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domingo, 8 de julio de 2018

San Anselmo de Canterbury - De Concordia (Tercera Controversia: La gracia y el libre albedrío).

No solo es la tercera y última controversia del libro que estamos viendo, sino que también es el último libro de San Anselmo de Canterbury que veremos en este blog. Realmente, viéndolo desde primera vista me parece muy difícil conciliar la gracia con el concepto de libre albedrío, aunque no debemos decir que para Anselmo algo fuera difícil. Siendo que la presciencia, la predestinación ya fueron explicadas junto con el libre albedrío, faltaría ver cómo se desarrolla esto último.

Referencias:

(1) Teniendo su similitud con la consciencia y otras cosas más.
(2) Una discrepancia que tenía San Agustín con los mismos donatistas y priscilianistas, donde estos últimos apoyaban que cualquier clase de cargo eclesiástico debía estar ocupado por hombres libres de pecado, es decir, perfectos. 
De Concordia



Tercera Controversia: Gracia y libre albedrío

Contexto de la controversia

Esta controversia resulta de la discusión en que la gracia es la que destina si el hombre se salva o no. Si esto es así, entonces es imposible hablar de libre albedrío si es que Dios da la gracia (la cual determina el destino del hombre). Por otro lado, muchos dicen que la gracia depende de la entera voluntad, lo cual sugeriría que solo existe el libre albedrío.

Desarrollo de la concordia

Detalle de edad 

Anselmo enfoca la discusión solamente en los hombres adultos y además en aquellos que han hecho el bautizo, pues estos saben qué es el bien y el mal. 

Término de justicia

Antes de empezar Anselmo dice que debe entenderse que todo lo que hace Dios lo hace con justicia, es decir, quien recibe la gracia, la recibe con justicia. La justicia se encuentra en aquellos hombres que tienen voluntad recta en las cosas que solamente conciernen a la justicia, no en aquellas que solo le conciernen a él.

Voluntad y gracia

Una pregunta interesante es ¿quién merece la gracia? de este modo tendremos que decir que aquel que tenga la rectitud de la voluntad. Luego vendría otra pregunta ¿tiene el hombre la rectitud de la voluntad? ¿y si no la tiene cómo la obtiene? el sentido común nos diría que tendría que obtenerla de otro hombre; sin embargo, esto no es posible ya que la rectitud de la voluntad es un principio intrínseco en el ser humano(1)

Esto quiere decir que solo es Dios quien concede la gracia a los hombres y no los hombres a otros hombres. Una vez que al hombre le es dada la gracia, entonces ahí podemos hablar de mantener la rectitud de la voluntad, por lo cual, la gracia y el libre albedrío estarían en conjunto. El libre albedrío mantiene y posee la rectitud solo por la gracia, lo que quiere decir que también perdería la gracia si pierde la rectitud. 

Ahora, si la gracia es para aquellos que mantienen la rectitud de la voluntad ¿qué será de ellos en el cielo? ellos serán los primeros en estar en el paraíso y podrán obtener la felicidad eterna. No obstante, aquellos que hayan cometido injusticia irán al infierno. Quizás esto pueda parecer obvio, pero no tan solamente irán aquellos que cometieron injusticia, sino que tampoco se salvarán aquellos que siendo buenos son injustos en algunas cosas; por ejemplo, aquellos que son castos y envidiosos al mismo tiempo. La felicidad eterna es completa, sin ninguna deficiencia; así mismo, nuestro comportamiento debe ser perfecto(2).

Volviendo a la gracia y al libre albedrío, Anselmo cita un verso de la biblia:

''Sin mi no puedes hacer nada''
(Juan 15:5)

Lo que quiere decir que sin gracia no se podría obtener el libre albedrío. En un ejemplo, si existe un hombre que no tiene ropa y necesita abrigarse del frío, y alguien le concede una ropa, él debería estar agradecido no solo de la ropa sino de quien se la dio, así mismo ese ''alguien'' es Dios y la ''ropa'' sería la gracia.

De este modo, la gracia y el libre albedrío serían concedidos por Dios, además de ser totalmente concordantes. 

Conclusión

Hemos por fin terminado los libros filosóficos de San Anselmo de Canterbury, por lo que recomiendo que se revise cada uno desde el principio para abordarlo de mejor manera; cada libro es una continuación del otro y deben ser comprendidos continuamente. La mayor prueba de esto es el ejemplo de las tres controversias dadas anteriormente. ¿Quedaron satisfechos con la explicación de Anselmo sobre el libre albedrío? si no es así, entonces te invito a que plantees otra alternativa en la parte de comentarios abajo.

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