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martes, 18 de mayo de 2021

Nicolás Maquiavelo - Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Libro I: capítulos I - LX) (1512 - 1517)

 


El siguiente libro fue escrito en 1512, es decir, antes de su obra más conocida que sería El Príncipe. De hecho, el presente trabajo fue suspendido en el mismo año que empezó para escribir El Príncipe, y así describir la situación realista de Italia. El contenido de este libro es distinto, pero siempre se pone como contraste. En El Príncipe, pareciera ser que hay recomendaciones fuertes y específicas a un gobernante que debe hacerse grande por los medios que estime conveniente; en el presente trabajo, hay un elogio al régimen republicano. Por supuesto, estas cosas son coyunturales, es decir, las escribió por el determinado y forzoso contexto que tuvo en aquellas épocas. Veamos otro libro de los más interesantes del filósofo florentino Nicolás Maquiavelo

Referencias:

(1) Libros mitológicos de la antigua Roma.

(2) Maquiavelo trata de sustentar su punto de vista a toda costa.

(3) Todo lo contrario a lo que Maquiavelo recomendaba en ''El Príncipe''. El gobernador no debe contemporizar, entiéndase acomodarse al gusto o voluntad de otra persona, sino que debe tomar partido y hacer frente al enemigo.  


Discursos sobre la primera década de Tito Livio


LIBRO PRIMERO

Capítulo I: Roma y las grandes ciudades

Sin duda que Roma fue una de las regiones más exitosas en la antigüedad. Maquiavelo nos habla de la virtud que tenía la ciudad en su esplendor, y queda maravillado por esta. Las ciudades, dice el florentino, son construidas por dos tipos de hombres:

  1. Nacidos en las comarcas
  2. Extranjeros
El caso de los primeros, debemos entender a aquellos hombres que vivían en pequeñas provincias, y que por estar estas desprovistas de seguridad y recursos, estos hombres deciden abandonarlas y crear las suyas. Así se fundaron Atenas y Venecia. 

  • Atenas: estos hombres dispersos fueron reunidos por Teseo
  • Venecia: muchos pueblos que huían de las guerras durante la decadencia del Imperio Romano

De este modo, Venecia se construyó pacíficamente porque los hombres que vivían en ella buscaban otra vida, no quería luchar en guerras y el mar los protegía de ellas. 

La otra forma de construir una ciudad es mediante extranjeros, ya sean hombres libres o dependientes (como en el caso de las colonias). Los nuevos príncipes fundan las nuevas ciudades, no necesariamente para habitarlas sino que también para darles los nombres de aquellos grandes: un ejemplo de este es Alejandría (por Alejandro). Como estas ciudades están desde un comienzo privadas de libertad, no generan grandes progresos. 

Es el caso de Florencia que fue fundada por los soldados de Sila o los habitantes de Fiesole, quienes confiados de que ya no había guerra en la época de Octavio bajaron para habitar la ciudad. 

Como sea, el príncipe no está obligado a permanecer para siempre en al ciudad fundada, sino que la puede dejar a conveniencia. Pero lo que sí, a la hora de fundar una ciudad se debe procurar que esta sea estéril para que los ciudadanos trabajen y sean más unidos. Sin embargo, si urge la necesidad entonces será adecuado elegir un terreno fértil para el desarrollo rápido y defensivo de la ciudad. El problema es que cuando la tierra es fértil los ciudadanos están de ociosos en la nueva tierra, pero para corregir eso, el filósofo nos dice que se deben imponer leyes que obliguen al trabajo. 

¿Qué tipo de leyes aplicar? Maquiavelo recomienda las leyes egipcias de los sultanes, las cuales según el filósofo eran las más efectivas. Estas leyes evitarán la molicie para aquellas ciudades fundadas bajo tierra fértil.

Fue así como se formaron las monarquías romanas desde un principio. Maquiavelo nos dice que estos reyes romanos fueron sensatos al gobernar sus reinos y por eso tuvieron una larga duración. 

Capítulo II: Clases de Repúblicas

En este capítulo, Maquiavelo no hablará de las ciudades sometidas desde su origen a poder extranjero, sino que hablará de aquellas que siempre fueron libres y se gobernaron a su arbitrio o como repúblicas o como monarquías, las cuales tuvieron distinta constitución y distintas leyes. 

Puede ser feliz aquella república donde exista una hombre que de leyes bajo las cuales vivir seguramente, y sin la necesidad de modificarlas. Así por ejemplo fue Esparta que por largos años no cambió sus leyes por más de 800 años. Por otro lado, tenemos a aquellos príncipes que no pueden fundar leyes que sostengan en el tiempo, y por lo tanto son ciudades infelices. Finalmente tenemos aquellas ciudades que si bien no tienen una buena constitución, están asentadas en buenos principios. 

Ciclos de gobierno

Sin embargo, en este último punto, las leyes serán difíciles de cambiar a menos que exista una necesidad imperiosa de hacerlo. 

De acuerdo a lo que se ha escrito sobre los gobiernos, Maquiavelo distingue de tres tipos:

  1. Monárquico
  2. Aristocrático
  3. Democrático

Por otro lado, también hay otras tres pero que son consideradas malas:

  1. Tiranía
  2. Oligarquía
  3. Licencia (o anarquía)
Como podrán notar, estas tres últimas son las degradaciones de las tres primeras. 

En un principio, los hombres estaban dispersos en la tierra y al juntarse, escogieron al más valeroso para que dirigiera la ciudad. De ahí que luego el hombre conociera lo bueno y lo malo, creando posteriormente leyes para que pudieran someterse y controlar la naturaleza del hombre. 

Los monarcas en un principio eran hombres buenos y justos, luego sus herederos distorsionaron esta imagen, tratando de parecer superiores a sus antecesores cosa que no lograron. Como resultado de esto se comenzó a odiar a los monarcas, pues estos solo superaban unos a otros en tanto placer, lascivia y vergüenza. De este modo surge la tiranía.

Una vez derrocado el tirano, un grupo de ricos en la ciudad tomaría el poder para gobernarla. Sin embargo, la ambición de dinero y poder los llevaría a perjudicar a la sociedad civil, pues su avaricia los haría perder el rumbo del gobierno y preocuparse de sus propios intereses. De aquí comienza la oligarquía. 

Luego de esto, disgustado el pueblo tanto con la tiranía monárquica y la tiranía oligárquica, derrocan a estos últimos y conforman su propio régimen: el régimen democrático. 

Finalmente, se llega a la licencia (o anarquía) por medio de la excesiva libertad que tienen los ciudadanos. Posteriormente entonces se pasa a la monarquía.

¿El mejor régimen?

Para Maquiavelo ninguno de estos regímenes es bueno, los primeros por su corta duración y los segundos por su malignidad intrínseca. En consecuencia, para el filósofo florentino, el gobierno adecuado es un gobierno mixto, es decir, que reúna lo bueno de los tres primeros porque estos contrarrestarán lo malo de sus propias corrupciones. Pone como ejemplo la constitución de Licurgo (duró 800 años) y como mal ejemplo la de Solón de Atenas que era puramente democrática la cual duró muy poco tiempo. 

El caso de Roma

La evolución de Roma en cuanto a gobiernos fue la siguiente. 

Monarquía: los reyes romanos fundaron buenas leyes para su monarquía, pero por fundar este tipo de gobierno les hacían falta leyes liberales que pudieran sustentarlo más en el tiempo.

República: derrocado los reyes, dos cónsules tomarían el poder con la intención de que uno limitara el poder del otro, mientras que por otro lado también gobernaba el Senado. Ambos poderes, los cónsules y el Senado, hicieron la constitución romana. Este es un ejemplo de modelo de constitución mixta, en efecto unen dos poderes: el monárquico y el aristocrático. 

Cuando la nobleza romana se volvió insolente, el pueblo se sublevó contra ella. De aquí nacieron los Tribunos de la Plebe, aunque los cónsules y el Senado seguían gobernando. Aquí vemos un gobierno mixto perfecto que reúne las sólidas bases que asentaron los monarcas, el poder aristocrático de los cónsules y el Senado y finalmente los Tribunos de la Plebe, el pueblo. 

Capítulo III: La creación de los tribunos de la plebe

Quien funda un Estado y le da leyes debe suponer a todos los hombres malos y dispuestos a emplear su malignidad natural siempre que la ocasión lo permita. En la época de los tarquinios, los nobles  de Roma eran buenos con todos, incluso con la plebe. La plebe y la nobleza se enfrentaron numerosas veces y para parar esa desigualdad, entonces se crearon los tribunos de la plebe. Esta institución se creó para contener la insolencia de los nobles. 


Capítulo IV: La desunión del senado y de la plebe hizo poderosa a la república

El poderío romano se debió a las armas y a la fortuna, pero donde hay armas hay orden y rara vez falta la buena fortuna. La relación entre la nobleza y la plebe siempre ha sido la misma, y es así que Maquiavelo nos dice que aún en sus días es así. Por eso, estas desdichas que sufrió la república hay que considerarlas más que nunca. La desunión tanto del senado como de la plebe fueron por causas poderosas, justificables que harían crecer aún más a Roma. 


Capítulo V: La guardia de la libertad y su seguridad

Hay dos tipos de repúblicas: una poderosa y otra popular. Maquiavelo se pregunta ¿a qué república se le debe entregar la guardia de la libertad? en esta decisión ha existido un empate. El sistema espartano y veneciano tiene sus propias razones, mientras que el sistema romano fue mucho más popular.

Sistema espartano y veneciano:

  1. Satisfacer ambiciones de los que al poseer una guardia se encuentran más satisfechos
  2. Privar al ánimo inquieto de la plebe de una autoridad que es causa de infinitas perturbaciones

Sistema Romano:

  1. Los cónsules se hicieron plebeyos 
  2. Se le dio predominio a Mario y Roma cayó

Así pasó que los plebeyos tuvieron tantas perturbaciones y demandas que hicieron que los dos cónsules fuesen plebeyos. 

Sin embargo, entregar la guardia a los nobles tampoco es beneficioso. Así pasó con el dictador Marco Menennio y el jefe de la caballería Marco Fulvio, ambos plebeyos, quienes fueron llamados para investigar una conjura de parte de los nobles. La nobleza comprendió inmediatamente que era un ataque contra ella, e hizo correr la noticia que en verdad los que aspiraban a cargos públicos y elevados eran los mismos plebeyos. El propio Menennio se quejó de las calumnias de los nobles sometiéndose a un juicio de parte de los plebeyos, saliendo libre de aquel. 

Capítulo VI: ¿Era posible en Roma terminar la pelea entre el pueblo y el Senado?

Las ciudades que más han perdurado en el tiempo son Esparta en la antigüedad y Venecia en los tiempos de Maquiavelo. Veamos las características de cada uno:

Esparta: 

  • Un rey y senado poco numeroso 

Venecia:

  • Nobles y el pueblo

Esta suerte de gobierno que Venecia tiene se debe más a la fortuna que a la propia virtud de la nación. En cierto sentido, Venecia es más una ciudad aristocrática que mixta. 

En cambio, los espartanos vivieron un largo tiempo, más que Venecia porque sus leyes no permitían entrar a extranjeros y su población era poco numerosa. Los plebeyos estaban excluidos del poder, pero no se rebelaban porque los nobles nunca los trataron mal. De este modo, la rivalidad entre nobles y plebeyos nunca se originó. 

Por lo tanto, las causas de que Esparta fuera más exitosa era por su baja población, por lo que mandarían unos pocos y la no admisión de extranjeros, y así no corromper las costumbres de los locales. 

Venecia tenía otra estrategia con los mismos fines: no educaban a los plebeyos para la guerra y así no tenían rebeliones. Roma hizo todo lo contrario, le dio más poder a la plebe, y de este modo se granjeó muchas rebeliones y cambios de gobierno.

Recomendación de Maquiavelo

Lo que debió hacer Roma es lo mismo que Esparta, tener un rey vitalicio y un Senado poco numeroso. Sin embargo, la ambición de Roma fue tal que siguió expandiendo sus territorios aumentando el número de población y por lo tanto, el número de mandantes. 

Mucho peor aún será tratar de engrandecer una ciudad que es débil, pues así les pasó a Esparta y Venecia. La primera, luego de someter a toda Grecia fue totalmente aniquiliada, mientras que Venecia, que ganó casi toda Italia por el dinero y la astucia, cuando se enfrentó en batalla perdió todo en un día. 

Es por eso que Maquiavelo recomienda que las ciudades se funden como Esparta y Venecia, pero que además se les dote de una defensa militar. Solo hay dos razones para que una nación declare la guerra a otra:

  • Para dominarla
  • Temer su dominación

Recomienda el filósofo que la ciudad se mantenga tranquila, que muestre una actitud defensiva y que no expanda su territorio. Así dará una impresión de no querer dominar más pueblos, pero también se le temerá atacarla por su actitud defensiva.

Ahoraw, cuando llegue la necesidad de elegir un bando siendo la ciudad tranquila, se deberá elegir el más conveniente, pues las ciudades que están en los medios siempre resultan vencidas. 

En conclusión, las cuestiones entre el pueblo y el Senado deben ser consideradas como males necesarios para llegar a la grandeza que alguna vez tuvo Roma. 

Capítulo VII: La necesariedad de las acusaciones

Maquiavelo concede la facultad de acusación a los guardianes de la ciudad. Los resultados que se obtienen de estas acusaciones son dos:

  1. Los ciudadanos, por medio a que los acusen, nada intentan contra el Estado
  2. Abrir el camino para el desahogo de la animadversión

En efecto, dejar lugar a la manifestación de una acusación evitará los métodos extralegales para hacer justicia. Un ejemplo de la época de Maquiavelo fue Francisco Valori, quien siendo un hombre sobrado, capaz y ambicioso, generaba ciertos conflictos con algunos nobles. No tenía ningún medio de que apelaran a él por los métodos convencionales y legales, pero si temía que sus contrincantes acudieran a los métodos extraordinarios. Y así sucedió, sus contrincantes lo asesinaron a pesar de que él pudo defenderse. 

Por lo tanto, importantísimo es establecer el derecho a la acusación para la expresión del disgusto de los ciudadanos, reclamándose necesariamente en un tribunal numeroso. Esto fue tremendamente beneficioso en Roma, pues en su historia ningún ciudadano particular buscó jamás la justicia privada, teniendo la solución de manera local. 

Otro ejemplo y final que nos otorga Maquiavelo es el de la injusticia de Aruntio. La hermana de este hombre había sido violada por Lucumón y no pudiendo cobrar venganza por lo poderoso que Lucumón era, Aruntio fue a Lombardía en busca de los galos para vengarse. Dicho y echo, Lucumón fue asesinado. Si probablemente Aruntio hubiese tenido la oportunidad de reivindicar la honra de su hermana, entonces Lucumón no habría sido asesinado. 

Capítulo VIII: Las acusaciones pueden ser beneficiosas y perjudiciales

Así como las acusaciones pueden ser beneficiosas, también pueden ser muy perjudiciales. Un ejemplo de esto fue Furio Camilo quien había librado a Roma de los galos. Pero debido a la envidia que le tenía Manlio Capitolino, este comenzó a esparcir noticias pérfidas entre los ciudadanos, diciendo que el tesoro obtenido por los galos en realidad no había sido repartido equitativamente y que solo algunos ciudadanos lo recibieron. Esto tuvo como consecuencias algunas jornadas de rebelión entre los ciudadanos que incluso alarmaron al Senado para que parase este gran problema. 

El dictador de aquel tiempo lo mandó a llamar y aclarar cómo es que Furio había desviado los tesoros. Manlio respondió con evasivas y con hechos no muy claros. Finalmente lo mandaron a encarcelar. 

Por lo tanto, cuando la acusación no tiene pruebas entonces ya no hablamos de acusación sino que de calumnias. De acuerdo al florentino, la acusación requiere de pruebas verdaderas y circunstancias que demuestren la verdad. La calumnia al final no es requerida mientras el gobernante acceda a que existe un sistema acusatorio. 

Capítulo IX: Solo uno debe organizar la república

Siempre se ha hablado mal de Rómulo porque se quedó con el trono matando a su hermano Remo, además de considerar la muerte de Tito Tacio Sabino quien fuera su compañero. Sin embargo, por estos hechos Rómulo debe ser excusado ya que gracias a él se pudo fundar y organizar la república. Es en esta parte donde Maquiavelo dice:

''Digna de censura es la violencia que destruye, no la violencia que reconstruye''

Sin embargo, quien apele a esta suerte de estrategias tendrá que tener cuidado con sus cercanos, pues estos pueden intentar derrocarlo por los mismos medios y justificaciones. Por lo tanto, este gobernante debe asegurarse con todo el poder al fundar una ciudad. 

Capítulo X: Digno de elogios los fundadores de una república y dignos de censura son los tiranos

Los hombres que son alabados son usualmente tres:

  1. Fundadores y organizadores de religiones
  2. Fundadores y organizadores de gobiernos
  3. Jefes de los ejércitos

Por otro lado, tenemos aquellos hombres despreciables:

  1. Destructores de religiones
  2. Disipadores de reinos y repúblicas
  3. Enemigos de la virtud, de las letras y otras artes
  4. Impíos y tiranos
  5. Holgazanes y viles

Por supuesto, muchos querrán ser hombres dignos de alabanzas y tratarán de acercarse a la figura de los primeros hombres mencionados. Sin embargo, como si fuera algo imparable, el hombre torna sus inclinaciones hacia los hombres de la segunda categoría.

Bastará mirar la historia de Roma para comparar a aquellos hombres que sigan las características primeras y segundas. En cuanto a las segundas podemos ver a emperadores como Calígula, Vitelo y Nerón terminaron asesinados por el Senado por sus viciosas costumbres. Pero si vemos a emperadores de la primera categoría entonces tendremos hombres como Tito, Nerva, Trajano, Adriano, Antonio y Marco Aurelio. Estos último jamás necesitaron un ejército pretoriano ni multitud de legionarios, pues el pueblo los amaba y el Senado también. 

Capítulo XI: La religión de los romanos

No cabe duda que Rómulo fue el fundador de Roma, pero sus dioses no bastaron para ordenar la república y es por eso que el Senado elige a Numa Pompilio como su sucesor. El sucesor se encontró con una población llena de rudas costumbres, por lo que tuvo que acudir a la religión para imponer un orden social. Esto hizo que se propagara el terror entre los ciudadanos y por lo tanto, el Senado pudo realizar proyectos por grandes hombres. En efecto, los romanos temen más violar una ley divina que una ley humana. 

El juramento religioso tiene mucho más peso, mucha más importancia que aquel juramento a las leyes. Esta costumbre de cumplir los juramentos religiosos se lo debemos a Numa Pompilio. 

Rómulo no necesitó basarse tanto en la religión, pero Numa Pompilio sí lo necesitó; de hecho, fingía que para todas sus ordenes él era ordenado por una ninfa que le instaba a realizar ciertas acciones. Un relato que funcionó y en consecuencia, a Numa Pompilio se le obedeció en absolutamente todo. Este principio de religión civil, será mucho mejor imponerlo en montaraces que en personas civilizadas y con costumbres corrompidas. 

Capítulo XII: Hacer caso a la religión y la situación de Italia

Siendo la religión de importancia capital, entonces será absolutamente necesario cuidarla. Así desde el comienzo los paganos tenían ritos donde veneraban a sus dioses. Tenían sus propios oráculos, sacrificios y ceremonias religiosas, y como ejemplo tenemos a los griegos que tenían el oráculo de Delfos. La importancia a los templos incrementó y todos se dirigían a ellos para conocer el futuro.  Sin embargo, con el tiempo los oráculos fueron utilizados por los poderosos para atender sus propios intereses, y los hombres dejaron de creer en ellos. Posteriormente, debido a la incredulidad de la religión, los hombres comenzaron a perturbar el orden establecido. 

¿Qué pasa con Italia? está en ruina. ¿Quién la provocó? paradójicamente la provocó la iglesia. Italia está dividida en muchos potentados, no hay un príncipe o un rey que la pueda unir. La iglesia no tiene el poder para unir a Italia, debido a una serie de malas decisiones políticas. Durante su historia, la iglesia ha tratado de aliarse con distintos potentados para tratar de abarcar toda Italia lo que le ha sido imposible. 

Capítulo XIII: Cómo los romanos se servían de la religión para organizar la ciudad, proseguir sus empresas y frenar los tumultos

Los romanos habían elegido a los tribunos para que ejercieran su potestad consular. Los nobles aprovecharon la oportunidad de una peste que se produjo para indicar que los dioses estaban muy enojados por el poder que se les daba a los tribunos. De acuerdo con ellos, la única forma de volver a establecer la normalidad sería restableciendo los tribunos a los nobles. Así, todos los de la plebe eligieron a todos los tribunos de clase noble. 

Otro caso fue en el asedio de Veyes donde los ejércitos convencían a sus hombres por medio de la religión para lograr sus empresas. Este fue un gran éxito para los tribunos patricios, quienes tenían sometidos a todos los plebeyos y al ejército. 

Otro ejemplo es el de Terentillo quien quiso promulgar una ley por medio que no eran religiosos. Nunca pudo hacerlo hasta que por medio de la religión pudo promulgar su ley. El modo en que lo hizo fue en al interpretación de los libros sibilinos(1), donde se señalaba que habría una invasión y que los romanos perderían la libertad. Aunque los tribunos se dieron cuenta de que era un engaño, el aviso generó tanto terror que todos los plebeyos acordaron promulgar la ley. 

Capítulo XIV: Los romanos interpretaban los auspicios según las necesidades

Los arúspices, antiguos adivinos que predecían acontecimientos a partir de las entrañas de un animal sacrificado, interpretaban todo sobre la base de sus intereses. Entre los más conocidos, estaban aquellos arúspices polarios, quienes acompañaban a los ejércitos haciendo sus predicciones sobre la batalla venidera. Arrojaban comida a los pollos y si estos la picoteaban con afán, significaba buen augurio y daban la batalla, de lo contrario no lo hacían. No obstante, cuando parecía plausible ganar y los pollos no picoteaban, entonces los arúspices de igual manera incitaban a la batalla, anteponiendo otras razones de índole religioso.

 Esto ocurrió con el cónsul Papiro quien ordenó a los polarios a que hicieran la predicción; cuando la hicieron, los pollos no comían pero el jefe de los polarios les dijo que eran buenos augurios. Sin embargo, unos soldados se enteraron de que los pollos no comieron durante la interpretación, informando a Espurio, sobrino del cónsul, y éste le informó al cónsul quien dijo que no se preocupara, porque si el polario estaba mintiendo, entonces para él se iría en contra el destino. Y así fue, pues cuando iban marchando contra el enemigo, y los polarios se encontraban al frente de las tropas, el jefe de los polarios fue herido mortalmente por una flecha a lo que Papiro dijo: ''ahora que ya está muerto el mentiroso, el augurio sí es bueno''.

En resumen, se hacían los auspicios para dar confianza al ejército y estos pudieran luchar. 

Capítulo XV: Sobre cómo los samnitas acudieron a la religión

Los samnitas, una tribu itálica que habitó en el Samnio (Italia meridional), fueron derrotados repetidas veces por los romanos. En la última batalla que tuvieron, el sacerdote Ovio Paccio llevó a cabo un sacrificio por medio de un antiguo ritual. Este consistía en llamar a los soldados uno a uno al centro, donde estaba los altares y los oficiales con sus espadas desenvainadas. Todos los soldados juraron no abandonar el campo de batalla porque de lo contrario serían castigados y maldecidos, e incluso también lo serían sus descendientes. Si veían a un amigo que huyera del campo de batalla, entonces debían darle muerte. Aquellos que asustados no quisieron jurar fueron muertos.

Sin embargo, los samnitas fueron ampliamente derrotados porque los romanos ya tenían mucha experiencia en la lucha y su tenacidad fue mucho más grande que la de los samnitas. En este ejemplo, se ve que para recobrar un gran esfuerzo, la religión es muy necesaria, pues de no haberla empleado los samnitas estos no podrían haber dado una última batalla(2)

Capítulo XVI: El pueblo sometido por largo tiempo por un príncipe, difícilmente puede recobrar su libertad

Uno de los obstáculos más grandes para que un pueblo sometido por largo tiempo adquiera su libertad, es justamente la adquisición de nuevos enemigos. En ese sentido los que son libres buscan nuevamente orden en la tiranía. Por lo demás, aquel régimen nuevo, si quiere sobrevivir, tendrá que ser en un comienzo una monarquía o una república. 

Cuando un príncipe quiere ganarse la voluntad de su pueblo, necesitará estudiar lo que el pueblo desea y esas cosas son dos:

  • Vengarse de los que han causado su servidumbre
  • Recobrar su libertad

El príncipe puede satisfacer el primer deseo por completo, pero el segundo solo lo puede hacer en parte. Para demostrar el primer Maquiavelo se sirve de un ejemplo:

Clearco, tirano de Heraclea, estaba desterrado cuando ocurrió una disensión entre el pueblo y los gobernantes. Éste tirano se hizo amigo del pueblo y enfrentó a los gobernantes, asesinando a todos y cada uno. Así vengó al pueblo.

En cuanto al segundo punto el príncipe deberá asignar cargos a aquellos ciudadanos que quieran mandar, o en su defecto se tendrá que deshacer de ellos. A los que solo desean vivir seguros deberá procurarles buenas leyes e instituciones que garanticen sus derechos.

El gobierno debe crearse con bases profundamente sólidas para que el pueblo no lo abandone. 

Capítulo XVII: Cuando un pueblo corrompido llega a ser libre, difícilmente recobra la libertad

Los reyes de Roma eran tremendamente corruptos y en opinión de Maquiavelo estuvo bien que desaparecieran. Un pueblo que vive corrompido con un príncipe no llegará a ser libre aunque toda su estirpe desaparezca. Es necesario que que venga otro príncipe a destronar a aquel que corrompe. 

Por lo tanto, la destronación de los tarquinios fue la mejor época donde se instalaba un pueblo libre. Ni siquiera con la estirpe de los césares pasaría algo similar pues esta fue tremendamente corrompida. 

Maquiavelo menciona dos ejemplos de casos pérdidos en cuanto a la corrupción: Milán y Nápoles. De acuerdo al florentino, estas ciudades jamás volverán a ser libres.  La única forma en que un pueblo sea libre es que quien lo dirija realice buenas gestiones. 

Capítulo XVIII: De qué modo puede mantenerse en un pueblo corrompido un gobierno libre si existía antes, y si no, establecerlo

Cualquiera de las dos cosas que se quiera lograr es tremendamente difícil. La constitución y las leyes carecen de valor en tiempos de alta corrupción. 

En Roma, la autoridad se dividía en tres: Senado, Tribunos y Cónsules. A pesar de muchos acontecimientos, esta estructura no varió demasiado en el tiempo. Las leyes nuevas no eran suficientes para cambiar a los hombres, porque para que las leyes sean eficaces también debería cambiar la constitución. La insuficiencia de esta se ve en dos tipos de leyes: elección de magistrados y en la formación de las leyes. 

Los cónsules eran elegidos entre las autoridades más altas, el pueblo no tenía injerencia. Por lo tanto, solo los más poderosos accedían a estos cargos, proceso que fue gradual. 

Las leyes solían elegirse por medio de los tribunos y el pueblo discutía las leyes con anterioridad. Este método era muy bueno, pero siempre y cuando se tuviera ciudadanos buenos, porque cuando son malos no tiene ningún sentido. 

En consecuencia, para que la corrupción se saque de raíz deben modificarse las costumbres y realizar las constituciones y las leyes correspondientes. Esto nos dice que el filósofo florentino no estaba de acuerdo con reformar solo la constitución, sino que está a favor de cambiar primero las costumbres de las personas, a causa de que los acostumbrados no quieren cambiar nada y por lo tanto, no habría nunca un cambio en la constitución. Además,esta regeneración de las costumbres solo podría hacerla un hombre de bien y que apele a la violencia para tomar el control del Estado, cosa que es realmente difícil de obtener. El hombre bueno nunca quiere acudir a métodos extraordinarios (la violencia) los cuales son necesarios para obtener una ciudad, y el hombre malo nunca quiere gobernar bien desde que adquiere la ciudad corrompida. 

Capítulo XIX: Puede sostenerse un príncipe débil sucediendo a un buen príncipe, pero ningún reino subsiste si a un príncipe débil sucede otro débil 

Los tres primeros reyes de Roma (Rómulo, Numa y Tulio) fueron excepcionales. Estos tres reyes se sucedieron de forma muy inteligente, dejando lo bueno del anterior, pero además mejorando sus aspectos. Por otro lado, También la sucesión de David por Salomón fue exitosa, a excepción del hijo de Salomón que fue Roboam quien no tuvo un gobierno destacado. 

¿Quiénes son los príncipes débiles? aquellos que no tienen fuerza para ir a la guerra, los incapaces para guerrear. La idea es que los gobernadores miren las experiencias de Roma en su monarquía con Rómulo, Numa y Tulio, pues tenían un genio belicoso, sobre todo Tulio. 

Capítulo XX: La sucesión de dos príncipes excelentes produce grandes efectos. Las repúblicas bien organizadas tienen, por necesidad, sucesión de gobernantes virtuosos y, por ello, aumentan y extienden su dominación

Los reyes romanos fueron expulsados y este gobierno evitó caer en manos corruptas porque el poder lo comenzaron a manejar los cónsules, quienes adquirían el poder por el libre sufragio. Por lo tanto, la buena sucesión de gobernantes es fundamental para que un país se sostenga en el futuro. 


Capítulo XXI: Son dignos de censura los príncipes y las repúblicas que no tienen ejército nacional

Mauquiavelo se avergüenza de aquellas repúblicas que no tienen ejército, quizás aludiendo a los actuales potentados. Para no caer en esto es necesario ver el reinado de Tulio, quien no tieniendo un ejército en el momento, no recurrió a otras manos sino que buscó en los suyos. 

Cuando en una tierra no hay soldados sino que solamente hombres, esto es culpa de los príncipes que los gobierna. Un ejemplo de esto lo ilustra la invasión del rey de Inglaterra a Francia quien se valió solamente de sus propios soldados para invadir.

Los tebanos después de liberar Tebas del yugo espartano, encontraron a sus ciudadanos muy afeminados no dudaron en armar a este pueblo, y salir al encuentro contra Esparta. 

En consecuencia, es vital que el príncipe sepa educar a los que tiene a disposición para crear su propio ejército. 

Maquiavelo termina con una frase:

''A los ociosos, Tulio los convertirá en hombres de armas''


Capítulo XXII: Lo que fue más notable en el combate de los tres Horacios y los tres Curiacios

¿Quienes eran los Horacios? Hermanos trillizos hijos de Publio Horacio del reinado de Tulio

¿Quienes eran los Curiacios? Hermanos trillizos en el reino de Metio. 

Tulio y Metio rey de Alba, acordaron en que sus luchadores se enfrentaran y el vencido quedaría sometido a la potestad del otro. Murieron tres de los Horacios y tres de los Curiacios, por lo que Metio quedó sometido a Tulio. Uno de los Horacios encontró a su hermana llorando porque estaba casada con uno de los Curiacios. Por este hecho la mató y el Horacio fue juzgado, aunque luego fue absuelto por los ruegos de su padre. 

De aquí Maquiavelo hace tres advertencias:

  1. No arriesgar toda la fortuna al empleo de las propias fuerzas
  2. Nunca se compensan los actos criminales con los meritorios
  3. No se debe hacer inobservancia se la cual se deba o se pueda sospechar

La servidumbre no siempre es ejercida de buen grado. Se sabe que Metio luego quiso traicionar a Tulio en una expedición que tuvieron. 

Capítulo XXIII: No se debe poner en riesgo toda la fortuna sin emplear toda la fuerza; por lo cual es muchas veces peligroso limitarse a guardar desfiladeros

Un ejemplo de esto lo tienen Tulio y Metio que apostaron toda su suerte a la virtud de tres ciudadanos, que eran la mínima parte de sus fuerzas. Hay quienes se atrincheran en un solo espacio reducido, pero fuerte como podría ser una fortaleza. Esto puede ser de utilidad cuando el territorio está protegido por montañas, aunque el enemigo puede aprovecharse también de estas. 

De hecho, así ocurrió en 1515 cuando el rey de Francia ingresó a Lombardia antes que los suizos. Los montes no fueron un verdadero problema para él. 

Capítulo XXIV: Las repúblicas bien organizadas establecen premios y castigos para los ciudadanos sin compensar jamás unos con los otros

Cuando Horacio mató a su hermana, los romanos quedaron totalmente indignados. Sin embargo, con el paso del tiempo Horacio fue absuelto por el mismo pueblo. Esto es un acto aborrecible de acuerdo con Maquiavelo, pues debe haber justa retribución de un acto, es decir, si se cometió un acto malo, debe castigarse y si se cometió uno bueno debe premiarse. De hecho, esta siempre fue la técnica que usaron los romanos. Cuando hay recompensa el pueblo tiene en estima no solo al gobernantes sino que también a al república. 

Capítulo XXV: Quien quiera formar la antigua organización de un Estado libre, conserve al menos la sombra de las antiguas instituciones

Esto debe hacerse con el propósito de que los ciudadanos no se den cuenta de que existe algo nuevo. El príncipe debe procurar que ese cambio sea totalmente aparente, pues según el filósofo a todos los hombres satisfacen la apariencia más que la realidad. 

Lo mismo pasó con los romanos una vez que superaron el gobierno de los reyes. Claro, se instalaron dos cónsules que guiarían el gobierno de Roma, pero las antiguas costumbres seguirían realizándose. Por ejemplo, el sacrificio tendría un jefe que sería llamado ''jefe de sacrificios'' por lo cual se mantiene la antigua costumbre. 

Capítulo XXVI: El príncipe nuevo en ciudad o provincia conquistada por él, debe reformarlo todo

El príncipe que ha conquistado un territorio y no quiere fundar una monarquía o  república, el mejor medio para conservarlo consiste en reformarlo todo. Una nueva organización, un nuevo orden, con nuevos hombres, convirtiendo a los pobres en ricos. Así como cuando David llegó a ser rey. En palabras de Maquiavelo:

''A los pobres los llenó de bienes y a los ricos los dejó sin nada''

También edificará nuevos edificios acabando con los antiguos. De esta forma fue que Filipo de Macedonia conquistó toda Grecia. Es tremendamente necesario que el nuevo príncipe lo haga así, de lo contrario lo despojarán de todo. 

Capítulo XXVII: Rara vez los hombres son completamente buenos o completamente malos

El papa Julio II en el siglo XVI quiso deshacerse de todos los tiranos que gobernaban en Italia. Se enfrentó contra Gian Paolo de Bagliona en Perugia, a pesar de ir desarmado y su contrincante con un ejército listo. Finalmente, Gian Paolo se somete a Julio II y esto le dio enorme prestigio en toda Italia.

Llama la atención que Gian Paolo, siendo un parricida e incestuoso públicamente, se sometió pasivamente al papa. A esta reacción, Maquiavelo nos dice que se puede ver que un hombre detestable públicamente, que se haya sometido a la voluntad del papa, se dice que la naturaleza del hombre nunca es completamente buena o completamente mala. 

Capítulo XXVIII: Por qué los romanos fueron menos ingratos con sus conciudadanos que los atenienses son suyos

En Roma, desde la expulsión de los reyes hasta Sila y Mario, ningún ciudadano atentó contra la libertad de su país. Pero en Atenas el asunto fue todo lo contrario. Pisístrato fue uno de los primeros que arrebató al libertad a su pueblo, y luego el pueblo entraría en un círculo de desconfianza a sus gobernadores. En esa línea de comparación, el pueblo ateniense, que muerde más fuerte cuando recuperan la libertad, fue más ingrato que el pueblo romano. 

Capítulo XXIX: ¿Quién es más ingrato? ¿el pueblo o el príncipe?

En primer lugar, para el filósofo la ingratitud nace del vicio y de la desconfianza. Hay ciudadanos valerosos que logran grandes hazañas y que tanto el pueblo o el príncipe tienen dos caminos: o los colman de elogios o los castigan. A veces, el castigo suele ser más destacado pues reza el dicho:

''Mayor es la inclinación a castigar la ofensa que a premiar el beneficio porque el agradecimiento pesa y la venganza satisface''

Sin embargo, hay casos en que aquella ingratitud que se le da a quien se ha mandado a conquistar, y consecuentemente con esto, logra una fama que supera al príncipe y al pueblo, entonces ambos están excusados de castigarle. En efecto, el hombre que ha logrado estas hazañas se vuelve sospechoso

La historia está llena de estos ejemplos en que los generales se hacen con fama y se aprovechan de esta. Un ejemplo de enorme ingratitud lo podemos ver en Escipión quien desterró a sus dos generales que solo habían hecho ofensas a la plebe. Escipión fue víctima de la ingratitud porque inspiraba desconfianza entre los ciudadanos. ¿Por qué razones? por las siguientes.

  • Venció a un enemigo poderoso
  • Se granjeó mucha fama por esto
  • Exceso de méritos
  • Juventud
  • Le temían hasta los magistrados

Por lo tanto, como Escipión se granjeó un éxito formidable, aún más que el propio gobernante, recibió la ingratitud de todo el pueblo y de los magistrados. 

Sin embargo, por un temor fundado, el pueblo desconfía de estos generales que se vuelven famosos. Por lo tanto, son los príncipes aquellos que son más ingratos porque no tienen temor fundado de sospecha. 

Capítulo XXX: Medios que debe emplear el príncipe para no caer en el vicio de la ingratitud

Para evitar esto, en primer lugar el príncipe debe participar de las excursiones militares, justamente para que parezca que la victoria es de ellos y no de sus generales. Sin embargo, si se queda de ocioso en su palacio, entonces serán los generales los que se llevarán todo el crédito. 

Por esto mismo, es esencial que los príncipes actuales sigan el ejemplo de los antiguos romanos quienes iban por sí mismos a las batallas. 

Capítulo XXXI: Los generales romanos jamás fueron castigados por las faltas que cometieron ni tampoco por ignorancia

La Roma de antes no solo no era ingrata sino que tampoco castigaba severamente a sus soldados. De hecho, cuando erraban por ignorancia se les daba premios y beneficios. Así sucedió con Varrón al no poder conquistar un territorio, a su llegada los senadores lo confortaron y le honraron. 

Capítulo XXXII: Ni las repúblicas ni los príncipes deben diferir los remedios a las necesidades públicas

Un ejemplo de esto fue en la época monárquica de Roma. Porsena iba contra Roma para establecer a los Tarquinios y el Senado tenía la duda de sí la plebe prefería admitir al rey que mantener la guerra. El Senado, suprimió la contribución de la sal y otros tributos por dicha causa, y el pueblo aceptó de buena gana someterse a la guerra, siendo agradecido del Senado por estas medidas. 

Capítulo XXXIII: Cualquier dificultad que sobrevenga al Estado, es mejor partido contemporizar con ella que combatirla de frente

La fama y fuerza de Roma creía estrepitosamente, tanto así que sus enemigos comenzaron a temerle. Es en esta parte donde el pueblo romano decide nombrar a un dictador para dirigir el pueblo. En este sentido, es muy probable que la instauración de un nuevo ciudadano que dirija al país entero, pueda ocasionar problemas internos y externos. Si esto es así, Maquiavelo aconseja que es mejor contemporizar con la amenaza que hacerle frente(3).

Ciertamente es peligroso darle tanta popularidad y honor a un solo ciudadano. Este puede llegar a aprovecharse de su situación, así como pasó con Cósme de Médici, que hasta las mismas autoridades tenían miedo de hacerle frente. Sin embargo, en 1433 lo expulsaron de Florencia, pero luego su partido lo proclama un año más tarde y se vuelve gobernador de la ciudad hasta 1464. Por lo tanto, cuando existe un ciudadano tan popular y con tanta influencia como lo fue Cósme de Médici, lo mejor será contemporizar con él y no enfrentarle. 

Pasó también con César a quienes todos rendían honores, incluyendo Pompeyo. Con el tiempo, el mismo Pompeyo comenzó a temerle, luego ya todos sabemos que más adelante se produjo una guerra civil donde se enfrentaron César y Pompeyo (donde ganó César). Por eso, nuevamente Maquiavelo recomienda contemporizar, no enfrentar. 

Capítulo XXXIV: La autoridad dictactorial benefició y no dañó a la República romana

Muchas opiniones con respecto a Roma se esgrimen por la dictadura que tuvo, pero Maquiavelo dice que aquellas opiniones son equivocadas. Las dictaduras, mientras son implementadas por medio de la ley, son beneficiosas para la ciudad. Las que no son beneficiosas son aquellas que obtienen su lugar por métodos extraordinarios (la violencia). En la República romana, las dictaduras han dado poder a Roma, hasta a los mismos cónsules se les daba la etiqueta de dictadores. 

Capítulo XXXV: La libertad de la República romana amenazada

Si bien dijimos que lo mejor para que una dictadura se instaure es la admisión a través de las leyes y no recurrir a métodos extraordinarios, la verdad es que la votación por un ciudadano o ciudadanos tampoco resulta ser beneficiosa. Un ejemplo de esto son los decenviros, 10 ciudadanos elegidos para hacer las leyes de Roma (La ley de las XII Tablas) quienes luego se volvieron tiranos y la ciudad perdería su libertad. 

Los decenviros tenían muchas más atribuciones que los dictadores. Estos últimos no podían anular el orden senatorial ni dictar nuevas leyes. Sus límites eran establecidos tanto por los tribunos, los senadores y los cónsules. En cambio, los decenviros anularon a los cónsules y a los tribunos, y se les facultó para dictar nuevas leyes. En consecuencia, por medio de los sufragios también puede instaurarse autoridades tiranas. 

Capítulo XXXVI: Los ciudadanos que han ejercido los más altos cargos, no deben desdeñar los más modestos

Los romanos jamás juzgaron mal obedecer a quienes antes habían sido grandes autoridades. Así podemos ver el ejemplo de Quinto Fabio, quien luchó en la batalla contra los veyenses a quienes ganaron. Quinto Fabio había sido cónsul y no desdeñó jamás la posición que le dieron para combatir en aquella guerra. 

En Venecia se comete el error de que el ciudadano que se ha desempeñado en un alto cargo, tenga la posibilidad de desdeñar uno de rango inferior y las autoridades se lo conceden. En efecto, esto puede parecer beneficioso al particular, pero de ninguna utilidad al público. Será mucho mejor quien, habiéndose desempeñado en un alto cargo alguna vez, se establezca en uno de menor rango pues mejoraría el futuro puesto. 

Capítulo XXXVII: Leyes con efecto retroactivo

La naturaleza del hombre es justamente desearlo todo y no todo poderlo conseguir. Así, cuando unos ambicionan otros quieren procurarse lo que tienen y así nace la enemistad. Los hombres se enemistan frecuentemente por estos motivos, y es así que los gobernadores se ven en la necesidad de realizar reformas para evitar injusticias. Una de las reformas más recordadas de Roma fue la que atañó a la ley agraria. Sin embargo, esta reforma tampoco fue perfecta de modo que no se hiciera ninguna otra, al contrario, fue tremendamente defectuosa. 

Esta ley tenía dos puntos principales a saber:

  1. Cada ciudadano debía poseer un determinado número de fanegas de tierra.
  2. El territorio ocupado a los enemigos debe distribuirse entre el pueblo romano

Esto privaba a los nobles de la riqueza, transfiriéndola al Estado y así perdían su riqueza. Los nobles comenzaron a trasladar sus tierras a sitios inaccesibles por lo que con el tiempo nadie quiso habitarlos. Se formó una crisis que llegó a su fin en tiempo de los Gracos, y posteriormente ganaron los nobles en la guerra civil. Luego venían los pleitos entre Pompeyo y César quedándose César como dictador de Roma. 

Por lo demás, esta ley tenía un efecto retroactivo, es decir, no solo funcionaba hacia el futuro sino que también hacia el pasado. Por lo tanto, quien quiera que infrinja la norma (o haya infringido la norma), tendrá que atenerse a las consecuencias. Este efecto fue perjudicial para la República. 

Capítulo XXXVIII: Las repúblicas débiles son irresolutas y no saben tomar partido

Los volcos y los equos quisieron apoderarse de Roma cuando está se vio apestada de una epidemia enorme. Primeramente atacaron a los hérnicos y a los latinos, y estos últimos pidieron ayuda a los romanos, pero como estaban con la epidemia les dijeron que se defendieran por sí mismos. Esta fue una buena decisión pues aunque pueda sonar mal no ayudar a los súbditos, las ciudades también deben tener sus propias defensas, no siempre contar con que las defenderán fuerzas exteriores. 

Así, las ciudades débiles son irresolutas y todo deben determinarlo por la fuerza. Si no existe alguna cosa violenta que las haga reaccionar, quedarían siempre en al incertidumbre. 

Capítulo XXXIX: Frecuencia con que ocurren hechos en pueblos distintos idénticos sucesos

El título de este libro es tan simple que puede entenderse perfectamente. Por muy distintos que sean los pueblos, pareciera existir una semejanza con los sucesos, o más que una semejanza, una identidad de sucesos. 

Maquiavelo muestra dos ejemplos de aquello:

  • Consejo de los Diez
  • Los tribunos de Roma

Empezaremos primero por los tribunos de Roma. Los tribunos, al no estar satisfechos con la gestión de los cónsules, se obstinaron en cambiar el poder de los cónsules por el poder consular tribuno. Esto porque los tribunos pensaron que las sucesivas guerras se debían a los nobles y no a la necesidad de rechazar enemigos. Finalmente alcanzaron su cometido, pero nada cambió. 

En Italia ocurrió de igual forma. Se suprimió el Consejo de los Diez por las mismas razones, pero cuando el pueblo dio cuenta que eran necesarios se volvió a restablecer. 

Capítulo XL: Creación del decenvirato en Roma

El origen fue de la siguiente forma. Entre el pueblo y la nobleza enviaron a Espurio Postumio y a otros ciudadanos a Atenas para estudiar y traer las leyes de Solón a Roma. Esto se debió a que en Roma surgieron ásperos debates y discusiones con respecto a las reglas que debían existir en la ciudad. 

Fueron y volvieron con la información. Posteriormente, los romanos eligieron a 10 ciudadanos por un año para redactar las leyes. Entre ellos se encontraba Apio Claudio, hombre sagaz y turbulento. Para poner en práctica estas leyes, los tribunos y los cónsules fueron suprimidos inmediatamente, y también suprimieron la apelación al pueblo. En consecuencia, los decenviros (estos ciudadanos elegidos) pasaron a ser los nuevos soberanos de Roma. 

Estos escribieron las leyes en 10 tablas y en vez de declararlas vigentes, las expusieron al publico para que todo el mundo pudiera discutirlas. Si se encontraba algún defecto, este se enmendaría inmediatamente. 

Como podemos ver, al principio fueron 10 tablas, pero luego Apio Claudio dijo que si existieran otros dos cuerpos legales más sería perfecta. Por lo tanto, el mandato de los decenviros se prolongó un año más y se crearon las XII Tablas de la ley, pero aún no se publicarían.

La renovación de los decenviros cada año la presidía Apio Claudio, quien se volvió popular entre ellos. Su arrogancia era mal vista por los nobles, aunque después estos mismos adoptaron la misma costumbre que Apio Claudio. La publicación de las tablas aún no se hacía y los decenviros seguían prorrogando su mandato. Este hecho, sumado a otros más, llevó a los decenviros pelearse con el Senado y con la plebe. 

Posteriormente, los sabinos y los volscos atacaron Roma y los decenviros no podían acudir al Senado. Finalmente se pusieron de acuerdo y alistaron la guerra, yendo algunos decenviros mientras que Apio Claudio se quedaba en Roma. Quiso casarse con Virginia, pero para librarla de ese oprobio, su padre, Virginio, la mató, y el suceso produjo una sublevación en los ejércitos. Los decenviros abdicaron de su autoridad ante este hecho, y los cónsules y los tribunos volvieron a gobernar nuevamente. 

Esta es una lección con referencia a elogiar a un solo ciudadano y que solo este resalte por sobre los demás. Esto crea las tiranías y tienen el mismo fin que tendría Apio Claudio. Por eso, es imprescindible que el gobernador tenga un balance entre la amistad con los nobles y la amistad con el pueblo. 

Capítulo XLI: Es imprudente e inútil pasar sin gradación de la humildad a la soberbia, de la compasión a la crueldad

Este título representa justamente la acción de Apio Claudio. Cuando presentó sus candidaturas se mostró muy amable con el pueblo, pero cuando fue elegido nuevamente como decenviro se mostró hostil y cruel con él. También, para precaver situaciones futuras, se tendrá que buscar nuevos amigos en caso de que la gradación de la humildad a la soberbia no sea bien recibida. 

Capítulo XLII: Facilidad de los hombres para corromperse

De la misma historia de Apio Claudio se puede entender la corrupción de los hombres. Esto es natural de los hombres y lo hacen con mucha facilidad, incluso aunque sean muy bien educados. Esto lo provoca la admisión fácil al poder de una persona, la exageración centralizada en una sola persona y la propia naturaleza del hombre.

Capítulo XLIII: Los que combaten por su propia gloria son buenos y felices soldados

Para Maquiavelo es evidente que los soldados más eficientes son aquellos que luchan por su propia gloria, en vez de luchar por gloria ajena. Así, los ejércitos de los cónsules siempre triunfaron y los soldados de los decenviros siempre fueron vencidos. El amor a la patria solo lo tienen los súbditos.

Capítulo XLIV: Una multitud sin jefe es inútil


Volvamos con el caso de Virginia. El pueblo estaba armado luego de su muerte y se ubicó en el Monte Sacro. El Senado envió a un comisionado para preguntar porqué estaban ahí, y al no haber ningún jefe entre ellos nadie respondió. 

Virginio comprendió la causa del silencio y por eso creó un tribuno militar para que se pudiera transmitir el mensaje al Senado. 

Capítulo XLV: Es de mal ejemplo no observar una ley bien hecha; y peligrosísimo la continua incertidumbre


Cuando se instauraron las antiguas instituciones a Roma, Virginio citó a Apio para ante el pueblo para defender su causa. Virginio pidió que se quemara a Apio y éste pidió la apelación al pueblo, pero Virginio le dijo que no podía solicitar tal apelación, alguien que fue tan ruin con el pueblo. Se lo apresó y antes de ser juzgado se suicidó. 

En Italia ocurriría lo mismo en 1594. Se promulgaría una apelación al pueblo por delitos políticos gracias al fray Jerónimo Savonarola, después de mucho trabajo y esfuerzo. A poco de estar vigente la Señoría condenó a cinco personas quienes apelaron al pueblo y no se les permitió. Infringieron la ley. 

Estos hechos demuestran lo contradictorio y absurdo que es promulgar y publicar una ley, y no darle uso cuando es la oportunidad. 

Otro peligro del que se tiene que cuidar un gobernador es de la continua incertidumbre. Esto sucedió luego de que se depuso a los decenviros, pues se persiguió a tanta gente se pudo, condenándola y aprisionándola por pertenecer a un bando u otro. 


Capítulo XLVI: Los hombres pasan de una ambición a otra

Existía una enorme enemistad entre los nobles y la plebe. Ambos poderes tenían grandes ambiciones y estas colisionaban entre sí. En esos momentos, los más ambiciosos aparentan ser buenos cuando ocasionan daños; este es el efecto más convenientes para ellos y el más perjudicial para la ciudad. Así adquieren mayor influencia y se hacen grandes entre los ciudadanos. Es por eso que Maquiavelo recomienda leyes que traten de frenar dicha influencia. 


Capítulo XLVII: Los hombres, en conjunto, pueden engañarse en los asuntos generales pero no en los particulares


Los ciudadanos de Roma estaban hartos de la autoridad consular y por lo tanto, hicieron que los plebeyos también tuvieran cargos consulares: cuatro serían los plebeyos que tendrían potestad consular. Sin embargo, en las votaciones de estos plebeyos para cargos consulares, resultó que la gente no los eligió, en su lugar, en vez de elegir plebeyos, se eligieron a todos nobles. 

En consecuencia, por este hecho Maquiavelo nos dice que los hombres pueden engañarse en asuntos generales (establecer un tipo de votación), pero no en los particulares (que finalmente todos votaran por nobles y no por plebeyos como se había pretendido).

Otro ejemplo que nos pone el filósofo. Después que Anibal derrotó a los romanos en Cannas, agitada toda Italia, Capua estuvo a punto de rebelarse a causa del odio que existía entre el pueblo y el Senado. Pacuvio Culiano fue una de las autoridades que quiso reconciliar a las dos entidades. Habló con los senadores diciéndoles que a propósito del odio que el pueblo les tenía, era mejor que se encerraren en un lugar seguro. Luego, Pacuvio habló con el pueblo diciendo que el Senado estaba protegido en un lugar y que era hora de la venganza. Entonces, se comenzarían a reemplazar a los senadores antiguos por senadores de la plebe. No obstante, cuando el primer senador plebeyo fue elegido, todos comenzaron a criticar, a mofarse y a quejarse de aquel que fue elegido. 

En ese momento, Pacuvio se dirigió a la plebe y les hizo ver que para el Senado necesariamente se necesitaban a los senadores antiguos. Por lo tanto, Pacuvio llamó al pueblo a reconciliarse con los senadores. 

En conclusión, Maquiavelo nos dice que el pueblo siempre se engaña de modo general, pero bastará que se le muestren los detalles para que se den cuenta de su error. 


Capítulo XLVIII: Quien quiera que una magistratura no se dé a un hombre vil o perverso, hágala pedir por uno más vil o más perverso, o por uno excelente y nobilísimo

Cuando el Senado temía que el cargo de senador se le diera a un plebeyo, recurría a los siguientes recursos:


  • Pedían el cargo al hombre con más fama de Roma
  • Corrompían a un plebeyo sórdido que luego se mezclaba entre los de mejores condiciones

En este sentido, los plebeyos se avergonzaban de este último y lo daban, en vez de negarlo. 

Capítulo XLIX: Si a las ciudades libres desde su fundación, como Roma, les es difícil establecer leyes que mantengan la libertad, a las que kan estado anteriormente en servidumbre les es imposible

Una de las magistraturas más sólidas que pudo crear Roma fueron los censores, porque siendo jueces de las costumbres pudieron hacerse cargo de la corrupción existente en Roma. El error que se cometió en ellos fue haber nombrado a estos censores por cinco años, pero luego esto se corrigió nombrándolos por diez y ocho meses. 

Estas leyes fueron buenas, pero difícil de implementar para una república libre pero que recién comenzaba. Imposible sería implementar buenas leyes para aquellas ciudades que viven en servidumbre. Este último es el caso de Florencia que ha vivido en la servidumbre desde el Imperio Romano. 

Capítulo L: Ningún Consejo ni magistratura debe estar facultado para detener el curso de los negocios públicos

En Roma, Tito Quincio Cincinnato y Cneo Julio Mento eran dos cónsules que debido a sus desavenencias impedían que los asuntos públicos prosperaran. El Senado les pidió nombrar un dictador para que se pudieran realizar aquellos cambios que los cónsules impedían con su actitud. Sin embargo, en lo que sí estaban de acuerdo estos cónsules, era en no nombrar un dictador. Finalmente, el Senado tuvo que pedir ayuda a los tribunos para que estos accedieran, lo que finalmente ocurrió. 

Existen dos elementos claves que reconoce Maquiavelo:

  • La utilidad de los tribunos
  • La necesidad de nombrar a otra persona cuando la que está a cargo, no puede realizar ninguna acción para avanzar


La desavenencia entre dos autoridades o muchas, puede tener muchas complicaciones enormes. Otro ejemplo que nombra Maquiavelo es el del Gran Consejo de Venecia, la cual distribuía los honores y los cargos. Sin embargo, ocurría que la mayoría de sus magistrados no nombraban suplentes en sus magistraturas, solo por desavenencias entre ellos.

Capítulo LI: Las repúblicas y los príncipes deben demostrar que hacen generosamente aquello a que la necesidad les obliga

Los hombres que son autoridades deben mantener estas apariencias, es decir, tener una imagen de generosidad aún con las cosas que tienen que hacer por necesidad. El Senado tuvo esta actitud cuando otorgó un sueldo del Tesoro público a quienes estaban a su costa, y aunque los tribunos se negaron insistentemente, no pudieron contrarrestar las gestas de agradecimiento que tuvo el mismo pueblo. 

Capítulo LII: El medio más seguro y menos ruidoso para contener la ambición de cualquier hombre influyente en una república es el de adelantársele en el camino que conduce al poder


Numerosos hechos han comprobado lo fáctico de esta cuestión de Maquiavelo. En efecto, los hombres que no alcanzan a adelantar a su adversario pierden estrepitosamente. Así le pasó a Marco Tulio Cicerón quien no pudo acudir a Octavio para hacer frente a Marco Aurelio, pues éste ya se le había adelantado a hablar con Octavio y por eso es que el orador enfrentó un destino irrefrenable. 

Capítulo LIII: El pueblo desea muchas veces su ruina engañado por una falsa apariencia de bienestar, y fácilmente se le agita con grandes esperanzas y halagüeñas promesas

En Roma corrió el rumor que en Veyes los ciudadanos estarían mucho mejor en cuanto a riquezas y territorio. Para el Senado y los ciudadanos sabios esto pareció una idea realmente inútil y costosa, que simplemente la ignoraron. Sin embargo, el pueblo se vio seducido por esta idea y amenazó al Senado con violencia si no accedía a la petición. En ese momento el Senado recurrió a los hombres más sabios y prudentes para que convencieran al pueblo de al que la idea era inútil. En efecto, el pueblo siempre se deja convencer por ideas novedosas cuando no cree en nadie, es por esto que hay que convencerlo a través de aquellos ciudadanos más respetados, que mantienen la misma opinión que las autoridades.

De estos acontecimientos se deducen dos ideas:

Cuando es fácil persuadir al pueblo: cuando la propuesta muestre ganancia, aunque lleve a la república a la ruina. Solo la apariencia de buena ganancia será la forma más fácil de persuadir. 

Cuando es difícil persuadir al pueblo: a contrario sensu, cuando la propuesta sea de pérdidas, aunque signifique al largo plazo una gran estabilidad para la ciudad. 

Por lo tanto, el gobernante tendrá que decidir cuidadosamente entre estos dos elementos para que pueda llevar sus planes a cabo. 

Capítulo LIV: Autoridad que tiene un gran hombre para apaciguar a una multitud sublevada


Estos hombres son los que dirigen los ejércitos y son capaces de apaciguar a cualquiera en su presencia. Un ejemplo de esto lo presenta Maquiavelo cuando Florencia estaba dividida en dos bandos:

Frailunos
Rabiosos

los primeros fueron vencidos y entre ellos estaba Pablo Anotnio Soderini, a quien se iba a saquear su propiedad, famoso ciudadano por cierto. Sin embargo, por suerte en su casa se encontraba su hermano Francisco, obispo de Volterra, quien salió con sus atuendos y sus insignias para enfrentar a las personas, a quienes con su sola presencia pudo apaciguar de inmediato. 

Por eso, para contener a una multitud hace falta un hombre verdaderamente respetado por la sociedad, además de tener buena apariencia. 

Capítulo LV: Cuán fácilmente se gobiernan las cosas en una ciudad donde la multitud no está corrompida. Donde hay igualdad no puede haber monarquía, y donde no la hay, es imposible la república

Existen al menos dos tipos de corrupciones para Maquiavelo, una proviene del mismo pueblo, la cual es una corrupción que es común a todos, y luego tenemos la corrupción de las instituciones. 

Por lo demás, un país que está fuera de corrupción como lo es Alemania, es un país que mantiene religiosamente las antiguas tradiciones y además se mantiene lejos de sus vecinos. En efecto, estas son las claves para que los ciudadanos cumplan con sus obligaciones como lo son los impuestos. 

Otro elemento que añade Maquiavelo a este respecto es que los países que tienen igualdad son aquellos que no tienen corrupción, en cambio, los países que son desiguales justamente son los que tienen más corrupción. Estas ciudades donde hay igualdad son muy fáciles de gobernar, al contrario de aquellas que no lo son. 

Ahora, hay algunos detalles a tener en cuenta, el florentino nos dice que para fundar una monarquía en una ciudad que fue una república, será necesario llevarlo a cabo con un hombre realmente valiente. Pero no muchos lo logran. 

Donde hay nobles sí se puede fundar una república y de esto es ejemplo la república veneciana. Esto porque Maquiavelo estima que los nobles son más de nombre que de hecho. Donde haya desigualdad será apropiado fundar una monarquía. 

Capítulo LVI: Antes de ocurrir grandes sucesos en una ciudad o en un Estado, aparecen señales que los pronostican u hombres que los anuncian

Al parecer, Maquiavelo cree en las predicciones que se han hecho en la historia, es más, podríamos decir que creía en milagros. Es así que nos cuenta la historia del fraile Jerónimo de Savonarola quien  predijo que el rey de Francia llegaría a Italia.

También creía en las señales que se daban después dea lgunos sucesos de importancia:

  • Luego de la muerte de Lorenzo de Médici cayó un rayo sobre la cúpula de la catedral.

  • Poco antes de que Pedro Soderini, gonfaloniero vitalicio del pueblo florentino, fuese privado de su cargo y desterrado, cayó otro rayo en el palacio de la Señoría.


  • Antes de la llegada de los galos a Roma, un plebeyo llamado Marco Cedicio dijo al Senado que a media noche, pasando por la Vía Nueva, oyó una voz mayor que humana, la cual le ordenaba decir a los magistrados que los galos venían contra Roma.

Maquiavelo no tiene una explicación de sus fuentes, pero menciona que es necesario que de estas cosas se hagan cargo aquellos que tienen los suficientes conocimientos de las cosas naturales y sobrenaturales. 

Capítulo LVII: El pueblo en conjunto es valeroso, pero individualmente es débil


Sucedió que en Roma, los ciudadanos huyeron de la ciudad dirigiéndose a Veyes después de que Roma había sido atacada por los galos. El Senado tomó medidas y por medio de edictos, se ordenó que todos los ciudadanos volvieran a Roma, con una pena que cargaría bajo ellos en caso de no hacerlo. Al principio todos los que habían huido hicieron mofas de dicho edicto, pero cuando se acercaba la época del cumplimiento, todos volvieron sin chistar. Cuando llega el momento de cumplir, todos piensan en sí mismo y ya no en el colectivo. Todo esto puede ocurrir, a menos que el pueblo tenga un jefe que los mantenga unidos; de lo contrario, pasará lo que en el caso del edicto del Senado. 

Capítulo LVIII: La multitud sabe más y es más constante que un príncipe

La multitud para Maquiavelo tiene tantas falencias y virtudes como un príncipe, en efecto el príncipe no se queda atrás en este, pero se debe decir que en la mayoría de los casos es la multitud la que sabe más que el propio príncipe.

En cuanto a la inconstancia, esta se da por la falta de leyes que hay en un Estado. Si hay inconstancia en un príncipe, este suele ser más inconstante que la propia multitud. Por lo tanto, el pueblo es menos ingrato que los príncipes. 

Capítulo LIX: De cuáles confederaciones o ligas merecen más confianza, si tas hechas con una república o las que se hacen con un príncipe

Tal y como se describió en el capítulo anterior, las confederaciones hechas en la república son de más confianza que las hechas por los príncipes. Se repite el mismo patrón en cuanto a los pueblos, pues parece ser que el príncipe siempre es una persona de no confiar. 

Sin embargo, cuando se trata de alianzas generadas por la fuerza, ni las repúblicas ni los príncipes serían confiables en ese caso. 

Capítulo LX: De cómo el consulado y cualquier otra magistratura se daban en Roma sin consideración a la edad

El mismo Valerio Corvino fue nombrado cónsul a la edad de 23 años diciendo que el premio al consulado es por al virtud y no por la sangre. En Roma, la verdad es que no se consideraba la edad para tomar un cargo de gran importancia, pues si un muchacho tuviera una virtud apoyada por hechos indubitados, entonces es menester que el Estado aproveche a ese joven. De hecho, sería perjudicial que el Estado tenga que esperar a que este joven tenga la edad de viejo para aprovechar sus frutos, frutos que para ese momento pueden estar menoscabados. 




Conclusión

Vemos que este texto difiere de su texto más famoso que sería El Príncipe. Bueno, recordemos que este escrito fue interrumpido para escribir el segundo texto citado, que además sería dedicado a Lorenzo de Médici. Es interesante que antes de que escribiera El Príncipe, Maquiavelo nos diga que en primera instancia hay que contemporizar con el más fuerte, y no atacarlo cosa contraria a la que hemos visto en El Príncipe. Podríamos bien decir que este texto del florentino defiende el régimen republicano, mientras que El Príncipe es un manual para el gobierno autoritario. 

1 comentario:

  1. Agradezco su labor de divulgación hoy en día no nos enseñan nada!! En ninguna parte, más que rollo televisivo!!

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