Páginas

sábado, 28 de julio de 2018

Pedro Abelardo - Diálogo entre un filósofo, un cristiano y un judío (Parte II: La ley cristiana) (1121).

Ya terminada la discusión sobre la ley mosaica, tenemos al fin la discusión sobre la ley cristiana por lo que el filósofo del diálogo torna su mirada al cristiano. Sin embargo, el filósofo ya en primera instancia trató al cristiano de loco ¿cómo podemos proceder si ya de sentado tratamos a alguien de loco? quizás este es el primer desacierto que hace el filósofo, la primera falacia. No obstante, es mejor que veamos el diálogo completamente antes de hacer cualquier aseveración. Veamos.

Referencias:

(1) Debo decir que este párrafo está sobre interpretado por mi.  
(2) Aquí se refiere a los niños que no alcanzaron a tener tal grado de madurez o consciencia sobre el bien o el mal.


Un diálogo entre un filósofo, un cristiano y un judío
(Parte II: La ley cristiana)



Sabiduría cristiana

Es el filósofo quien comienza a discutir con el cristiano, luego de haber acabado con el judío. 

Filósofo:

El filósofo dice que la ley cristiana debería ser superior a la ley judía porque ésta está hecha con posterioridad. De ser así, la ley cristiana es más actualizada y más apegada a la sociedad mucho más que la judía. 

Cristiano:

El cristiano se disgusta bastante aduciendo las palabras que el filósofo dijo en el diàlogo previo: ''los judíos son necios y los cristianos locos'' ¿Si el filósofo dice eso, ¿para qué querer saber sobre la doctrina cristiana? Además, los cristianos no son de estar locos, pues los mismos filósofos griegos se han vuelto cristianos: un ejemplo de ellos sería Justino y Orígenes, ambos griegos, que se volvieron reconocidos Padres de la Iglesia siendo con posterioridad filósofos. 

El filósofo se disculpa por aquella actitud diciendo que los hombres suelen tomar más atención con el insulto, pero el cristiano lo perdona y él mismo prosigue. 

Todo lo que se escribe en el Nuevo Testamento es aquello que perfecciona al Antiguo Testamento, en otras palabras, es lo que le faltaba al Antiguo Testamento para que la biblia completa sea perfecta. 

El fin de esta nueva ley es mostrar el sumo bien y cómo alcanzarlo.

Filósofo:

El filósofo considera aún más valiosa la doctrina cristiana que la judía, ya que los cristianos basan sus doctrinas en argumentos racionales. Pero la filosofía es aún más racional en cuanto basan los argumentos en la lógica de la ley natural. 

Cristiano:

Mucho más lógico y racional es el cristianismo si es que muchos filósofos se han convertido. Aún más es racional si se considera que Dios es el que tiene la gran sabiduría, de ser así, el filósofo, es decir, el amante de la sabiduría, debe voltear su mirada a Dios. 

Si bien la filosofía se basa en principios lógicos y racionales, también se debe advertir que la racionalidad y los argumentos lógicos también llevan a errores. 

Filósofos: 

Luego el filósofo dice:

¿Y qué diremos de las auctoritates? ¿Acaso estas no yerran?

Las auctoritates eran aquellos textos considerados ''autoridad'' entre los intelectuales. Las Sagradas Escrituras son tomadas como auctoritates por todos los sabios de la Edad Media. 

Hubo muchas contradicciones cuando la biblia se analizó en su conjunto. Pareciera ser que ni siquiera las Sagradas Escrituras se escapan de los errores racionales. Además, el filósofo aduce las múltiples disensiones que existen en la religión, es decir, si las Sagradas Escrituras estuvieran claras ¿por qué existen tantas religiones? 

Cristianos:

La verdadera misión de la religión no es buscar la verdad sino que extraer la opinión que se puede dar en ella. En todo caso, no es verdad que la religión está sin razón, pues la razón fundamentarà la fe tal como hubiera dicho San Anselmo de Canterbury(1), ''La fe confirma la razón''


El placer en el cristianismo

Ahora tanto el filósofo como el cristiano comienzan a hablar sobre el placer. 

Filósofo:

Todos deben llegar a aquellas virtudes que nos hacen bien porque por el contrario caeremos en vicios. Las virtudes representan el sumo bien, como diría San Agustín, mientras que otros dicen que esta representa el placer. 

Sin embargo, este placer no es ese placer ordinario de sensualidad o de satisfacción de comidas, sino que más bien una plenitud del alma. Esa plenitud del alma sólo puede alcanzarse con la virtud, nada más que esto puede ser la llave para alcanzarla. 

Siguiendo las líneas de Séneca, uno de los filósofos moralistas del Imperio Romano, no se debe ser bueno por una recompensa como así lo expresan los cristianos, pues según ellos siendo bueno se llega al reino de los cielos. El bien está en hacer las buenas acciones sin importar la recompensa. 

Cristiano:

Sin embargo, este mundo no es bueno. Aquí existe el pecado y la muerte. Debemos dejar bien en claro que la maldad existe y es contraria al bien, y esta maldad no se quita de este mundo; por lo tanto, la vida futura (la vida después de la muerte) es aún mejor que esta vida porque está exenta de todo mal. 

Sería muy insensato seguir prefiriendo esta vida que preferir aquella que está exenta de todo mal.

Filósofo:

El filósofo llega a un acuerdo diciendo que en efecto, una vida futura exenta de males no puede ser peor que la vida donde está el sufrimiento, por ende, las virtudes serán el camino para llegar a aquella vida futura exenta de todo mal

Discusión sobre el sumo bien

Luego de establecer el placer y el camino a la felicidad, ambos se ponen a discutir sobre el sumo bien, pues aún queda en el cristiano un dejo de imponer su doctrina. 

Cristiano:

El sumo bien no es exclusivo del hombre, sino que de Dios. Debemos partir de la premisa de que Dios es más que el hombre, y por lo tanto en él se encuentra la felicidad y el sumo bien, de otro modo se buscaría en el hombre. Sin embargo, el hombre es limitado y yerra en su andar. Por lo tanto, Dios es superior y con eso mucho más correcto es encontrar la felicidad en él. 

De hecho, el cristiano dice que ni siquiera podemos llamar bienaventurado a aquel que realiza buenas acciones y no conoce a Dios, pues no sigue el camino del sumo bien que es Dios. 

Filósofo:

El filósofo dice que la bondad y los vicios son iguales en todos los hombres, es decir, nadie es más bueno que el bueno, nadie es más vicioso que el vicioso, nadie es más justo que el justo. Todos estos conceptos son iguales en todos los hombres, los vicios son siempre los mismos y las virtudes también. 

Cristiano:

El cristiano dice que lo dicho por el filósofo anteriormente es un absoluto sofisma. Tanto los pecados como virtudes difieren de hombre en hombre, pues unos son buenos para unas cosas mientras que otros en otros. De hecho, cuando se dice ''nadie es más bueno que el bueno'' ya se está haciendo una comparación por lo que nadie es igual a otro. 

El mismo filósofo Plotino distingue muchas virtudes en cuanto al alma al cuerpo y otras más que los hombres contienen en su interior.

Filósofo:

Para hacerse entender mucho más sobre este punto, el filósofo comienza a hacer una comparación entre esta vida y la vida futura (después de la muerte).

El hombre de esta vida tiene tres estados:


  1. La niñez
  2. La racional (donde está el libre albedrío)
  3. Bondadoso o vicioso

Luego tenemos tres estados más en la vida futura:


  1. Indiferencia: para aquellos que no alcanzaron la racionalidad(2).
  2. Óptimo: para aquellos que realizaron buenas acciones.
  3. Pésimo: para aquellos que realizaron malas acciones. 

Por lo tanto, tenemos el lado de la virtud que nos llevará a lo óptimo de esa otra vida, y el pésimo que nos llevará al lado malo. 

Si bien hay muchas especies de virtud y así los hombres son virtuosos en diferentes materias, la cuestión es que la virtud es lo bueno. Por eso, solo podemos discernir entre dos entes: el bien y el mal, por lo que nada más podemos decir que los hombres o son buenos o son malos según la virtud o el vicio. 

De todas formas, el filósofo hace una especie de recuento sobre cada virtud que merece consideración:

  1. Respeto: mostrar la debida consideración tanto a Dios como a los hombres. 
  2. Generosidad: llevar la ayuda debida a las necesidades de los hombres. 
  3. Lealtad: mantener la palabra empeñada sobre aquello de lo que nos hacemos deudores por medio de promesas.
  4. Justa venganza: infligir el debido castigo por los males que nos han sido ocasionados. 

Si ponemos mucha atención, las virtudes que el filósofo está mencionando aquí son las virtudes de la justicia.

El concepto de justicia se divide en dos respectivamente:

  1. Justicia natural: Aquella justicia que tiene que ver con todo lo racional. 
  2. Justicia positiva: Aquella justicia que los hombres han hecho para toda la sociedad.

Luego tenemos otras especies de virtud como las siguientes:


  1. Fortaleza: que se encuentra en la grandeza del alma y en al perseverancia. 
  2. Templanza: que tiene al menos cuatro partes: humildad, austeridad.
  3. Castidad: por la cual nos mantenemos lejos de los placeres. 
  4. Sobriedad: por la cual podemos pensar rectamente. 

Teniendo descrito muy bien lo que es la virtud y el sumo bien, los dos dialogantes comienzan a entablar los preparativos para hablar sobre el sumo mal. 

Conclusión

Tenemos aquí una discusión clásica y perfectamente homologable a los diálogos de la República de Platón, pues como podemos ver hay una dialéctica perfecta. En todo caso, la discusión aún no termina ya que el cristiano insiste al filósofo para que prosiga diciendo que todas las virtudes y los vicios son los mismos en los hombres. Seguramente veremos la respuesta en la siguiente parte que hemos compuesto. ¡Sigan leyendo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario