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lunes, 23 de junio de 2025

Jesús en el Islam

 Jesús en el Islam

Cuando se piensa en Jesús, es común asociarlo de inmediato con el cristianismo. Sin embargo, pocas figuras bíblicas han recibido tanta atención y reverencia en el islam como ʿĪsā ibn Maryam (Jesús, hijo de María). Mencionado en numerosas aleyas del Corán, nacido de una virgen, hacedor de milagros y llamado “Espíritu de Dios” y “Palabra suya”, Jesús ocupa un lugar singular en la tradición islámica. No es Dios ni hijo de Dios, pero tampoco es un profeta más: es un signo (āyah) del poder divino y un símbolo profundo del alma iluminada. En esta entrada exploraremos cómo el islam presenta a Jesús, qué dice el Corán sobre su vida y misión, cómo lo interpretan los filósofos y místicos musulmanes, y qué lugar ocupa en la escatología islámica. Una figura que, lejos de dividir, puede tender puentes entre las grandes religiones abrahámicas.

Su nombre

La forma ʿĪsā (عيسى) en árabe ha sido objeto de mucho estudio e interpretación. No es una simple transliteración del griego Iēsous o del hebreo Yeshua, por lo que la pregunta de por qué se llama así en el islam es muy interesante.

El nombre de Jesús tiene un origen hebreo, y su forma original más aceptada es Yēshūaʿ (יֵשׁוּעַ), una variante abreviada de Yehōshūaʿ (יְהוֹשֻׁעַ), que significa “Yahveh salva” o “salvación de Yahveh”. Es el mismo nombre, por ejemplo, que lleva Josué (el sucesor de Moisés) en la Biblia hebrea.

Esta forma hebrea, Yēshūaʿ, fue común entre los judíos de la época del Segundo Templo, y era usada tanto en la vida cotidiana como en inscripciones. En arameo, la lengua hablada por Jesús, la pronunciación sería muy similar: ʿĪshūʿ o Īshūʿ.

Cuando este nombre fue traducido al griego, idioma en que se escribieron los Evangelios del Nuevo Testamento, se convirtió en Iēsous (Ἰησοῦς), debido a las reglas fonéticas del griego (que no tiene letra para el sonido "sh" y requiere una terminación masculina como "-s"). Desde allí, pasó al latín como Iesus, y luego a las lenguas modernas como Jesús, Jesus, Jésus, etc.

La forma ʿĪsā no coincide fonéticamente con las formas semíticas originales (Yēshūaʿ, Īshūʿ), ni con la forma árabe cristiana clásica Yasūʿ (يسوع). Algunos autores sostienen que ʿĪsā es una inversión de las letras y sonidos de Yasūʿ (forma árabe cristiana), adaptada a la morfología árabe preislámica o coránica. Otra teoría indica que ʿĪsā deriva de una forma siriaca antigua con modificaciones fonéticas para adecuarse al sistema del árabe clásico. Algunos estudiosos sugieren que el árabe coránico no tomó la forma cristiana directa Yasūʿ para evitar confusión doctrinal, y prefirió una forma arcaica.

Más allá de lo lingüístico, es probable que la forma ʿĪsā también tenga un propósito teológico y simbólico: marcar que el Jesús del Corán no es el mismo que el de las narraciones cristianas, diferenciando su figura y doctrina en el marco de la revelación islámica. El nombre ʿĪsā (عيسى) no tiene un significado en árabe por sí mismo, a diferencia de nombres como Muḥammad (“el elogiado”) o Aḥmad. Su sentido está totalmente ligado a la identidad coránica y profética de Jesús, no a un significado léxico interno.

En el Corán

Jesús (ʿĪsā) es mencionado por nombre propio 25 veces en el Corán. Además, si se consideran otras formas de referencia —como “el Mesías”, “el hijo de María” o “el mensajero de Dios”— el número total de alusiones directas e indirectas supera las 90.

1) Sura 2:87

La primera mención de Jesús (ʿĪsā) en el Corán aparece en la Sura 2, aleya 87 (Al-Baqara), uno de los pasajes más tempranos del texto en términos de organización coránica (aunque no necesariamente cronológica). Allí se lo menciona como parte de la cadena profética enviada por Dios:

''Ciertamente dimos a Moisés la Escritura e hicimos que le siguiera una serie de Mensajeros, y luego enviamos a Jesús, hijo de María, con las Pruebas Claras y le apoyamos con el espíritu de santidad''

2) Sura 2:136

La segunda mención de Jesús (ʿĪsā) en el Corán se encuentra en la Sura 2, aleya 136 (Al-Baqara), y aparece en un contexto de unidad profética e integridad de la fe islámica en relación con los profetas anteriores:

“Decid: Creemos en Dios, en lo que se nos ha revelado a nosotros, en lo que se reveló a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y las tribus; y en lo que fue dado a Moisés, a Jesús y a los profetas de su Señor. No hacemos distinción entre ninguno de ellos, y a Él nos sometemos.”

Jesús es reconocido como profeta auténtico: está incluido entre los que han recibido revelación de Dios (waḥy), al igual que Moisés y Abraham. 

3) Sura 2:253

La tercera mención de Jesús (ʿĪsā) en el Corán aparece en la Sura 2, aleya 253 (Al-Baqara), en un pasaje que reflexiona sobre la jerarquía espiritual entre los profetas:

"Así son los Mensajeros: favorecimos a unos más que a otros. A algunos Allah les habló directamente, y a otros los elevó en rango. A Isa, hijo de Maryam, le dimos pruebas claras y lo fortalecimos con el Espíritu Santo (Rūḥ al-Qudus). Si Allah hubiera querido, quienes vinieron después de ellos no se habrían combatido entre sí después de haber recibido las pruebas. Pero discreparon: algunos creyeron y otros no. Si Allah hubiera querido, no habrían luchado entre ellos. Pero Allah hace lo que quiere."

Aquí se lo destaca específicamente por haber recibido "pruebas claras" (muʿŷizāt, es decir, milagros como sanar enfermos, crear un ave de barro, resucitar muertos con permiso de Dios) y por ser reforzado con el Espíritu Santo (Rūḥ al-Qudus), que la mayoría de los exégetas identifica con el ángel Gabriel (Ŷibrīl)

4) Sura 3:45

Este versículo narra la escena en que los ángeles anuncian a María (Maryam) que dará a luz a un hijo milagroso. Es un paralelo a la anunciación del Evangelio según Lucas (1:26–38), pero con características coránicas particulares.

"Cuando los ángeles dijeron: '¡Oh María! Allah te anuncia una palabra procedente de Él: su nombre será el Mesías, Jesús, hijo de María, distinguido en esta vida y en la otra, y uno de los allegados [a Allah]'."

El Corán llama a Jesús “Palabra de Dios” (Kalimatullāh), no porque sea parte de la divinidad, sino porque su creación fue sin intervención de varón, por el solo mandato divino (“¡Sé!” y fue), como Adán (cf. 3:59). Esta expresión también fue interpretada por algunos místicos como un signo de que en Jesús se manifiesta directamente la voluntad creativa de Dios. 

5) Sura 3:52

La quinta mención de Jesús (ʿĪsā) en el Corán aparece en la sura 3, aleya 52, donde se relata el llamado que él hace a sus seguidores y la respuesta de los ḥawāriyyūn (discípulos).

"Y cuando Jesús percibió la incredulidad de ellos, dijo: ‘¿Quiénes serán mis auxiliadores en la causa de Allah?’ Dijeron los discípulos: ‘Nosotros seremos los auxiliadores de Allah; creemos en Allah y da testimonio de que somos musulmanes’."

El versículo muestra que Jesús se dio cuenta de que muchos entre su pueblo no aceptarían su mensaje


Al ver esta incredulidad, Jesús convoca a quienes deseen apoyarlo, pero lo hace en términos claros: no busca seguidores personales, sino "auxiliadores de Allah" (anṣār Allāh). Esta expresión indica que su llamado no es hacia él como persona, sino hacia la causa divina. 

6) Sura 3:55

La sexta mención directa de Jesús (ʿĪsā) en el Corán aparece en la sura 3, aleya 55.

"Cuando Allah dijo: ‘¡Oh Jesús! Yo te tomaré, te elevaré a Mí, te purificaré de los que no creen y pondré a quienes te sigan por encima de los que no creen hasta el Día de la Resurrección. Luego a Mí volverán todos, y Yo juzgaré entre vosotros sobre aquello en lo que discrepabais’."


Algunos exegetas clásicos (como al-Ṭabarī o al-Qurṭubī) señalan que no se refiere a una muerte física, sino a una toma espiritual o suspensión de la vida, en preparación para su elevación al cielo sin haber muerto

Otros lo entienden como una muerte literal que será revertida por una resurrección y elevación, pero la mayoría de la tradición sunní sostiene que Jesús no murió, sino que fue elevado con vida y regresará al final de los tiempos.

7) Sura 3:59

“Ciertamente, para Dios, el ejemplo de Jesús es como el de Adán: lo creó de polvo, luego le dijo ‘¡Sé!’ y fue.”
(Corán 3:59)

El nacimiento milagroso de Jesús, sin padre humano, no implica divinidad. Se lo compara con Adán, quien tampoco tuvo padre ni madre, pero fue creado directamente por la voluntad de Dios. La intención es reforzar el monoteísmo y rechazar cualquier interpretación trinitaria.

8) Sura 3:84

“Decid: Creemos en Dios y en lo que se nos ha revelado… y en lo que se dio a Moisés, a Jesús y a los profetas de su Señor. No hacemos distinción entre ninguno de ellos…”

(Corán 3:84)


Aquí Jesús vuelve a figurar en una profesión de fe común a todos los profetas. La idea es afirmar que el islam acepta toda la revelación previa, incluyendo la de Jesús, sin elevar a ninguno por encima del resto, excepto en virtud de su función profética.

9) Sura 4:157

“Y por haber dicho: ‘Hemos matado al Mesías, Jesús, hijo de María, el mensajero de Dios’. Pero no lo mataron ni lo crucificaron, sino que les pareció así…”
(Corán 4:157)

Se niega la crucifixión de Jesús, uno de los elementos más importantes que diferencia la doctrina islámica de la cristiana. Se afirma que no murió en la cruz, sino que fue elevado por Dios y que su aparente ejecución fue una ilusión o confusión para sus enemigos.

10) Sura 4:171

“El Mesías, Jesús hijo de María, es solo el mensajero de Dios, Su Palabra que Él lanzó a María, y un Espíritu procedente de Él…”
(Corán 4:171)

Jesús es llamado Palabra y Espíritu de Dios, pero al mismo tiempo se niega categóricamente que sea divino. Es un profeta exaltado, no una parte de la divinidad. La aleya también rechaza la doctrina de la Trinidad.

11) Sura 4:172

“El Mesías no se desdeña de ser siervo de Dios, ni los ángeles cercanos [a Él]…”
(Corán 4:172)


Aquí se insiste en la humanidad y servidumbre de Jesús. A pesar de su título de Mesías y su cercanía espiritual, Jesús es ʿabd Allāh (siervo de Dios), como todo profeta. 

12) Sura 5:46

“Y enviamos tras ellos a Jesús, hijo de María, confirmando lo que había antes de él de la Torá. Y le dimos el Evangelio, en el que hay guía y luz…”
(Corán 5:46)


Esta aleya reafirma que Jesús fue enviado por Dios como eslabón legítimo en la cadena profética, confirmando la Torá revelada previamente. El Evangelio (Injīl) que recibió contenía guía y luz, lo que indica su origen divino, aunque el islam sostiene que posteriormente fue alterado o interpretado erróneamente por algunos seguidores.

13) Sura 5:78

“Malditos fueron los que rechazaron de entre los Hijos de Israel por la lengua de David y de Jesús, hijo de María. Eso por su rebeldía y transgresión.”
(Corán 5:78)

Aquí Jesús es citado como profeta que amonestó a los Hijos de Israel, en la misma línea que David. El versículo refleja la continuidad del mensaje profético y la crítica a quienes desobedecieron a los enviados de Dios. Muestra a Jesús como voz de denuncia moral, no sólo como figura espiritual.

14) Sura 5:110

“Oh Jesús, hijo de María, recuerda Mi favor contigo… cuando hablaste a la gente en la cuna y de adulto; cuando te enseñé el Libro, la sabiduría, la Torá y el Evangelio…”
(Corán 5:110, fragmento)


Dios le habla directamente a Jesús, recordando los milagros y dones excepcionales que le fueron otorgados: hablar desde la cuna, curar enfermedades, dar vida a las aves de barro, resucitar muertos, todo “con el permiso de Dios”. Esto subraya su grandeza sin comprometer el monoteísmo: Jesús actúa, pero no por poder propio, sino como instrumento de la voluntad divina.

15) Sura 5:112–113

“Cuando dijeron los apóstoles: ‘Oh Jesús, hijo de María, ¿puede tu Señor hacer descender sobre nosotros una mesa servida desde el cielo?’...”
(Corán 5:112–113)


Los discípulos (ḥawāriyyūn) de Jesús piden un milagro como signo tangible de fe. Jesús responde con prudencia, mostrando su rol como intercesor ante Dios, no como fuente autónoma de poder. Este episodio refuerza su carácter profético y dependiente de la voluntad divina.

16) Sura 5:114–115

“Jesús, hijo de María, dijo: ‘Oh Dios, Señor nuestro, haz que descienda sobre nosotros una mesa servida… y sé nuestro sustento, pues Tú eres el mejor de los sustentadores.’”
(Corán 5:114–115)


Jesús invoca a Dios directamente, subrayando nuevamente su papel subordinado como siervo y profeta. Dios accede al pedido, pero con una advertencia: quienes desobedezcan después de presenciar ese milagro serán castigados. Se refleja aquí una profunda ética de la fe y la responsabilidad.

17) Sura 5:116

“Y cuando Dios dijo: ‘Oh Jesús, hijo de María, ¿acaso tú dijiste a la gente: Tomadme a mí y a mi madre como dioses además de Dios?’...”
(Corán 5:116)

Niega haber predicado su propia divinidad. Es una refutación explícita de la adoración cristiana hacia Jesús y María como figuras divinas. Jesús se presenta como testigo leal del monoteísmo, rechazando toda atribución que no haya venido de Dios.

18) Sura 6:85

“Y Zacarías, Juan, Jesús y Elías: todos ellos eran de los justos.”
(Corán 6:85)


Aquí Jesús es incluido en una lista de profetas justos, destacando su pertenencia a la misma tradición que los profetas bíblicos. No se resalta su carácter milagroso, sino su virtud moral y espiritual, reafirmando su estatus dentro de la cadena profética.

19) Sura 19:34

“Éste es Jesús, hijo de María: palabra de verdad, sobre quien dudan.”
(Corán 19:34)


Lo presenta como una “palabra de verdad” (qaul al-ḥaqq), reafirmando su nacimiento milagroso, su mensaje verdadero y su papel como signo de Dios, en contraposición a quienes dudan o exageran su naturaleza.

20) Sura 33:7

“Y [recuerda] cuando tomamos de los profetas su pacto: de ti, de Noé, de Abraham, de Moisés y de Jesús, hijo de María. Tomamos de ellos un pacto firme.”
(Corán 33:7)


Jesús es nombrado entre los profetas con los que Dios hizo un pacto especial. Esto muestra su papel destacado dentro de la misión profética. En la teología islámica, este “pacto” es una promesa de transmitir fielmente el mensaje divino, que culmina con el profeta Muḥammad.

21) Sura 42:13

“Él os ha prescrito en religión lo que ordenó a Noé, y lo que revelamos a ti, y lo que ordenamos a Abraham, Moisés y Jesús: que establezcáis la religión y no os dividáis en ella...”
(Corán 42:13)


Jesús es mencionado como uno de los cinco grandes mensajeros legisladores. Se destaca la unidad esencial de todos los mensajes divinos: una misma religión revelada en distintas formas, cuyo núcleo es la sumisión a Dios (islām) y la unidad doctrinal, no la división.

22) Sura 43:63

“Y cuando Jesús vino con las pruebas claras, dijo: ‘He venido a vosotros con la sabiduría, y para aclararos parte de aquello en que discrepáis. Temed, pues, a Dios y obedecedme.’”
(Corán 43:63)


Jesús se presenta aquí como portador de sabiduría (ḥikma) y como reformador espiritual. Su rol es clarificar la revelación previa y resolver las discrepancias religiosas, uniendo a su pueblo en la obediencia a Dios. Se reafirma su condición de guía, no de objeto de adoración.

23) Sura 43:64

“Ciertamente, Dios es mi Señor y vuestro Señor. Adoradlo, pues. Este es el camino recto.”
(Corán 43:64)


Jesús reafirma el tawḥīd (unicidad de Dios) en términos absolutamente claros. No reclama divinidad, sino que invita a la adoración exclusiva de Dios como único Señor. Esta fórmula aparece también en otros pasajes coránicos, y es central para distinguir la figura coránica de Jesús respecto a la cristiana.

24) Sura 57:27

“Luego, enviamos tras ellos a nuestros mensajeros; y enviamos tras ellos a Jesús, hijo de María, y le dimos el Evangelio. Y pusimos en los corazones de quienes lo siguieron compasión y misericordia…”
(Corán 57:27, fragmento)


Aquí se subraya la dimensión espiritual del seguimiento de Jesús, asociada a la compasión y la misericordia. También se menciona que algunos de sus seguidores cayeron en formas de monacato que Dios no había prescrito, lo cual refleja una crítica a desviaciones posteriores. Aun así, el seguimiento sincero de Jesús es valorado positivamente.

25) Sura 61:6

“Y cuando Jesús, hijo de María, dijo: ‘Oh hijos de Israel, en verdad soy el mensajero de Dios hacia vosotros, confirmando lo que había antes de mí de la Torá, y dando la buena nueva de un Mensajero que vendrá después de mí, cuyo nombre será Aḥmad’…”
(Corán 61:6)


Jesús anuncia la venida de un profeta posterior, identificado como Aḥmad, uno de los nombres del profeta Muḥammad. Esto sitúa a Jesús no sólo como eslabón profético, sino como precursor del islam. A su vez, se mantiene la idea de continuidad entre todas las revelaciones.

Conclusión

Jesús representa un puente espiritual entre el Islam y el Cristianismo, pero también una frontera teológica profunda. Para los cristianos, es Dios hecho hombre, redentor del mundo; para los musulmanes, un profeta puro y poderoso, signo de la misericordia divina, pero no divino en sí mismo. Esta diferencia no niega su grandeza, sino que invita a contemplar cómo distintas tradiciones reconocen en él un llamado a la fe, la justicia y la cercanía con Dios. Tal vez, en su figura compartida, haya también una semilla de entendimiento entre credos que, aunque distintos, lo pronuncian con respeto.

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