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lunes, 27 de septiembre de 2021

Hombre camaleón

 

El hombre camaleón

¿A qué nos referimos cuando hablamos de que un hombre es un camaleón? Esta extraña asociación la vemos en el texto del gran filósofo renacentista Giovanni Pico della Mirandola llamado ''Discurso sobre la Dignidad del Hombre'', y esta viene a tratar de retratar al hombre en su naturaleza: constantemente cambiante. Pero vamos a darle un poco más de contexto.

Visión del hombre medieval

En la Edad Media, la Escolástica concebía al hombre como un ser mutable e imperfecto. Es más, el mismo Inocencio III diría ''el hombre es excremento'', confirmando el papel secundario y hasta quizás terciario del hombre en el universo. El hombre, en este sentido, estaría en el mundo de los sentidos de la teoría escolástica, no tendría ninguna importancia relevante. Incluso, los astros que se consideraban eternos e inmutables tenían una posición mucho más elevada que la del mismo hombre. Este era el contexto en el que se desarrollaba la idea de hombre. 

Visión de Giovanni Pico della Mirandola

Por el contrario, en la obra del filósofo renacentista Giovanni Pico della Mirandola, el hombre cobra una importancia realmente significativa. Su participación en el cosmos estaba completamente subestimada en la Edad Media, y de ahí la necesidad de que vuelva a tener una relevancia no por medio de las virtudes teologales, sino que más bien por su propia naturaleza. 

El hombre es admirable entre todas las criaturas por su naturaleza racional y espiritual. De hecho, es el único que puede concebir la idea de Dios ¿quién más podría hacerlo? El hombre tiene una peculiaridad muy grande, pues está entre los dos mundos con su alma inherente. Por un lado, se interesa y conoce el mundo sensible, así como también el inteligible por sus efectos. Por esta dualidad característica del hombre, Giovanni lo nombra y lo asimila con un camaleón. 

¿Quien no admirará a este maravilloso camaleón?

De este modo, el hombre vuelve a tener su lugar en la centralidad del pensamiento. El hombre en principio no tiene ninguna identidad, pero la va construyendo en el desarrollo de su vida, y tanto es así que es capaz de tomar cualquier forma, precisamente es por esto un camaleón. 


Conclusión

Poco a poco vamos hablando más del hombre y sus características, vamos dejando de lado las concepciones puramente teológicas, aquello que el hombre debe alcanzar y nos guiamos por la naturaleza propia de lo que el hombre quiere. En consecuencia, tenemos ya el primer atisbo del renacimiento y el humanismo, es hora de que la ciencia del hombre vuelva a estar en el centro. 

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