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jueves, 11 de febrero de 2021

Francisco de Vitoria - Sobre el aumento y la disminución en la caridad (De augmento caritatis et diminutione) (1535)

 


La caridad es una de las virtudes teologales más importantes en la religión cristiana, la cual significaría el amor a Dios, pero también el amor al prójimo. Hoy en día se ve de manera muy escasa la caridad, y en los tiempos de Francisco de Vitoria parece no ser la excepción. Hablamos de dos cosas que ocurren con la caridad: su aumento y disminución. ¿Qué hace que la caridad aumente y qué hace que disminuya? Todo esto lo veremos en los siguientes apuntes de filosofía. 


Referencias:

(1) No hay información sobre este pensador.


De augmento caritatis et diminutione


Aumento de la caridad

Los actos y la caridad

Unos dicen que la caridad, ya sea por cualquier acto, es una sola siempre. Otros dicen que va dependiendo de la obra que se realice. Sin embargo, también hay una tercera que veremos en orden junto con las demás. 

  1. La caridad, por remiso que sea, aumenta la caridad y la gracia
  2. El acto de caridad, cualquiera que sea, aumenta la gloria, pero un acto remiso no la aumenta
  3. La caridad no se aumenta a no ser que sea un hábito constante

Acerca de la tercera proposición, Vitoria se hace la siguiente pregunta:

''¿Aumenta el hábito según toda su magnitud, o solamente según el exceso sobre el hábito?''

Para aclarar esta pregunta Vitoria realiza un ejercicio básico simple. 

Imaginemos que Pedro realiza un acto que tiene por cantidad el número cuatro y luego un hábito de gracia y caridad de cuatro, y luego agreguemos el mérito.

Acto: 4
Hábito: 4
Caridad: 4
Mérito: 4

Luego hace un segundo acto:

Acto: 8
Hábito: 4 (pero luego se suman 4 más por el acto)
Caridad: 8
Mérito: 12

Aquí vemos que la caridad (o la gloria) es menor que el mérito. En este sentido, entonces podemos ver que el acto solo aumentará por el exceso de hábito que exista. 

De aquí se saca la siguiente conclusión:

''El acto más intenso no acrecienta el hábito según toda su magnitud, sino sólo según el exceso que tiene sobre él''

Un simple acto no aumentará el hábito, pero sí lo aumentará si es intenso y además tiene un exceso sobre él. No obstante, de todas maneras el argumento puede rebatirse diciendo que no todo acto es realizado con todo ímpetu; y por lo tanto, los hábitos no son menos que los actos.

Pero Vitoria nos dice que cuando uno actúa con más ímpetu en un acto, el hábito se acrecienta tanto como el acto. De hecho, siempre que el hábito crezca, el acto crecerá aún más. En consecuencia, una de las causas del aumento de la caridad es el propio acto, que es el comienzo de la caridad y que hace crecer a los demás conceptos (hábito y gracia). 

Ahora nos faltaría hablar sobre la gracia. 

Vitoria nos da la siguiente proposición:

 ''Cualquier acto meritorio aumenta la gracia según su magnitud y no solamente según su exceso sobre el hábito''

La gracia (o la gloria) aumenta según toda la magnitud del acto. Si la gracia es como 4 y el acto como 8, la gracia se hará de 12 grados. Esto se produce porque si el acto es meritorio, entonces este acto es más ''gracioso'' que el acto simplemente, y así la gracia aumenta en 8.
Con esto queda probado que la gracia aumenta según toda la magnitud.

Ahora lo que Vitoria nos dice es que la gracia no es igual a la caridad. En efecto, la gracia crece según toda la magnitud del acto, pero la caridad crece según el exceso del acto. 

Actos remisos

Por otro lado, cuando se realiza un acto remiso ¿hay caridad? Vitoria nos dice en primera instancia que no se aumenta la caridad por hacer actos de este tipo, porque de ser así entonces cualquiera podría verse engañado pensando que aumentó su caridad por un acto sin importancia. 

Sin embargo, para hacer el contraste de esta proposición nos dice que cualquier acto de caridad, por remiso que fuese, se obtiene mayor gloria. Esto se prueba por un versículo de la biblia:

''Cualquiera que de a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, de cierto os digo que perderá su recompensa''
(Mateo 10:42)

No obstante, entonces bien se puede decir que el acto remiso pareciera ser igual de valioso que el acto intenso. Ahora, el acto remiso por sí mismo no aumenta el hábito tanto como sí lo hace el acto intenso. En ese caso, sería necesario que el acto remiso se vuelva constante y continuo en el tiempo para desarrollar más hábito. Por lo tanto, en este sentido los actos remisos multiplicados podrían llegar a tener más hábito que solo un acto intenso, y en consecuencia aumentaría la caridad. Eso sí, no por cualquier acto se incrementa la caridad, debe ser un acto de hábito.

Disminución en la caridad

Pecado venial en la caridad

Por cierto que la caridad debería disminuir puesto que el pecado venial es una ofensa directa a Dios. Otros dicen que no disminuye sino que se elimina por completo la gracia y la caridad. De hecho, esta es la opinión de Altisodoro(1). En todo caso, cuando la caridad se ve interrumpida por un pecado mortal, se dice que ya no hay posibilidad alguna de caridad. 

Sin embargo, de acuerdo a Vitoria, esto no es posible. Es decir, el pecado venial o mortal solo puede disminuir la caridad respecto del pecado en que se cometió; por ejemplo, si se cometió adulterio, entonces la caridad baja con respecto al adulterio, no con respecto a la caridad en sí. 

Por lo demás, los pecados veniales o mortales son determinados, en otras palabras, son limitados en números de actos. En efecto, el hombre puede cometer una cierta cantidad de pecados durante su vida. Lo mismo pasa con las virtudes. No por cometer un pecado venial o mortal las virtudes desaparecen inmediatamente, de hecho, no desaparecen y pueden volver a nacer en la misma persona. 

En consecuencia, la caridad disminuye pero no se elimina por completo. Los pecados veniales y mortales, los cuales Vitoria los equipara puesto que matar a un hombre es un pecado mortal y venial, solo disminuyen la caridad pero no la eliminan.

Conclusión

La caridad tiene sus propias características, y por lo que vemos en el pensamiento de Vitoria esta puede disminuir y aumentar de acuerdo a los actos realizados por el hombre. A primera vista, el filósofo considera que incluso los actos más remisos pueden generar algo de caridad, pero que estos deben ser continuos en el tiempo. Por otro lado, también concluye que los pecados veniales y mortales disminuyen caridad, pero no la eliminan por completo.

1 comentario:

  1. Nada de caridad pienso yo estábamos hablando hoy que un buen comerciante trabaja con productos estrella y a un precio RAZONABLE para no llegar a la saturación de los mercados y consecuente crisis y quiebra, las falsificaciones, fraude,ilusionismo, trampas, falacias, engaños deberían de estar castigadas por el código de comercio en Legislación proteger al autónomo al empresario mediano y a la pequeña empresa y multinacionales en fraudes en China y en España las medianas empresas tamaño Pescanova son las más competitivas y están volviendo como vemos en supermercados Mercadona...

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