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domingo, 7 de abril de 2019

Santo Tomás de Aquino - Summa Contra Gentiles (Libro II: La creación) (1263)

En el libro precedente vimos las características de Dios. Ahora veremos cómo es que Dios creó el mundo y desde qué elementos lo construyó. Esta puede ser otra de las grandes preguntas que Santo Tomás de Aquino tendrá que enfrentar no solo con sus adversarios, sino que también contra sus correligionarios. Por supuesto ya hemos visto que el aquinate no tiene ningún resquemor o problema en hacerlo, pues este es un libro que, recordemos, va dirigido hacia los misioneros. Veamos que nos tiene en otra larga lectura el aquinate.

Referencias:

(1) Idea de Aristóteles en sus libros de física.

SUMMA CONTRA GENTILES


Libro II: La creación

Capítulo I: Filósofos y Teólogos


Pareciera ser que en la historia del conocimiento, los filósofos y teólogos se han diferenciado por sus explicaciones en cuanto al mundo. Sin embargo, esto no es tan así como se ve según Santo Tomás. Para el filósofo, ambos, el filósofo y el teólogo llegan a una verdad que es Dios. La diferencia es que el filósofo llega a Dios a través de las creaturas, mientras que el teólogo habla directamente de Dios. 

Capítulo II: Dios y su relación con las creaturas

Santo Tomás nos dejó claras las características de Dios en el libro precedente. Por lo tanto, Dios sería el ser más perfecto que pudiera existir en el mundo; y al ser así, entonces tenemos que debe ser el creador de todo aquello que son sus creaturas. De otro modo, no podría ser posible llamarlo Dios porque se estaría negando la omnipotencia. 

Sin embargo, hay una pregunta importante ¿cómo es que Dios puede tener relación con aquello que tiene accidentes? Dios por su omnipotencia puede conocer a todos los seres y tener una relación en cuanto uno es agente y el otro paciente. Todos los seres creados por Dios pertenecen a él por participación y no por substanciación. 

Capítulo III: El movimiento de Dios y su creación de la nada

Con todo el poder que tiene, podríamos decir perfectamente que Dios creó los seres de la nada. El movimiento no es exactamente una característica de Dios ya que él es infinito y abarca todos los seres. Esto demuestra que Dios no puede hacer las cosas desde la materia, pues toda criatura que necesite crear algo, tendrá que hacerlo de materia preexistente; dicha materia preexistente tendrá que buscarla y encontrarla para crear. Ese no es el caso de Dios quien no se mueve y que creó todos los seres desde la nada. A eso también debe añadirse el tiempo, es decir, quien ''cree'' algo va a tener que hacerlo sometido al tiempo. Dios no está sometido al tiempo, por lo tanto su creación fue de la nada. 

Capítulo IV: ¿Es eterno el mundo?

Antes de contestar esta pregunta debemos establecer las acciones del agente:

Movimiento por sí mismo: como cuando el fuego se mueve para todas direcciones. 

Movimiento por accidente: cuando el animal es incentivado a moverse porque despertó o por que vio algo de comida. 

Ninguno de estos movimientos pertenece a Dios ya que Dios es eterno, es decir, siempre ha estado ahí. Si fuera por sí mismo, entonces se tendría que poner en potencia lo cual es ridículo, ya que Dios siempre estaría en acto. 

Ahora, de la opinión común de todos los filósofos se dice que nada puede venir de lo que no es. Por lo tanto, todo debe provenir de algo y ese algo de todo algo, pero no sería posible que esto fuera ad infinitum porque si fuera así, entonces ninguna generación de alguna cosa daría lugar(1). Por eso, si decimos que las cosas vienen a la existencia por un movimiento ya sea en sí mismo o de movimiento de un agente, entonces este debe ser realizado por un agente que no es eterno. Como estos agentes que crean no pueden ser eternos, entonces se establece que necesitan tener un principio creador; ese principio es Dios. 


Capítulo V: Substancias intelectuales

Por supuesto, Dios ha creado seres superiores e inferiores. Quienes más se acerquen al ser superior son los que tienen más inteligencia; por lo tanto, el ser humano está más cerca de su creador por tener la inteligencia. Esto deja en entredicho que los cuerpos no pueden formar parte de los seres superiores, al contrario, es la sustancia de estos cuerpos la que más se acerca a ellos. Así, lo que realmente importa de los ángeles y de los cuerpos celestes son sus substancias. En efecto, el ser humano se imagina a los ángeles con cuerpos, pero esto no sería más que una representación; en realidad son substancias. 


Capítulo VI: Diferencias con Platón

Para Platón, el hombre era una unión de alma con cuerpo, pero no mezclados o fundidos, es decir, el hombre no era una mezcla de alma o cuerpo, sino que más bien era cuerpo por un lado y alma por el otro. Un ejemplo sería que el hombre es como el capitán de un barco y el barco es el cuerpo; así, el barco no se podrá mover si el capitán no lo pone en movimiento. 

Sin embargo, Santo Tomás no está de acuerdo con lo dicho por Platón, primeramente porque Santo Tomás adhiere a la idea de Aristóteles de que el alma está unida con el cuerpo. De ahí que podamos sentir los estímulos del mundo exterior y nuestra alma responda a ellos. En este sentido, el alma sensitiva descrita por Platón, sería lo mismo que el cuerpo animado que responde a un estímulo.

De hecho, recordemos que Platón decía que el ser humano estaba compuesto de tres almas: sensitiva, nutritiva e intelectiva. No obstante, de aquí ya no podríamos determinar un ser sino que tres. Por lo tanto, lo sensitivo, lo nutritivo y lo intelectivo no serían almas, sino que más bien funciones del alma

Finalmente, siguiendo con las enseñanzas de Aristóteles, Santo Tomás nos dice que el alma y el cuerpo son uno solo; no son separables de ninguna forma. 

Capítulo VII: Diferencias con Averroes

Otra diferencia que sostiene Santo Tomás de Aquino es con referencia al intelecto. El filósofo árabe decía que el intelecto agente y el intelecto posible eran dos intelectos separados. Bueno, el único que el hombre podía tener era este intelecto posible, mientras que el intelecto agente estaba separado de él. Santo Tomás no está de acuerdo con la visión de Averroes diciendo que en vez de que estén separados, en realidad hay una unidad. De hecho, para el estagirita, el intelecto posible y el intelecto agente están junto en la misma alma. 

Esto se funda en Santo Tomás debido a que ambos tienen similares características, es decir, hay cosas que el intelecto posible es capaz de captar y otras que no es capaz al igual que el intelecto agente.Si existiese un intelecto agente aparte, entonces tendríamos otro ser que nos confiere el intelecto agente y eso no es posible. Por lo tanto, tanto el intelecto agente como el posible están en el hombre.

Capítulo VIII: La creación del alma

Mucho se dice que si Dios creó las almas, entonces el alma del hombre está hecho de la sustancia de Dios. Sin embargo, esto es negado por Santo Tomás de Aquino, pues de ser así tendríamos las mismas características de Dios lo cual es imposible. Otros dicen que podría ser el semen la causa del alma, pero de ser así el alma dependería de un cuerpo lo cual es absurdo. Los cuerpos vienen de otros cuerpos pero el alma debe venir de otra parte. 

El alma no se crea por sí misma ni tampoco se crea por accidente. Por lo tanto, el único creador que nos quedaría es Dios. En otras palabras, la creación de Dios hace posible que el alma exista. Así como un escultor crea una estatua que no viene de él, Dios crea las almas que no son hechas de su sustancia. 

Finalmente, tenemos que tanto el mundo como el alma fueron creados desde la acción de Dios y no de su propia substancia. 

Conclusión

Santo Tomás de Aquino hace un análisis de la creación desde todo los postulados anteriores, pero no solo desde la creación en sí sino que también de las cosas creadas. Vemos que en este punto de la Summa Contra Gentiles nos presenta la introducción y la crítica del aquinate frente a todos los demás planteamientos, sobre todo en el momento de criticar a Averroes y con él a todo el espectro árabe que sostenía que el mundo era tan eterno como Dios (a excepción de Al-Ghazali). Seguimos con la Summa Contra Gentiles (aún falta mucho).
















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