Páginas

sábado, 19 de diciembre de 2015

Aristóteles - La Política (Libro VI: Examen de la democracia y la oligarquía).

La democracia es el gobierno que representa al pueblo y basta acudir a la etimología del griego antiguo para ver que ''demos'' significa pueblo y ''kratos'' poder. Esta forma de gobierno es de la mayoría y actualmente rige en la mayoría de los países. Aristóteles ya lo decía en el libro anterior, ''la democracia es la forma de gobierno más duradera y consistente'', lo que no se aleja para nada de la realidad actual, a pesar de que ya han pasado más de 2000 años. En todo caso, las democracias ya no parecen ser tanto ''el poder del pueblo'', mientras existan gobernantes que no sigan la verdadera voluntad del pueblo y se inclinen más por sus propias ambiciones que por el bien común. Veamos que más nos tiene que decir el gran filósofo de la Antigua Grecia. 

La Política


LIBRO SEXTO: EXAMEN DE LA DEMOCRACIA Y LA OLIGARQUÍA

Capítulo I: Generalidades de la democracia


Volveremos a decirlo, la democracia es la forma de gobierno más duradera y consistente de acuerdo con Aristóteles. La democracia tiene muchos elementos en sus principios y la combinación de estos van formando distintas especies de democracia. 

Las causas de la variedad o especies de democracia son las siguientes:
  • Distintas clases que la componen: labradores, artesanos y mercaderes.
  • Las instituciones de la democracia que cambian por medio de las clases anteriormente mencionadas. 

Desde estos dos puntos surgen distintas especies de democracia, en los siguientes capítulos veremos más en detalle dichos principios. 

Capítulo II: Principios de la democracia

El principio fundamental de la democracia es la libertad porque se gobierna y se es gobernado por turnos. En este sentido, la democracia no se basa en una igualdad por méritos (como en la aristocracia o la oligarquía), sino más bien en una igualdad numérica. Por lo tanto es la mayoría quienes deben tomar las decisiones y dicha mayoría son los ciudadanos.

Ciudadanos 

Así como la elección representa un fundamento de la libertad, la vida de los ciudadanos es llevada tal y como ellos quieran. El ciudadano no está obligado a obedecer, a menos que luego él también tenga que mandar y ser obedecido. 

Procedimientos democráticos

La forma de elegir magistrados o personas que se encarguen de cosas importantes difiere de otras formas de gobierno. Veamos algunas características. 


  • Los cargos públicos se eligen por todos los ciudadanos.
  • Las magistraturas deben elegirse por sorteo sin exigir riqueza.
  • Los magistrados no pueden ejercer dos veces consecutivas el mismo cargo. 
  • La justicia debe administrarse por todos los ciudadanos.
  • Las magistraturas secundarias no deben tener mucho poder.
  • Todos los cargos públicos deben ser remunerados (Asamblea general, tribunales y magistraturas inferiores). 
  • No pueden haber magistraturas vitalicias. Si las hubiera se debe analizar su continuidad por sorteo. 

Estos son los procedimientos y principios que se debe tener en una democracia. 

Capítulo III: Igualdad y justicia en la democracia

La democracia basa su gobierno en la soberanía de las mayorías, mientras que en la oligarquía la minoría ejerce la soberanía; sin embargo, las dos incurren en una injusticia. 

En efecto, la oligarquía, al poner la soberanía sólo en la minoría (los ricos) el gobierno se convertirá directamente a una tiranía. La democracia, por otro lado, distribuirá la riqueza de los ricos entre la mayoría.

Puede ser que sea factible hacer eso, pero se debe hacer imponiendo límites. Aristóteles nos presenta un ejemplo. 

Digamos que tenemos diez ricos y veinte pobres. De entre los ricos, seis de ellos tienen una posición y de los veinte pobres quince sostienen otra. Los cuatro ricos que restan del grupo se unen a los quince pobres y los cinco pobres restantes se unen a los seis ricos quedando algo así: 11 por el lado de los primeros 10 ricos y 19 por el lado de los veinte pobres anteriores. Es obvio que el segundo grupo es el que gana y así tendremos una democracia donde no se excluye a los ricos.  

Si pasara que los grupos tienen iguales votos, se decidirá por sorteo quien gane. 

Capítulo IV: Clase social en la democracia

Labradores

La clase que es más conveniente para el sistema democrático es la de los labradores. Esta clase vive de su propio sustento y no tiene tiempo para acudir a asambleas ni consejos, pues debe estar preocupado de su subsistencia. De este modo, esta clase nunca codiciará las cosas de los otros labradores o ciudadanos. 

Además, esta clase posee una robustez que las otras no poseen y por lo tanto también servirán para la guerra. 

Elección y participación de cargos públicos

Cuando se otorga el derecho a los ciudadanos de elegir ellos los magistrados, al mismo tiempo se satisface las necesidades de mando que tienen. Para las magistraturas de alto nivel es necesario exigir una alta calificación propietaria, así, sólo los mejores pueden ejercer las magistraturas y el pueblo confiará en que se llevarán las cosas correctamente.

Para que los ciudadanos participen de los cargos públicos es necesario que no se les exija mucha renta. 

Mercaderes

Aristóteles no se explaya mucho sobre los mercaderes, salvo que son quienes se pasean por los mercados y no pueden vivir sin el trabajo del agricultor. 

Capítulo V: Conservación de la democracia

Más importante que fundar o establecer un Estado democrático es mejor conservarlo por un largo período de tiempo. 

Los demagogos para agradar al pueblo confiscan todos los bienes materiales de los ricos, pero esto es una pésima forma de hacer democracia. Para esto, es mejor que la ley determine que se disponga de los bienes que fueron recaudados por traición, y que no se vayan al tesoro público, sino como tributo de los dioses. 

Problemas que pueden suscitarse

El vicio en la democracia puede hacerse visible cuando la ciudad es demasiada populosa y el Estado no alcanza a hacer que todos los ciudadanos participen; este es uno de los peligros más frecuentes en las democracias. Su solución sería que el Estado pida contribuciones extraordinarias para abarcar a todos los ciudadanos en la asamblea.  

Si el Estado no puede pedir dichas contribuciones y por lo tanto no puede recurrir a todos los ciudadanos, entonces los ciudadanos se tendrá que reunir en las asambleas pocas veces y por poco tiempo. 

Cuidarse de los demagogos también es importante porque ellos son los que pueden hacer que la democracia se transforme en tiranía. 

Capítulo VI: La oligarquía

Algo característico de la oligarquía es la calificación propietaria, la cual es de dos tipos: una baja y otra muy elevada. Las magistraturas que son de poca importancia tienen calificaciones bajas, mientras que las de calificación más elevada son de gran importancia. 

Eso sí, lo anteriormente escrito pertenece a una primera especie de oligarquía, pero existe otra donde las calificaciones propietarias son muy elevadas y estas oligarquías se llaman dinásticas o tiránicas. Estas oligarquías sólo pueden preservarse por medio del aseguramiento de la vigilancia y el ejército. 


Capítulo VII: El ejército de la oligarquía

El gobierno que mejor se adapte a la caballería tendrá la oligarquía más perfecta y asegurada. Otra especie de oligarquía está compuesta por una infantería pesada, pero no será tan buena como la anterior. Si es una infantería ligera, ya no podrá considerarse como una oligarquía sino más bien una democracia. 

Es muy peligroso que en la oligarquía haya un pueblo armado y sobre todo si la oligarquía sólo está armada con infantería ligera. También será necesario procurar derechos políticos a los ciudadanos para aplacar una posible afrenta, de lo contrario, la oligarquía siempre se verá amenazada.

Capítulo VIII: Las magistraturas

En las magistraturas importantes unas deben estar a cargo del mercado público. Todas las personas en una ciudad compran y venden cosas, por lo tanto, es una actividad fundamental que debe ser regulada por las magistraturas. 

Lo otro que debe estar a cargo una magistratura es de la preservación y restauración de los bienes públicos como edificios deteriorados y caminos públicos. 

La tercera magistratura debe estar administrada por los guardias de la ciudad también llamados astynomía. Deben vigilar todas las actividades que se realizan en al ciudad, incluídos los campos y los bosques. 

La cuarta magistratura tiene que ver con los tesoros del Estado. Es necesario que existan recaudadores o tesoreros de los fondos públicos del Estado. Quien examine las cuentas y las riquezas del Estado, no debe estar relacionado con quién maneja el dinero, su labor solo debe ser supervisar. 

La quinta magistratura corresponde a los asuntos judiciales y condenatorios. Es importante que exista más de una magistratura de este tipo, como por ejemplo, entre los distintos tribunales. Tampoco debe ser vitalicia.

Otra magistratura no menos importante tiene que ver con los llamamientos a los ciudadanos para que asistan a las asambleas. En otros países se llamaban Senadores, pero dentro de las magistraturas los llamaremos procónsules. 

La séptima magistratura (que ya no es tan política) se refiere al culto a los dioses, a los sacrificios públicos y al mantenimiento de los templos. En algunas ciudades los que hacen esto se llaman reyes, arcontes o pritanos. 

Mientras más pequeña sea una ciudad, no harán falta muchos magistrados, pero siendo grande necesitará muchos. 

Las magistraturas que manejan los poderes supremos del Estado son manejadas por el voto y se dividen en tres: los guardianes de las leyes, los consejeros preliminares y el Consejo.


Conclusión

Siendo los gobiernos más contrarios que existen dentro de la teoría aristotélica de los gobiernos, la democracia y la oligarquía tienen su propia esencia, destrucción y preservación de sus elementos. Sin duda que la democracia sigue siendo el modelo por excelencia, pero también tiene riesgos de perecer si se manera de una manera excesiva; por otro lado, la oligarquía durará menos ya que debe protegerse y armarse mucho para no ser derrocada por el pueblo, y además protegerse internamente por alguna disensión que ocurra entre los oligarcas. En todo caso, es claro que los tiempos han cambiado y  junto con eso, las razones para mantener una democracia. Creo que el pueblo no es tan dueño del gobierno como cree...

5 comentarios: