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martes, 23 de abril de 2024

Jenofonte - Vida y obra (430 a. C - 354 o 355 a. C)

 


Líder militar, alumno de Sócrates, historiador y filósofo de la antigua Grecia, Jenofonte es uno de los más grandes cronistas de la historia griega, pero también un incansable pensador que se dedico a observar a los intelectuales de su tiempo, sobre todo a su maestro Sócrates. Fue un hombre de lo más versátil como lo pudiéramos pensar tanto de un militar como de un pensador importante entre los sabios. 


JENOFONTE

Antecedentes

Jenofonte nace en el año 430 a. C., y su padre, llamado Grilo, provenía de una rica familia ecuestre. Su vida antes del año 401 a. C. es muy escasa, pero se especula que pudo haber conocido el regreso de Alcibíades en el año 407 a. C., el juicio de los generales en el año 406 a. C. y el derrocamiento de los Treinta Tiranos en el año 403 a. C.

Discípulo de Sócrates

En su época de estudiante, alrededor del año 404 a. C., Sócrates se volvió su maestro. La historia de cómo Jenofonte se convirtió en su discípulo nos la describe Diógenes Laercio. Fue un día que ambos se encontraban en una callejuela frente a frente y al avanzar, Sócrates le impidió el paso con su bastón. Le preguntó a Jenofonte donde se encontraba aquel lugar en que vendían toda clase de cosas necesarias. Cuando Jenofonte respondió, Sócrates le hizo otra pregunta: ¿Dónde se vuelven buenos y virtuosos los hombres? Jenofonte al no poder responder, Sócrates le responde y le dice: ''Sígueme, pues y aprende''. 

En el mismo año, los Treinta Tiranos toman el poder en Grecia con el apoyo de Esparta a la cual Jenofonte adhería sin ningún problema. Sin embargo, el régimen duraría menos de un año y es probable que Jenofonte quisiera dejar Atenas. 

En el año 401 a. C., Ciro el Joven, príncipe persa de la dinastía aqueménida, prepara una guerra en secreto contra su hermano mayor Artajerjes, a causa de la sucesión del trono. 

Pero sucede un acontecimiento propicio y conveniente para Jenofonte, la invitación por Proxenio de Boecia, uno de los generales del ejército de Ciro, Jenofonte navegó a Éfeso para encontrarse con Ciro el Joven para enfrentarse contra el hermano de éste, Arsicas, quien se cambiaría el nombre a Artajerjes II, quien había ocupado el trono como sucesor de Darío II, su padre. Sin embargo, Parisátide, madre de Ciro, y Lisandro, general espartano, estaban a favor de que Ciro fuera el rey, pero Arsicas fue quien finalmente prevaleció. En consecuencia, Ciro sería sátrapa de Livia y Frigia. Ciro quiso conspirar contra su hermano pero fue denunciado por el sátrapa Tisafernes y posteriormente encarcelado. No obstante, Parisátide intercedería por él para liberarlo, y posteriormente lo volverían a establecer como sátrapa, esta vez solo de Livia. Este relato lo podemos encontrar en su obra Anábasis que analizaremos en breve. 

Cuando Jenofonte era apenas un estudiante, éste le preguntó a Sócrates si sería bueno alistarse para unirse al ejército de Ciro el Joven, a lo que Sócrates le aconsejó consultarlo al Oráculo de Delfos. Sin embargo, Jenofonte no le hizo la misma pregunta que le hizo a Sócrates sino que una distinta: ''a qué dioses orar y hacer sacrificios para volver a salvo y con buena fortuna''. El oráculo le dijo a qué dioses adorar y Jenofonte se retiró. Sócrates le reprochó que aquella era una pregunta sin ninguna importancia. 

Es por testimonios de Jenofonte que sabemos más de la vida de Sócrates, pues el mismo Jenofonte transcribió hechos de la vida del filósofo por medio de la taquigrafía. 

Familia

La esposa de Jenofonte se llamaba Filesia y sus hijos fueron Grilo y Diodoro. Jenofonte fue un historiador, filósofo y soldado griego, conocido principalmente por sus obras "Anábasis", que relata las hazañas de los Diez Mil griegos en su expedición hacia el interior del Imperio Persa, y "Los Memorables", una serie de diálogos que recogen las enseñanzas de Sócrates. Vivían en una finca de Escilunde, en la Elida, al noroeste del Peloponeso y cerca de Olimpia, donde permanecería unos veinte años.



Carrera militar
Batalla de Cuxana

Así, en el año 401 a. C., Jenofonte se une a la campaña llamada Expedición de los Mil que consistía en un conjunto de mercenarios ordenados por Ciro el Joven, para destronar a su hermano Artajerjes.  

Esta expedición se realizó entre los años 401 y 399 a. C., donde el grupo de mercenarios dirigidos por Jenofonte cruzaron Anatolia. La primera dificultad que tuvieron que enfrentar fue la Batalla de Cunaxa.

Sin embargo, antes de iniciar la batalla, las pretensiones de Ciro era quitarle a Artajerjes todas las ciudades griegas de Jonia a Tisafernes. Su hermano estaría advertido de esta conspiración.

Antes de dirigirse a la batalla, es aquí donde se da uno de los episodios más significativos de la Expedición, Jenofonte había pronunciado un gran discurso alentando a las tropas, momento en el cual un soldado estornuda. Esto lo vieron como una señal de que los dioses estaban a su favor. 

La Expedición de los Diez Mil llegó hasta Sardes, atravesando posteriormente Cilicia y Siria. En el puerto de Issos el ejército de Ciro sería de unos 10.400 hoplitas y 2.500 peltastas; sumado a 700 hoplitas espartanos y 400 griegos que desertaron del ejército persa. No obstante, estos fueron los aportes posteriores al contingente inicial del ejército de Ciro. 

Una vez cruzando Mesopotamia, los dos ejércitos se encontraron en Cuxana en ese mismo año. Las tropas de Artajerjes eran muy superiores en número a las de Ciro, y el mismo Jenofonte nos diría que fue una masacre. 

En primer lugar, Ciro confió el flanco derecho a Clearco quien tenían a su derecha el río Éufrates. 

Clearco desplegó a sus tropas griegas en formación de falange, un estilo de combate en el que los soldados formaban una línea compacta con escudos superpuestos y lanzas largas. Este despliegue buscaba resistir el avance persa y mantener la cohesión de la línea de batalla. En el transcurso de la batalla, el flanco derecho persa logró un éxito inicial al derrotar a la caballería griega, lo que creó un vacío en la línea de batalla griega. Sin embargo, en un momento crucial, Tisafernes cometió un error táctico al desviar sus tropas hacia el centro del campo de batalla para apoyar a Artajerjes II contra Ciro el Joven. Esta maniobra dejó expuesto el flanco derecho persa a un contraataque por parte de los mercenarios griegos. Al darse cuenta de esta vulnerabilidad, Clearco y sus hombres aprovecharon la oportunidad y lanzaron un feroz ataque contra el flanco derecho persa, logrando romper sus líneas y causar confusión en las filas enemigas.

En el flanco izquierdo del ejército persa, el comandante era un noble persa llamado Abrocomas. Este flanco estaba compuesto principalmente por tropas de caballería persa y asiática. Enfrentaron a las fuerzas de los mercenarios griegos bajo el mando de Menón, otro de los generales griegos al servicio de Ciro el Joven. La caballería persa echaron abajo con éxito las primeras líneas de la infantería griega, pero encontraron dificultades para enfrentar la resistencia de la falange griega. A medida que la batalla se intensificaba en el centro, el flanco izquierdo persa se vio envuelto en un enfrentamiento prolongado con las tropas griegas. Menón y sus hombres lucharon valientemente contra la caballería persa, pero al igual que en el flanco derecho, la retirada de Tisafernes para apoyar al centro dejó al flanco izquierdo persa vulnerable a un contraataque griego. Aprovechando esta oportunidad, los mercenarios griegos lanzaron un asalto coordinado contra el flanco izquierdo persa, lo que resultó en la ruptura de las líneas.

Después de varias horas de feroz combate en el campo de batalla, la situación se volvió cada vez más desesperada para los mercenarios griegos y sus aliados que luchaban por Ciro el Joven. A pesar de la valiente resistencia y los esfuerzos coordinados de los generales griegos, la muerte de Ciro el Joven durante un intento imprudente de enfrentarse personalmente a su hermano Artajerjes II fue un golpe devastador para las fuerzas rebeldes.

La noticia de la muerte de Ciro se extendió rápidamente entre sus tropas, sembrando el caos y la desmoralización en sus filas. Aunque los mercenarios griegos continuaron luchando con tenacidad, la ausencia de un liderazgo unificado y la falta de un objetivo claro debilitaron su capacidad para resistir eficazmente a las fuerzas persas.

Con la muerte de Ciro y la desorganización resultante entre las fuerzas rebeldes, Artajerjes II aprovechó la oportunidad para lanzar un contraataque decisivo. Movilizando a sus tropas persas, logró rodear y aislar a los mercenarios griegos, cortando cualquier esperanza de escape o victoria para ellos.

En medio del caos y la confusión, los mercenarios griegos se vieron obligados a emprender una retirada desesperada y arriesgada. Sin un liderazgo claro y enfrentando la abrumadora superioridad numérica de las fuerzas persas, su situación era desesperada.

Esta retirada, conocida como la "Marcha de los Diez Mil", se convirtió en una épica odisea de supervivencia y resistencia a medida que los mercenarios griegos luchaban por atravesar el territorio enemigo y regresar a salvo a casa. La marcha estuvo plagada de dificultades, incluidos enfrentamientos con tribus hostiles, escasez de alimentos y suministros, y desafíos geográficos difíciles.

Aunque la Batalla de Cunaxa marcó una victoria decisiva para Artajerjes II y aseguró su control sobre el trono persa, el legado más duradero de este conflicto fue la historia épica de la Marcha de los Diez Mil, inmortalizada en la obra de Jenofonte "Anábasis". Esta hazaña de supervivencia y tenacidad sigue siendo recordada como una de las grandes gestas militares de la antigüedad. persas y en la dispersión de sus fuerzas.

La Marcha de la Expedición de los Diez Mil

Después de la derrota de Ciro el Joven en la Batalla de Cunaxa en el 401 a.C., los mercenarios griegos y sus aliados se encontraron en una situación desesperada. Con la muerte de su patrocinador y líder, se enfrentaron a la perspectiva de una retirada a través del vasto y hostil territorio del Imperio Persa para regresar a Grecia.

La marcha comenzó con incertidumbre y confusión. Los Diez Mil, aunque formaban un ejército considerable, estaban profundamente atrapados en territorio enemigo y rodeados por fuerzas persas hostiles. Sin embargo, bajo el liderazgo de figuras destacadas como Jenofonte, Clearco y Menón, así como una habilidosa organización y disciplina, los mercenarios griegos lograron mantener la cohesión y el ánimo mientras avanzaban hacia el norte, con el objetivo de alcanzar el Mar Negro, donde esperaban encontrar aliados griegos.

A lo largo de la marcha, los Diez Mil enfrentaron una serie de desafíos formidables, desde emboscadas y ataques sorpresa de las fuerzas persas hasta dificultades logísticas como la escasez de alimentos y suministros. Además, tuvieron que navegar a través de terrenos montañosos, ríos y regiones habitadas por tribus hostiles, lo que complicó aún más su trayecto.

Uno de los momentos más icónicos de la marcha fue cuando los mercenarios griegos llegaron a las "Montañas de los Carduchianos", una región escarpada y peligrosa habitada por tribus guerreras. Aquí, los Diez Mil enfrentaron una de sus mayores pruebas, luchando valientemente para abrirse paso a través del territorio hostil y resistiendo los ataques implacables de los guerreros locales.

A pesar de los numerosos obstáculos y peligros que enfrentaron, los Diez Mil demostraron una notable determinación, resistencia y camaradería a lo largo de su odisea. Finalmente, después de meses de viaje, lograron alcanzar la costa del Mar Negro, donde encontraron la seguridad y la ayuda de las ciudades griegas costeras. Jenofonte, según se relata en su obra, irrumpió con alegría y emoción al grito de "Thalassa! Thalassa!" que significa "¡Mar! ¡Mar!" en griego. Este grito simbolizó el éxtasis y el alivio de los mercenarios griegos al ver el mar, un símbolo de seguridad y esperanza después de tantos desafíos y peligros en su largo viaje a través del territorio persa.

Batalla de Coronea

Jenofonte participó en la Batalla de Coronea en el año 394 a.C. Esta batalla fue un enfrentamiento crucial entre las fuerzas de Esparta y Tebas, donde la victoria de Esparta consolidó su hegemonía en Grecia durante un tiempo.

En la Batalla de Coronea, Jenofonte luchó como soldado en el ejército espartano, que estaba liderado por el rey Agesilao II. Jenofonte, habiendo adquirido experiencia militar durante la expedición de los Diez Mil y otros conflictos, probablemente desempeñó un papel activo en la batalla, aunque no se conocen detalles específicos sobre sus acciones durante el combate.

La batalla fue intensa y sangrienta, con ambos lados luchando ferozmente por la supremacía en el campo de batalla. Aunque las fuerzas tebanas, lideradas por el general Epaminondas, lograron infligir algunas bajas significativas a los espartanos, finalmente fueron derrotadas por el ejército de Esparta.

La victoria de Esparta en la Batalla de Coronea reafirmó su dominio militar en Grecia y tuvo importantes repercusiones políticas en la región. Sin embargo, la hegemonía espartana fue efímera, ya que pronto surgieron nuevos desafíos y conflictos en la esfera política griega, incluyendo la creciente influencia de Tebas y el ascenso de Macedonia bajo Filipo II.

Batalla de Leuctra

En el año 371 a.C., Jenofonte probablemente estaba viviendo en Grecia y participando en los asuntos políticos y militares de la época. Sin embargo, no hay registros detallados sobre sus actividades específicas durante ese año.

En términos generales, este período fue testigo de importantes desarrollos en la historia de Grecia. En el ámbito político, se produjeron cambios significativos, como el surgimiento de la hegemonía tebana bajo el liderazgo de Epaminondas después de la Batalla de Leuctra en el año 371 a.C. Esta batalla marcó un punto de inflexión en la hegemonía espartana y cambió el equilibrio de poder en Grecia.

Ahora bien, después de la Batalla de Leuctra, la propiedad de Jenofonte fue confiscada y según Diógenes Laercio, Jenofonte se dirigió a Corinto. 


Muerte de Jenofonte


La información sobre su fallecimiento es escasa y su destino final es objeto de debate entre los historiadores.

Algunas fuentes indican que Jenofonte vivió hasta una edad avanzada y murió en Corinto, como lo relata Diógenes Laercio y Pausanias lo sitúa en Escilunte. Otra de sus interrogantes es la fecha exacta de su muerte, pues se debate si fue en el año 354 o 355. 


Pensamiento

Política

El pensamiento político de Jenofonte, como se refleja en la "Ciropedia" (también conocida como "Educación de Ciro"), se centra en la presentación de un modelo ideal de gobierno y liderazgo, personificado en el personaje de Ciro el Grande, el legendario rey persa.

En la "Ciropedia", Jenofonte retrata a Ciro como un gobernante ejemplar que ejerce el poder con sabiduría, justicia y benevolencia. Jenofonte destaca las cualidades de liderazgo de Ciro, su habilidad para inspirar lealtad entre sus súbditos, así como su capacidad para establecer un gobierno que promueve la estabilidad y el bienestar del imperio.

Uno de los aspectos centrales del pensamiento político de Jenofonte en la "Ciropedia" es su defensa de un modelo de monarquía benevolente y paternalista. Jenofonte argumenta que un líder virtuoso y sabio, como Ciro, es capaz de gobernar de manera efectiva y beneficiosa para sus súbditos, en contraposición a la tiranía y la opresión.

Además, Jenofonte enfatiza la importancia de la educación y la virtud en el ejercicio del poder político. Según él, un líder debe ser instruido en los principios de la justicia, la moderación y la sabiduría para poder gobernar con éxito y obtener el respeto y la lealtad de sus gobernados.

En cuanto a la figura de Ciro, Jenofonte, en su "Ciropedia", retrata a Ciro el Grande como un líder ejemplar, destacando sus cualidades de virtud, justicia y benevolencia, e incluso le añade caracteres apoteósicos. Presenta a Ciro como un modelo de liderazgo, enfatizando su capacidad para inspirar lealtad entre sus súbditos y establecer un gobierno estable y próspero en el Imperio Persa. Por otro lado, Heródoto, en sus "Historias", ofrece una visión más neutral y realista de Ciro, mostrando tanto sus logros como sus defectos. Aunque también reconoce las habilidades militares y de liderazgo de Ciro, Heródoto presenta un enfoque más objetivo y crítico al relatar sus acciones y decisiones políticas.

Con respecto a la democracia, a través de sus obras y sus acciones, Jenofonte expresó preocupaciones sobre la estabilidad política, la justicia y la eficacia del gobierno democrático.

En su obra "La República de los Lacedemonios", Jenofonte elogia el sistema político de Esparta, una oligarquía militar, como un modelo de gobierno más estable y eficiente que la democracia ateniense. Presenta la educación espartana y la disciplina militar como elementos clave para mantener el orden y la cohesión social, en contraposición a lo que veía como los excesos y la inestabilidad de la democracia ateniense.

Además, Jenofonte participó en la expedición de los Treinta Tiranos, un gobierno oligárquico impuesto en Atenas en el 404 a.C. tras la derrota de Atenas en la Guerra del Peloponeso. Aunque esto podría interpretarse como un acto en contra de la democracia, Jenofonte estaba motivado por su oposición a la política de Atenas y su deseo de restaurar el orden y la estabilidad en la ciudad.

Finalmente, se dice que Jenofonte fue uno de los que utilizó el término ''anarquía'' al año 404 a. C., y el término plutocracia. 

Educación

Jenofonte tenía una opinión muy favorable sobre la educación espartana y la sociedad espartana en general. En su obra "La República de los Lacedemonios" (también conocida como "La Política de Esparta"), Jenofonte elogia el sistema educativo espartano y presenta a Esparta como un modelo de ciudad estado bien gobernada y disciplinada.

En resumen, a este tipo de educación se le llamó ''agogé''.

La "agogé" era el sistema de educación y entrenamiento militar que se practicaba en la antigua Esparta. Este término se refiere específicamente al proceso de formación de los jóvenes espartanos desde la infancia hasta la edad adulta, enfocado en desarrollar habilidades físicas, disciplina, obediencia y valentía en el campo de batalla.

La agogé comenzaba desde una edad temprana, cuando los niños espartanos eran separados de sus familias y enviados a vivir en barracas militares llamadas "agelai". Allí, bajo la supervisión de instructores y supervisores, los jóvenes recibían una educación rigurosa que incluía ejercicios físicos intensos, entrenamiento militar, así como enseñanzas sobre el honor, la lealtad y la disciplina.

El propósito principal de la agogé era preparar a los jóvenes espartanos para el servicio militar y fomentar la cohesión y la camaradería entre los ciudadanos espartanos. Se esperaba que los hombres espartanos demostraran valor en la batalla y que estuvieran dispuestos a sacrificar sus vidas por el bienestar de su polis (ciudad estado).

Para Jenofonte, quienes no pasaban por la agogé eran ciudadanos de una categoría inferior. 

Sócrates

Tanto Jenofonte como Platón fueron discípulos de Sócrates y escribieron sobre él en sus obras, aunque ofrecen perspectivas ligeramente diferentes sobre su maestro.

Jenofonte, en obras como "Memorables" y "Apología de Sócrates", presenta a Sócrates como un hombre sabio, virtuoso y piadoso. Jenofonte enfatiza las enseñanzas prácticas de Sócrates sobre la virtud, la justicia y la moderación, así como su estilo de vida austero y su devoción a los dioses. Su retrato de Sócrates es más favorable y pragmático, centrándose en las lecciones prácticas que se pueden extraer de sus conversaciones y acciones.

Por otro lado, Platón, en obras como "Apología de Sócrates", "Diálogos tempranos" y "Diálogos medios y tardíos", presenta a Sócrates como un filósofo profundamente comprometido con la búsqueda de la verdad y la sabiduría. Platón destaca el método socrático de investigación y diálogo, así como la importancia de cuestionar las creencias establecidas y examinar la naturaleza de la virtud y la justicia. Su retrato de Sócrates es más idealizado y filosófico, explorando conceptos abstractos y metafísicos a través de las conversaciones socráticas.

Pseudo-Jenofonte

El "Pseudo-Jenofonte" se refiere a un conjunto de obras que se atribuyen erróneamente a Jenofonte, pero que fueron escritas por otros autores. Estas obras fueron producidas en épocas posteriores y, aunque a menudo imitan el estilo y el contenido de Jenofonte, no son obras auténticas del mismo.

Uno de los trabajos más conocidos atribuidos al Pseudo-Jenofonte es la "Economía", un tratado sobre la administración de los bienes domésticos. Esta obra proporciona consejos sobre diversos aspectos de la administración del hogar, como la gestión de la propiedad, la agricultura, la ganadería y el matrimonio. Aunque la "Economía" se asemeja en estilo y tema a las obras de Jenofonte, su autoría real es desconocida.

Otra obra atribuida al Pseudo-Jenofonte es "La Constitución de los atenienses", que describe la organización política de Atenas durante el siglo IV a.C. Esta obra proporciona detalles sobre la estructura del gobierno ateniense, los deberes de los funcionarios públicos y las instituciones democráticas. Al igual que la "Economía", la "Constitución de los atenienses" imita el estilo y la temática de las obras de Jenofonte, pero su autoría es incierta.


Obras


Las obras de Jenofonte son múltiples y muy ricas en contenido. Iremos direccionando las obras en este apartado


  • Económico: un diálogo que nos habla de la importancia de la administración de la hacienda y la actividad de la agricultura

Estas son las obras que hemos podido indagar hasta el momento. En lo sucesivo publicaremos más.


Conclusión


La vida de Jenofonte fue notablemente multifacética y llena de acontecimientos significativos en la historia de la antigua Grecia. Como soldado, participó en la expedición de los Diez Mil, una aventura épica que dejó una marca indeleble en la literatura y la historia militar. Como escritor, produjo una variedad de obras que abarcan desde la historia y la filosofía hasta la política y la ética, dejando un legado duradero en la literatura clásica. Su perspectiva sobre temas como la educación espartana, la política y la vida cotidiana en la antigua Grecia sigue siendo objeto de estudio y debate en la actualidad. Aunque algunos aspectos de su vida, como su muerte, permanecen envueltos en el misterio, su influencia perdura a través de sus obras y su impacto en la cultura y el pensamiento occidental. En resumen, Jenofonte fue una figura polifacética cuya vida y obras continúan siendo objeto de admiración y estudio hasta nuestros días.


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