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martes, 28 de mayo de 2024

Simón el Mago y la Simonía


Simón el Mago y la Simonía

Fuentes bíblicas

Simón el Mago era un practicante de las artes quien probablemente provenía de Gitta, en la ciudad de Samaria. Por eso también se le conocía como Simón de Gitta. En dicha ciudad, Simón impresionaba a todas las personas a su alrededor debido a la magia que aparentaba tener, que en realidad no era más que un engaño. Las personas que pasaban por ahí decían ''Esa es la fuerza de Dios''. 

Por cierto, Samaría era una ciudad semi-pagana en la cual Felipe, el evangelista, tuvo la misión de convertir a los paganos al cristianismo. Simón se encontró con Felipe y le creyó, acto seguido, se hizo bautizar por el evangelista. Inmediatamente, Simón siguió a Felipe y quedó maravillado con los milagros que realizaba. 

De acuerdo al Nuevo Testamento en el libro Hechos de los Apóstoles 8:9-24, los apóstoles escucharon sobre el caso de Samaría y enviaron a Pedro y a Juan. Estos dos hombres bautizaron a la gente del lugar, pues solamente fueron bautizados en el nombre de Jesús.

Este bautizo se hacía mediante la imposición de manos con el fin de sanar a las personas y bendecirlas. 

Cuando Simón vio que por medio de la imposición de manos se daba el Espíritu Santo, Simón aprovechó para ofrecerles dinero a los apóstoles a cambio de sus poderes. 

''Dame también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo''

Y Pedro le dijo: 

''Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad y ruega a Dios, y quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en cadenas de iniquidad veo que estás''

Simón contestó:

''Rogad vosotros por mí al Señor, para que ninguna cosa de estas que habéis dicho venga sobre mí''


Después de este evento, la Biblia nunca más hace referencia a Simón el Mago. Parecería, contrario a textos apócrifos y gnósticos que buscan glorificar su papel como mago y sus habilidades satánicas anteriores, que Simón se arrepintió y puede haber continuado siendo miembro de la iglesia local en Samaria. Sin embargo, Justino Mártir y otros apologistas cristianos como Ireneo insisten en que era un anticristo y continuó su brujería, incluso fundando el gnosticismo mismo. La avaricia de Simón es recordada en la palabra moderna simonía, "usar la religión como medio de lucro".

Otras fuentes

Como Simón el Mago era originario de Samaría, se decía que era discípulo de Dositeo quien había fundado una secta. De acuerdo con las homilías de las Pseudoclementinas, Simón había dicho:

''Yo me puedo hacer invisible para aquellos que quieran capturarme, y yo puedo revelarme abiertamente de nuevo cuando así yo lo desee. Si yo quiero escapar, yo puedo hacer un túnel a través de las montañas y las rocas como si fuera barro. Y si me tirase cabeza abajo de una alta montaña, sería llevado a tierra, ileso, como si me llevaran en un vehículo''

Era un hombre que dentro del grupo sectario construía un liderazgo cada vez más notables por sus artes. 

La secta fue adquiriendo tintes gnósticos. 

Simón proponía una enseñanza donde Dios el Padre creó primero al Espíritu Santo, también conocido como Ennoia o Nous. Este Espíritu Santo, al entender la voluntad divina, descendió a los niveles inferiores del cosmos y dio origen a los ángeles y poderes. Estos ángeles, sin embargo, se llenaron de celos y deseos hacia el Espíritu Santo debido a su gran belleza, y la capturaron, aprisionándola en cuerpos materiales, condenándola así a la reencarnación continua en cuerpos humanos.

Simón se identificaba a sí mismo como la encarnación de Dios Padre, el Hijo de Dios, con la misión de liberar al Espíritu Santo de su esclavitud impuesta por los ángeles rebeldes. En su búsqueda terrenal, Simón encontró al Espíritu Santo en Elena, quien estaba atrapada en el cuerpo de una prostituta, y se casó con ella. Este relato sirve como una metáfora para todos los seres humanos, cuyos espíritus están confinados en cuerpos materiales, sugiriendo que la liberación espiritual es posible gracias a la gracia divina.

Además, Simón criticaba la Torá, afirmando que estaba corrompida y que no provenía de Dios, sino de un ángel caído. Entre las prácticas que promovía estaban el bautismo, la memorización de nombres de ángeles malvados para dominarlos, y un rito sexual llamado "Amor Perfecto", que simbolizaba la unión entre el Padre Dios y la Madre Dios.

Otras fuentes nos hablan de que en la apariencia de Simón el Mago se le tomaba por un hombre con tonsura céltica, que era aquella que se extendía de oreja a oreja. 

Simonía

La simonía es una herejía del siglo I de acuerdo a la Iglesia Católica, además de estar dentro de los pecados mortales: la avaricia. También es causal de excomunión.

Durante los siglos IX y X, la simonía se extendió en la Iglesia católica, convirtiéndose en un grave problema dentro del derecho canónico. En el siglo XI, este tema generó un gran debate. Desde el siglo IX, muchos abades y obispos se integraron en el sistema feudal, donde los señores consideraban las iglesias y sus bienes como parte de su patrimonio. Los príncipes controlaban las investiduras episcopales y decidían qué señores gestionaban las parroquias rurales, eligiendo curas que se quedaban con una parte significativa de los donativos de los feligreses.

En 962, el emperador Otón I de Alemania obtuvo del Papa Juan XII el derecho de designar a los Papas, consolidando este sistema. El emperador Enrique IV fue uno de los principales beneficiarios de esta práctica, promoviendo la investidura de laicos incompetentes como prelados y fomentando la simonía y el nicolaísmo.

Además, reyes y príncipes exigían servicios militares de los prelados, quienes a su vez se convirtieron en señores feudales, acuñando monedas y ejerciendo poder sobre sus territorios. Los prelados utilizaron diversos medios para aumentar su poder, incluyendo la venta de sacramentos y cargos eclesiásticos, estableciendo así dinastías de obispos.

Un aspecto central del debate fue la validez de las órdenes obtenidas mediante simonía, cuestionando si los clérigos que compraban sus cargos eran válidamente ordenados. El Corpus Juris Canonici, el Decretum y las Decretales de Gregorio IX abordaron el tema, así como las Siete Partidas, que estipulaban castigos severos para los culpables de simonía, como la privación de beneficios y la deposición de órdenes.

En 1494, Adán de Génova, un carmelita que predicaba contra la simonía, fue asesinado con veinte heridas en su cama, destacando la gravedad y la resistencia que enfrentaban quienes se oponían a esta práctica. 

Conclusión 

La simonía representa un momento oscuro en la historia de la Iglesia católica, reflejando cómo la búsqueda de poder y riqueza puede corromper incluso las instituciones más sagradas. Esta práctica no solo comprometía la integridad moral de la Iglesia, sino que también debilitaba su autoridad espiritual, alejando a los fieles y sembrando desconfianza en la institución religiosa que se supone debía guiar a las almas con pureza y rectitud.

Nos desafía a considerar hasta qué punto estamos dispuestos a comprometer nuestros valores y a recordar que la verdadera influencia y liderazgo se construyen sobre la base de la integridad y el servicio desinteresado, no sobre la explotación y la avaricia.

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