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domingo, 19 de agosto de 2018

Tercera Cruzada (1187 - 1191).

Seguimos con los intentos de los cruzados de recuperar Tierra Santa de las manos musulmanas. Recordemos que la Segunda Cruzada terminó con un final frustrante para el cristianismo que no alcanzó los objetivos deseados. No obstante, esto no fue impedimento para emprender una tercera cruzada contra los musulmanes, reafirmando la autoridad del dios cristiano por sobre el musulmán. ¿Qué resultado obtendrá ahora el cristianismo? veámoslo en los siguientes apuntes de filosofìa.

Referencias:

(1) Los cruzados veían esto como una prueba que Dios les había puesto. 


TERCERa Cruzada
(1187 – 1191)


Contexto histórico

Musulmanes

Los musulmanes se hacían cada vez más fuertes al emplear distintas uniones como por ejemplo, Siria y Egipto. Con Siria y Damasco unificada, el rey Nur ad-Din Zangi en el año 1163 emprende una expedición a Egipto con su sobrino Saladino. Este defendió Egipto y junto con Siria conformaron una oposición cristiana. Con el tiempo, Saladino se quedaría con los territorios de Egipto y Siria. En el año 1187, Saladino se toma Jerusalén. 

En un comienzo, Saladino se enfrentaba contra sus propios aliados musulmanes para entrenar. Derramó mucha sangre, pero un cargo de consciencia le sobrevino. Una experiencia le indicaría que para poder resarcirse de sus pecados debía tomar Jerusalén. 

Cristianos

Por otro lado, teníamos a uno de los líderes indiscutidos del cristianismo quien era el famoso Ricardo Corazón de León, el sucesor de Enrique II de Inglaterra. Bajo esta sucesión, Ricardo sería rey de Inglaterra y del norte de Francia. 

Era un devoto católico que quería recuperar Jerusalén a toda costa. Tanto su padre como su madre habían colaborado con las cruzadas anteriores, y él seguiría el destino de ellos. 




Organización de la cruzada

Antecedentes

Las noticias de la caída de Jerusalén llegaban a Europa antes de la llegada del obispo de Josías de Tiro, a quien los cruzados habían enviado por ayuda a Sicilia. Guillermo II de Sicilia se comprometió a ayudar mandando flotas al este, mientras que el Papa Urbano III al recibir la noticia falleció. Su sucesor, Gregorio VIII, hizo el llamamiento para que se iniciara la tercera cruzada. 

Sin embargo, antes de que pudiera organizarse una tercera cruzada, una lenta recuperación se estaba dando en Oriente. Conrado de Monferrato había embarcado en Tiro con una pequeña flota italiana y un número de seguidores, con lo cual Conrado se consideró suficiente para enfrentar a Saladino. Esta, por supuesto, fue una decisión riesgosa pues quería enfrentarse él solo a Saladino que tenía a todo un territorio unificado. 

Batallas de la Tercera Cruzada

Batalla de Hattin

En esta batalla, en la que Conrado decidió luchar solo, los cruzados fueron brutalmente masacrados. La mayoría fueron descuartizados y los que sobrevivieron se les ofreció convertirse al islam, pero ninguno aceptó. Saladino se quedó también con uno de los objetos más preciados del cristianismo: la Vera Cruz, la cruz donde fue crucificado Jesús. 

La noticia de este fracaso de la batalla tardó 2 meses en llegar a Europa desde Tierra Santa. Ricardo se comenzó a preocupar por la terrible situación, ya que los musulmanes podrían obtener Jerusalén definitivamente. 

Caída de Jerusalén

Al final del año 1187, Saladino conquistó Jerusalén definitivamente además de la ciudad de Acre. Es aquí cuando el Papa Urbano III fallece al saber la noticia. La ciudad de Jerusalén volvía a caer en manos musulmanas, y los cristianos la recuperarían a cualquier precio. 

Batalla de Acre

Ricardo Corazón de León reuniría a un gran número de personas para combatir a los musulmanes. Fue una gran convocatoria donde el Papa prometía que todos sus pecados serían perdonados luego de combatir en esta guerra. 

Otro hombre que llevó mucha gente para atacar a los musulmanes fue Federico Barbarroja, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, quien ya había tenido experiencias con musulmanes derrotando a los turcos. Sin embargo, en una batalla Federico cayó al río y se ahogó. 

Comenzó la batalla de Acre en el año 1189, donde los cruzados se enfrentaron a difíciles situaciones. Saladino les había cortado los suministros, por lo que los cruzados sólo podían comer hierbas y otros, desesperados, se unieron al islam. Ricardo caería enfermo y no podría combatir, sin embargo, Ricardo quiere reunirse para conversar con Saladino; este último la rechazó. No obstante, Saladino, en un gesto de caballería, envía a Ricardo frutas para que mejorara su enfermedad, seguramente para que pudieran enfrentarse. 

Una vez recuperado, las tropas de Ricardo combaten nuevamente sobre Acre. Esta vez, Ricardo recuperó Acre y las tropas de Saladino fueron derrotadas debido al cansancio de protegerla. Sin permiso de Saladino, las tropas sarracenas huyeron. 

Se tomaron más de 3000 prisioneros en Acre y a cambio de la liberación de estos, Ricardo pidió a Saladino que le devolviera la Vera Cruz. Sin embargo, Saladino demoró mucho las negociaciones y Ricardo aniquiló a todos los musulmanes en las puertas de Acre. Al enterarse de esto, Saladino transportó la Vera Cruz a Damasco, jamás volvería a verse dicha reliquia. 

Batalla de Arsuf

Después de aquellos acontecimientos, Ricardo comenzaría a dirigirse a Jerusalén. Los dos, Ricardo y Saladino se encontrarían en la ciudad de Jaffa para enfrentarse. 

Los cruzados sufrieron muchas calamidades, sobre todo en las noches de descanso porque era ahí donde aparecían las tarántulas que los mataban(1)

Finalmente, en la localidad de Arsuf (antes de llegar a Jaffa), cristianos y musulmanes se enfrentaron directamente sin ninguna estrategia aparente. Los cristianos ganarían dicha batalla y Jerusalén sería recuperada por Ricardo Corazón de León. 

Las negociaciones y última batalla

Sin embargo, Saladino y Ricardo firmarían un tratado de paz. Ricardo no quería ganar a través de una batalla, él prefería la diplomacia y le escribió una carta a Saladino. No obstante, el diplomático de los musulmanes que era al-Adil, hermano de Saladino, no informó a Ricardo que ellos no se rendirían, que los cristianos no son más que recién llegados a Jerusalén.

Ricardo y al-Adil se volverían amigos debido a las constantes reuniones que tenían. Al-Adil quedó muy complacido con la amistad de Ricardo que incluso éste le ofreció a su hija como esposa, cosa que su hija negó, al igual que al-Adil ya que este no quería volverse cristiano (ni ella musulmán). Cuando esto se supo, los compañeros de Ricardo lo encararon y criticaron de inmediato. 

Luego de esto, Ricardo y su tropa de cruzados se dirigirían a Jerusalén, no obstante, Ricardo no quiso conquistar Jerusalén con el argumento de que una vez capturada, esta sería rápidamente tomada por los musulmanes; en efecto, una vez capturada todos los soldados volverían a Francia, Alemania, Inglaterra, etc. Ricardo dio media vuelta y regresó a Jaffa.

Por otro lado, el hermano de Ricardo, Juan, estaba tomándose el poder de Inglaterra en ausencia de Ricardo. Ricardo tenía dos opciones:


  1. Dejar la Guerra Santa y dejar Jerusalén a los musulmanes. 
  2. Dejar Inglaterra tomada por Juan.

Ricardo optaría por quedarse con la Guerra Santa e intentar un último asalto a Jerusalén. Sin embargo, el asalto no se dio nunca ya que Ricardo ordenó a sus soldados que volverian a la costa. Los soldados de Saladino, sin hacer caso a este, se enfrentaron a los cristianos en las cosas de Jaffa pero fueron aniquilados rápidamente. 

Tratado de paz

Finalmente se da un tratado de paz donde Ricardo se quedaría con las costas de Jaffa y la ciudad de Acre, mientras que Jerusalén quedaría para los musulmanes. Los cristianos podrían transitar libremente por Jerusalén, a pesar de que esta estuviera en poder musulmán. 

Ricardo se iría de Acre en 1192 y al regresar a Inglaterra, éste fue tomado prisionero por el duque de Austria, Leopoldo. Luego fue puesto en libertad por el rey Enrique IV en 1194. Ricardo muere el año 1199 por una flecha combatiendo en Francia.

Saladino moriría un año antes teniendo a todos sus correligionarios y soldados en su contra. 



Conclusión

Esta ha sido una de las mayores decepciones del mundo cristiano. Tenemos por un lado una diplomacia excelente de Ricardo quien realmente no perdió, pues los cristianos podrían seguir utilizando Jerusalén. Por supuesto, por las autoridades de la época, esto era una derrota sin lugar a dudas, mientras que para los musulmanes fue la piedad de Allah quien los ayudó y se apiadó de ellos. Ricardo y Saladino nunca se vieron cara a cara, pero no cuesta imaginar lo devastadores que serían si hubieran unido sus fuerzas. 

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