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viernes, 6 de julio de 2018

San Anselmo de Canterbury - De Concordia (Segunda controversia: Predestinación y libre albedrío).

Hemos resuelto la duda sobre la presciencia y el libre albedrío del cual hablaba San Anselmo de Canterbury en el capítulo precedente. Ahora nos falta hablar sobre la predestinación que está en la concepción cristiana donde Dios no solo conoce sino que guía el destino del hombre. Sin embargo, ¿cómo podemos hablar de un destino determinado si por otro lado tenemos el libre albedrío? Parece ser que es un problema que se puede solucionar con la información entregada anteriormente, pero veamos más en detalle en esta breve parte. 

De Concordia



Segunda Controversia: Predestinación y libre albedrío

Es de vital importancia ver el capítulo anterior para comprender cómo Anselmo resuelve el problema de la Predestinación y el Libre Albedrío. Dejo el link aquí para que revisen.

Conceptos y problemas generales

La Predestinación sería aquello que es igual a la predeterminación. En otras palabras es aquello que está determinado a ocurrir, y por supuesto, esta predeterminación la hace Dios. Si esto es así, entonces tanto las buenas acciones como las malas acciones están obligadas a pasar y por lo tanto no habría libre albedrío. En cambio, si solo fueran a ocurrir buenas acciones, entonces el libre albedrío estaría relacionado solo con el mal lo que es completamente absurdo. 

Por esto, pareciera ser cada vez más que a medida que existe la Predestinación no existe el Libre Albedrío y viceversa. 

Conciliación de los conceptos

Anselmo nos dice que los conceptos de Predestinación y Libre Albedrío se unen cuando se dice que las acciones del Libre Albedrío están predestinadas a ejecutarse. No obstante, debemos reconocer muy bien cuando las cosas pasan por necesidad o por voluntad.

Recordemos que todo aquello que ocurre por necesidad no tiene otra opción de ser de otra manera; por ejemplo, que el sol salga por el este y se esconda en el oeste. Por otro lado, tenemos acciones que se hacen por voluntad; por ejemplo, cuando un hombre golpea a otro. Esto último no ocurre por necesidad pues el hombre puede evitar el golpear a otro, es solo una cosa de voluntad.

Por lo tanto, debemos decir que el Libre Albedrío subyace en la voluntad del hombre, mientras que la Predestinación es simplemente aquel conocimiento que se tiene de aquella voluntad que ocurrió en la realidad. 

Conclusión

Esta podría haber sido la solución más fácil que un cristiano puede dar al problema del Libre Albedrío. Sin embargo, amigos míos, esto no queda aquí pues aún falta un último capítulo que habla sobre este tema, y por consiguiente terminaríamos los libros y el análisis de San Anselmo de Canterbury. Si ya discutimos la Presciencia y la Predestinación, entonces finalmente nos quedaría analizar el Libre Albedrío con la Gracia. 

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