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miércoles, 12 de diciembre de 2018

San Alberto Magno - Sobre el alma (Libro II: Sustancia del alma y sus partes) (Tratado IV: El sentido común)

Como vimos en la entrada anterior seguiremos hablando de los sentidos y su importancia en el desarrollo y movimientos del alma. Esta vez mezclaremos algo clave en los sentidos, pues de ellos siempre se dicen que son ''particulares'' y no universales; sin embargo, en este capítulo veremos lo común que tienen todos los sentidos. En efecto, quizás desde esa mirada podamos tener un punto Universal o algo que los acerque un poco más al primer motor. 

Sobre el alma

Tratado IV: Lo común de los sentidos

Capítulo I: Los sentidos y las especies sensibles


Es interesante lo que aquí dice Alberto Magno con respecto a los sentidos, ya que reconoce que hay una especie de aprehensión que permite recibir la especie sensible sin la materia. Cuando se habla de esta manera, se quiere decir que por ejemplo, el sentido a recibido el color, el sabor y el sonido de los objetos que siente. Por más que esté la materia presente, el sentido de todas maneras puede aprehender todo lo que observa o siente de la materia, sin la materia misma. 

Capítulo II: Los objetos sensibles en seres carentes de sentido

En efecto, si un ser no tiene el sentido del olfato, este no puede ser afectado por el olor que emana de alguna parte. Sí puede haber un pequeño movimiento, como en el ejemplo del viento cuando éste transmite el sonido a una pared y esta pared se mueve. La pared se movería por accidente, pero las paredes carecen de sentido. 

Pareciera ser entonces que los objetos sensibles no obran en aquello que carece de sentidos, o, dicho en otras palabras, aquello que no es animado. De este modo, el objeto sensible es entendido de dos maneras: formal, con miras a la operación de los sentidos; y material, con miras de aquello que es perceptible. 

Por lo tanto, tendríamos una dicotomía entre estos conceptos:

  • Sentido: forma
  • Percepción: materia


En otras palabras, sentimos la forma y percibimos la materia. 

Capítulo III: Sólo existen 5 sentidos

Los cinco sentidos nos permiten aprehender la materia además de percibirla. Los medios para estos 5 sentidos son los elementos sublunares (aire, tierra, agua y fuego), lo que quiere decir que podemos sentir o percibir ya sea lo lejano o lo cercano.

La audición, la vista y el olfato son estos sentidos que pueden aprehender lo lejano, mientras que el gusto y el tacto necesitarán de la materia para sentir. De aquí que se funde la necesidad de sólo tener 5 sentidos. 

Capítulo IV: La naturaleza de los órganos

Todo órgano entonces pareciera tener su elemento a excepción del fuego que lo consume todo. El aire es connatural al oído y a la nariz, el agua es connatural al ojo, mientras que la tierra al tacto y al gusto. Los animales perfectos serán aquellos que tengan los 5 sentidos con ellos. 

Capítulo V: No falta ningún sentido se se tienen los 5 

Los objetos tienen ciertas características con las cuales son percibidos y esas particularidades se pueden aprehender por los 5 sentidos. La perfección sensorial de un animal subyace en estos 5 sentidos y si hubiera otro más tendría que existir un animal con un sentido extra y con una materia extra correspondiente. 

Capítulo VI: ¿Un sexto sentido adicional?

Muchos dicen que aparte de los sentidos mencionados, puede mencionarse uno más que está dentro de uno. Por ejemplo, hay veces que la vista puede percibir que un objeto es dulce por las propiedades visibles que tenga. Sin embargo, lo dulce no pasa por la vista sino que más bien por el gusto. 

Ahora, puede decirse que un sentido percibe o siente de manera accidental un sentido determinado, sin embargo, una cosa es que se perciba accidental y otra que se perciba esencialmente. Si queremos ver la verdadera función de un órgano sensorial, entonces debemos ver lo que percibe y recepciona esencialmente. 

Por otro lado, los 5 sentidos no funcionan propia o individualmente, es decir, los 5 están actuando simultáneamente en el hombre, pues si fuera de otra manera, individualmente, no podríamos captar el movimiento ni la magnitud de las cosas que nos rodean. De ahí que no sea necesaria la existencia de un 6to sentido. 

Capítulo VII: Las cinco facultades interiores del alma

En algunos capítulos anteriores vimos que las facultades sensibles podían aprehender los objetos sin la materia. Esta habilidad es llamada por San Alberto Magno ''sentido común'' y pertenece a los seres que tienen 5 sentidos. 

Ahora, esta facultad debe ser generalmente pasiva y por lo tanto en acto. Todas estas sensaciones y percepciones son almacenadas en la inteligencia por alguna fuerza o facultad ubicada en la facultad estimativa, dicha facultad es llamada ''memoria''. 

Lo que ayuda a retener estas imágenes que se perciben es la fantasía, pues esta nos ayuda con las cosas que podemos relacionar para poder recordar de mejor manera lo que habíamos sentido. 

Capítulo VIII: El sentido común

Es imposible que existan dos sentidos que hagan la función de uno y de lotro. Cada sentido tiene su propia función y si hubieran dos, entonces este segundo también tendría la función del primero generándose una confusión. De ahí que Alberto Magno diga


''La naturaleza nunca abunda en lo superfluo''

En otras palabras, la naturaleza siempre hace lo que es necesario entre todas las especies. Por ejemplo, sólo la vista tiene la facultad de ver y no otro sentido, y ctal como los otros puede aprehender el objeto sin materia. 

En este respecto, el sentido común sería el gran juez de todos los sentidos que restan, sean en el ámbito de lo sensible o en el ámbito de la aprehensión de la forma. 

Capítulo IX: Facultad sensitiva y objeto sensible

Lo que suena y la audición son idénticos en acto pero diferentes en cuanto al ser. Cuando algo es potencialmente sonante, entonces es ahí cuando hablamos de sonido, mientras que hablamos de audición cuando el sonante está en potencia en el oyente. 

Tal como la audición, los demás sentidos también tiene su correspondencia entre lo visible y la visión. Esto se puede entender mucho mejor bajo el concepto de agente y paciente donde uno actúa y el otro recibe. Todo sentido tiene su correspondencia con el órgano y con el concepto de las sensaciones. 

Capítulo X y XI: El sentido común y las sensaciones

Sabemos que los objetos nos dan demasiada información por medio de sus características y acciones. Una vez que estos afectan al sujeto, el sujeto mismo los puede entender, aprehender y sentir de maneras distintas. Sin embargo, todos estos procesos ocurren en un solo lugar que sería el sentido común.

El sentido común es único e indivisible. Sin embargo puede ocurrir que en el sentido común se comiencen a sentir más de una cosa al mismo tiempo, es decir, podemos saborear algo amargo y dulce al mismo tiempo. 

Si bien la definición de sentido común como algo indivisible está bien, también debe decirse que su ser es separado. Pero no en el sentido de que es múltiple, sino que en el sentido de que puede captar lo que es separado. Como un objeto puede tener múltiples características que coincidan con los sentidos más de una vez, y que el alma, evidentemente, es capaz de captar, se debe decir que el sentido común es capaz de recepcionar todo sin dejar de ser uno solo. El sentido común, finalmente, remite a facultades distintas una vez que es estimulado. 



Capítulo XII: Sentido común: centro de todos los objetos sensibles

Pareciera ser que el sentido común tiene mucho de material al poder captar el resto de los sentidos en el exterior. No obstante, el sentido común es el inicio, el origen de todos los sentidos; por lo tanto, este sería la derivación de todos lso sentidos y no al revés. Por lo tanto, el sentido común no sería algo material. Sin embargo, tampoco es algo absolutamente incorpóreo, ya que debe tener algo de material para captar los movimientos. Podríamos decir que lo material del sentido común es el cuerpo, mientras que éste es incorpóreo. 

Bajo este respecto, Alberto Magno cita a San Agustín en su obra ''De Trinitate'' para afirmar:

''El alma produce las formas corpóreas en sí misma''

Con esta último cita nos quedaría clara la función del sentido común con respecto a lo hablado anteriormente. 

Conclusión

Es interesante ver el concepto que San Alberto Magno tenía del sentido común, obviamente, un sentido común que es distinto de lo que podríamos decir hoy. Esto está hablado totalmente desde la perspectiva metafísica y no desde la perspectiva lógica (principalmente). Me parece que esta es una revolución que hace Alberto Magno, ya que complementa (o supera) por mucho el concepto que Aristóteles tenía por sentidos. En fin, sigamos con esta gran obra. 

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