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domingo, 30 de abril de 2017

San Agustín de Hipona - La Trinidad (Libro I: Naturaleza de Cristo) (399).

Uno de los dogmas de fe más conocidos en toda la historia de la humanidad está explicado aquí en este libro de San Agustín de Hipona ¿Cómo se entiende la Santísima Trinidad? De partida sabemos que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y que cada uno es trino y que no pueden entenderse por separado. Aún más, debemos decir que ni el Padre es el hijo ni el Hijo el Padre así como tampoco el Espíritu Santo no es ninguno de los dos. ¿Qué significa este galimatías? Esto tendrá que aclarárnoslo San Agustín en los siguientes apuntes de filosofía.

LA TRINIDAD

LIBRO I: NATURALEZA DE CRISTO
La calumnia de los herejes

Han pasado varios años desde que San Agustín se unió a la fe católica y junto con esto se han producido muchos cismas en la Iglesia. Antes de explicar el concepto de Trinidad, Agustín llama a no escuchar a esos hombres que sólo se dedican a refutar las cosas divinas a través de la razón. La lectura espiritual es lo más importante en estas cosas, y tratar de entender a través de la medición o el atributo no es correcto. 

También pide a los lectores que tengan la misma apreciación lectora por sus escritos, es decir, que lo hagan por medio del espíritu más que por la letra.

La conformación de la Santísima Trinidad

Es realmente difícil explicar lo que es la S.T. porque se dice que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que además estos tres conforman un solo Dios. 

Empecemos primero por las S.E. para ver qué podemos descubrir de este fenómeno:

El padre y el Hijo

La primera referencia del Hijo la tenemos en un pasaje de Juan:

''En el principio estaba el Verbo, el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros''
(Juan 1:5)

El Verbo es el mismo Hijo de Dios que apareció entre los hombres porque se hizo carne. Ese Hijo era el mismo Jesús que vino a la tierra a entregar su enseñanza. Por lo tanto, el Verbo que es el mismo Dios es consustancial al Padre. Toda sustancia que no es criatura es Dios, mientras que la sustancia que no es criatura es Dios. Si el Verbo no es criatura de Dios pero sí es sustancia, entonces es consustancial a Dios, pues Dios tampoco es criatura. 

Sin embargo, muchos podrían perfectamente decir que el Padre es superior al Hijo, pues las S.E. dicen:

''El Padre es mayor que yo''
(Juan 14:28)

Jesús dijo esto en el libro de Juan, pero se debemos entenderlo de la siguiente forma: el Padre y el Hijo son iguales, pero el Hijo es inferior al Padre. ¿Cómo? por dos razones: 

  1. Son iguales por naturaleza, pero son distintos por condición porque el Hijo no puede existir sin un padre. 

Esto quiere decir que antes de habitar entre los hombres, el Verbo era de naturaleza perfectamente igual al padre, pero cuando comenzó a habitar entre nosotros el Verbo se volvió esclavo de la mortalidad. Una vez que Jesús es muerto, vuelve a ser como el Padre y a formar parte de la Trinidad. Por otra parte, San Agustín también ha dicho que el Hijo no se puede entender por sí sólo, sino que más bien con un Padre. 

El Espíritu Santo

Absurdo sería alejar al Espíritu Santo del Padre y del Hijo, pues sin este no habría Trinidad. De ahí que digan las S.E. 

''Y yo rogaré al Padre, y os enviará otro abogado que para siempre esté con vosotros''
(Juan 14:17)

Eso sí, el Espíritu Santo es superior al Hijo también como lo dicen las S.E. 

''Quien hablare contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero quien hablare en contra del Espíritu Santo, no será perdonado'' 
(Mateo 12:32)

En efecto, el Espíritu Santo incluso se dice que es la morada del Padre y del Hijo. ¿Cómo podrían coexistir Padre e Hijo sin la morada que los contenga? así, también el Espíritu Santo que no es criatura ni del Padre ni del Hijo, es coeterno a ellos por no ser creatura. 

Las dos naturalezas de Cristo

Cristo fue enviado a este mundo para impartir la doctrina de Dios, no la de él. Por esto, todo lo que sale de Cristo (el habla) en realidad es de Dios porque el Verbo de Dios (o la palabra de Dios) es el Hijo mismo (porque el Verbo es el Hijo). 

Ahora, hay otro texto confuso de la biblia que dice:


''Yo no juzgaré. Es mi palabra la que ha hablado la que juzgará''
(Juan 8:15)

¿Qué significa esto? ¿acaso lo que habla Jesús no es el mismo Verbo del Padre y por lo tanto, el mismo Jesús que es Hijo y Verbo? Lo que pasa, es que Jesús en la condición de mortal no es el Verbo, sino que todo lo que habla es el Verbo. Por eso, debemos decir que quien realmente juzgará es el Padre a través del Verbo. 

Para aclarar, el Hijo está separado del padre cuando se hace carne por el Verbo y está junto al padre una vez que resucita y se hace divino. Esas son sus dos naturalezas. 

Conclusión

Una larga explicación sólo para aclarar la relación que el Hijo tiene con el Padre y para saber también cuáles son las naturalezas del Hijo. Todo esto está respaldado con la biblia, pues San Agustín no puede dejar la explicación bíblica fuera de sus teorías sobre la Santísima Trinidad. Falta ver aún más a fondo lo que significa la naturaleza del Espíritu Santo que, si bien ha quedado explicada en este libro, todavía quedan algunas cosas por aclarar por separado. Preparémonos para el siguiente libro de Agustín donde nos hablará del Espíritu Santo.

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