojo'' y se interpreta como ''la providencia'' ya que todo lo puede ver.
  9. Chama: que significa ''oír'' y se interpreta como ''atender''.

Estos son todos los conceptos que Maimónides interpreta, y ahora da una explicación de cómo se entienden ellos con la figura de Dios. 

Capítulo XLVI: Los órganos de Dios atienden a interpretaciones figuradas

Por supuesto, para describir a alguien bastará basarnos en los accidentes y demases descripciones. De la misma manera, el vulgo le atribuye cosas corporales a Dios, y por eso dicen que Dios vive. El ser humano está acostumbrado a la presencia de las cosas, a que si algo está viviendo, necesariamente tiene que ser visto con los órganos. 

Sin embargo, las partes del cuerpo que, parecieran ser atribuidas a Dios son solamente de manera figurada. Fueron hechas para que el vulgo entendiera que existe tal divinidad, pero no para tomar esto de manera literal. 

Capítulo XLVII: Los atributos que se le dan a Dios

Es curioso ver que en las Sagradas Escrituras sólo se le den ciertos atributos corporales a Dios:

  1. Vista: Dios vio (Génesis 6:5)
  2. Audición: Dios oyó (Números 9:1)
  3. Olfato: Dios olió (Génesis 8:21)

Sin embargo, nunca se dice que Dios tocara o gustara. Esto se debe, según Maimónides, a que Dios no entra en un contacto tan cercano o tan íntimo con los profetas o los hombres. 

Además, Dios no es visible y como es un ser distinto, su ''toque'' no se entiende de la misma manera que nosotros entendemos, pues los hombres solo conciben el tacto cuando un cuerpo se junta con otro. Esto no ocurriría en Dios. 

Capítulo XLVIII: Ver y Oír por Onkelos

Este capítulo es muy corto y Maimónides dice básicamente que no está de acuerdo con la traducción de Onkelos en la Torah. Onkelos traduce literalmente sin interpretar las palabras ''ver'' y ''oír''. Finalmente dice que podría existir un error de traducción de parte de Onkelos. 

Capítulo XLIX: Sobre los ángeles

De los ángeles también se habla de manera figurada, y aún con más razón se dice que estos no tienen corporeidad. Solamente puede existir en l visión profética como espectros que toman un cuerpo humano o animal. En caso final, los ángeles no tienen una corporeidad permanente que se les pueda atribuir. 

Conclusión

No nos debería llamar la atención que justamente la parte que tiene más aspectos que revisar es la humana, pues el cuerpo es una cuestión compleja y diversa, no así la esencia que es simple. Con todo esto, nos debe quedar claro que Dios es incorpóreo al igual que los ángeles. En efecto, puede parecer muy difícil de concretar en la mente, pues nuestra mente siempre trabaja con la presencia de las cosas. Cuando nos dicen que algo no existe, simplemente no puede añadirsele nada y por lo tanto parecería un absurdo; por eso es tan difícil de creer. 

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