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lunes, 6 de marzo de 2023

Indulgencias

 


Indulgencias

Definición

La palabra indulgencia tiene dos acepciones si vamos al Diccionario de la Real Academia Española:

  1. Facilidad en perdonar o disimular las culpas o en conceder gracias
  2. Remisión ante Dios de la pena temporal correspondiente a los pecados ya perdonados, que se obtiene por mediación de la iglesia

La definición más apropiada para lo que vamos a ver es la segunda acepción, por lo que nos enfocaremos en esta. 


Características

Las indulgencias eran el medio por el cual el catolicismo romano, confería la remisión del castigo de forma temporal o permanente por un pecado después de que el pecado ha sido perdonado mediante el sacramento de la penitencia.

La justificación de las indulgencias tenían dos fundamentos:

  1. El sacramento de la pena no es suficiente para sanar la culpa. También había que sufrir un castigo temporal por haber ofendido a Dios
  2. Las indulgencias descansan en la existencia del purgatorio

En los tiempos de la Iglesia Temprana (desde la Comunidad Judía en la Palestina Romana hasta el Concilio de Nicea) los obispos podían reducir o dispensar los rigores de la pena, pero las indulgencias entran en los siglos XI y XII cuando la idea de Purgatorio tomó vigencia. 

Las primeras indulgencias estaban destinadas a acortar los tiempos de penitencia sustituyéndolos por períodos de ayuno, oración privada, limosna y pagos monetarios que se utilizarían para fines religiosos.


Sin embargo, cuando se iniciaron las primeras cruzadas se conocieron las indulgencias ''plenarias'' o ''absolutas''. De hecho, en la primera cruzada que propició el Papa Urbano II, se otorgó este tipo de indulgencia estableciendo que aquellos que participaran de aquella cruzada, les serán perdonados todos sus pecados. Posteriormente, el resto de los papas harían lo mismo con las demás cruzadas para incentivar a los demás a que formaran parte de ellas. 

En todo caso, los pronunciamientos papales, orales y escritos, eran vagos con respecto a las indulgencias. Para aclarar esto, los teólogos escolásticos articularon una teoría de la penitencia. Esta consistía en tres partes:

  1. Contrición
  2. Confesión
  3. Satisfacción

La deuda del pecado perdonado podía ser reducida a través de ciertas obras de buena fe (peregrinajes, actos de caridad y similares) o a través del sufrimiento del purgatorio. Las indulgencias podían ser otorgadas por el papa o en menor medida por arzobispos y obispos, como modos de amortizar la deuda del pecado de la gente ordinaria. Por otro lado, existía la indulgencia plenaria que absolvía todas las obligaciones que tenía el pecador con respecto a aquellos actos pecaminosos. En consecuencia, existieron dos tipos de indulgencias:

  1. Indulgencia temporal
  2. Indulgencia plenaria (completa)

Estas indulgencias se prestaron para abusos y ambigüedades sobre todo cuando se preguntaba cuánto tiempo abarcaba dicha indulgencia. 

La conmutación

Paralelo a este fenómeno, las cruzadas y la reforma económica del papado que comenzó en el siglo XI, una nueva forma de institución llamada ''conmutación'' que consistía básicamente en que cualquier obligación, servicio o bien podía ser satisfecho con una suma de dinero correspondiente. Por ejemplo, aquellos que no pudieran realizar un peregrinaje a Jerusalén, bien podrían conmutar la penitencia por la construcción de una catedral o de un leprosario, en fin, buenas obras. 

Para los hombres administradores de la Iglesia, esta conmutación era muy útil y de hecho la promovían incluso los papas. Inocencio III fue uno de los grandes promotores de la conmutación, sobre todo en el período de las cruzadas.

El movimiento reformista y el término del sistema

Muchas personas se preguntaban si por medio de las indulgencias podían interceder por personas que ya estaban fallecidas. Si esto era posible ¿tendrían que confesar sus pecados propios? para acceder a una indulgencia era necesario que la persona confesara. El papa Sixto IV, en el año 1476 declaró que era efectivo que se pudiese otorgar una indulgencia para una persona muerta, pero no dijo nada con respecto a la confesión. De este modo, cada vez más se fue pensando que la confesión no era una acción necesaria para la salvación. 

En el siglo XVI, el predicador dominico Johann Tetzel acusado de vender indulgencias decía:

''Tan pronto como suena la moneda en el cofre, un alma es liberada del purgatorio''

Ahora bien, el primer reclamo contra las indulgencias fue realizado por Jan Hus en el siglo XIII, quien terminaría condenado en la hoguera por oponerse a las mismas. Posteriormente, el fraile agustino Martín Lutero sería quien finalmente acabaría con el sistema de indulgencias, diciendo que la salvación era gratis, que no se debía pagar por ella. Todo esto fue por medio de las 95 tesis que adhirió a la puerta de la Iglesia de Todos los Santos, entre otras obras que escribió. Consiguientemente, todas las formas de protestantismo que tenían por líder a Martín Lutero rechazaron el sistema de indulgencias. 

El sistema de venta de indulgencias pasó por un período de regulación estricta acordada en el Concilio de Trento el año 1561, y se eliminaría totalmente con la llegada Pío V y su declaración de 1567, aunque el fundamento teológico de la indulgencia todavía quedaría asentado. Aproximadamente 400 años después, en 1967, el papa Pablo VI, cambiando el énfasis de la satisfacción del castigo al incentivo de las buenas obras, redujo en gran medida el número de indulgencias plenarias y eliminando el sistema numérico asociado durante tanto tiempo con las indulgencias parciales.


Conclusión

La conjugación del dinero y lo espiritual ha estado en juego desde hace mucho tiempo. Tiene las más diversas formas, y en cada época presenta rasgos distintos. En estos tiempos contemporáneos hablamos del lucro como medio como fin. En las empresas, este lucro se ve como un fin, porque el objetivo de la empresa es tener dinero pero ¿qué pasa con las entidades sin fines de lucro? estas utilizan el lucro como un medio para un fin, sin embargo, en primer lugar tienen que lucrar y usar ese lucro para ese fin determinado. Parece cada vez más difícil que lo monetario se desligue de lo espiritual.

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