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jueves, 25 de mayo de 2017

San Agustín de Hipona - Contra los pelagianos (417 - 429).

Una cosa era el cisma donatista que ponía su mirada más bien en la consecuencia o en las actitudes de la Iglesia Católica. En el caso de los pelagianos, esta secta no aceptaba la idea del pecado original, es decir, cuestionaba las Sagradas Escrituras directamente por lo que el doctor de la gracia no podía mostrarse indiferente. ¿Qué significaba que no existiera el pecado original? que ninguna de las acciones purificadoras de la Iglesia tendría sentido; por ejemplo, el bautismo, la confesión o la catequesis. Veamos la réplica de San Agustín de Hipona a los pelagianos.

Referencias:

(1) Sólo quería dar una anécdota. Recuerdo un libro de Maya Angelou llamado ''I know why the caged bird sings'' (Sé por qué canta el pájaro enjaulado), donde la protagonista, que es la misma Maya, dice ''si quieres saber quién es realmente cristiano, basta que leas el Deuteronomio''. 

(2) No son palabras literales de San Agustín, pero si se condena a los niños sin tener ningún acto de voluntad (sólo por herencia) entonces podríamos decir que el mal en el es innato.

Definiciones:

(1) Collatio: proceso que consiste en la revisión y comparación de textos. Hoy en día la colación (que es de dónde proviene la palabra), se refiere ala descripción de un libro como la paginación, la dimensión o el material que tenga.

(2) Ascético, ascetismo: doctrina que promueve un estilo de vida austero y lejos de los placeres, es decir, un modo de vida totalmente espiritual. 

CONTRA LOS PELAGIANOS

¿Quienes eran los pelagianos?

Antecedentes

El imperio romano daba total razón al partido de Ceciliano quien fue acusado por los donatistas de traición. Todo esto fue llevado a cabo por Marcelino, quien proclamó en la conferencia de Cartago (más específicamente en la collatio(1)) que los donatistas serían condenados por su doctrina. Esto significaba un año más de paz para la Iglesia Católica y sus súbditos, pero algo más surgió a medida que avanzaba el tiempo: un nuevo cisma religioso. 

Historia de los pelagianos

Este cisma surgido principalmente en África fue llamado pelagianismo, que proviene del nombre del mismo monje que le dio vida: Pelagio. 

Pelagio y sus comienzos

Pelagio era un monje britano (muchos decían que era celta) que nació en 368 d. C. y murió en el 418 d. C. Era un hombre ascético(2) y muy estudioso de los textos bíblicos y de la filosofía en general; en otras palabras, era un teólogo y filósofo muy destacado para su tiempo. 

Al ser un hombre muy destacado, Pelagio fue admirado por muchos hombres incluyendo al mismísimo San Agustín quien lo tomaba por un ''hombre santo''. De hecho, en cuanto a datos biográficos, Pelagio y San Agustín comparten la misma lejanía que tuvieron de la centralidad del imperio; San Agustín, que vivía en Hipona; y Pelagio, que vivía en la distante Britannia. 

En el año 400 se trasladó a Roma donde gozaría de mucha popularidad, a pesar de los grandes problemas que tenía el Imperio en ese tiempo. fue alabado por los cristianos sobre todo por su escrito llamado ''Exposiciones sobre las trece epístolas de San Pablo''. Este texto inició el debate entre los hombres más prominentes de la Iglesia Católica, junto con el pensamiento que añadía Pelagio.

Doctrina de Pelagio

Moralidad religiosa

Si tuviéramos que hablar de alguien realmente consecuente en la religión, entonces Pelagio es el hombre. Estaba formado con un fuerte moralismo ascético que lo hacía influyente frente a su audiencia. Se dio el lujo de acusar a San Agustín de mucha flexibilidad en la doctrina y comportamiento cristiano. 

El objetivo de Pelagio era incorporar el ascetismo dentro del cristianismo para que estos últimos fueran igual de consecuentes que él. En cierto modo, Pelagio exigía una rigurosidad ya vista con los donatistas quienes decían que el hombre debía ser totalmente ''puro''. Por lo tanto, si para Donato los hombres debían ser puros, para Pelagio debían ser extremadamente rigurosos en su comportamiento.

De todos modos, si se lee el A.T. podremos conocer que los mandamientos y preceptos que dios da a los hombres son imperativos, es decir, su cumplimiento es definitivo. Muchos se vieron convencidos por los planteamientos pelagianos porque, aquellos que creían ser verdaderos devotos a Dios, pronto se daban cuenta que no lo eran en absoluto(1).  

Libertad del hombre

Para Pelagio, el hombre no necesitaba del bautismo ni pasar por ningún sacramento para alcanzar a Dios; el hombre podría por sí solo llegar a la santidad. Pelagio tomaba esto de los filósofos antiguos que destacaban la autonomía como parte fundamental de la sabiduría del hombre. 

Esto sonaba horrible para San Agustín porque para el obispo, nadie puede ser autónomo, pues todos los hombres dependen de Dios. Pensar en la autonomía es un acercamiento poco a poco al peor de los pecados del hombre: la soberbia. Por eso San Agustín también condenaba la doctrina platónica la cual sostenía que lo mejor del hombre era su independencia a través del mundo inteligible. Adicionalmente, para San Agustín el bautismo no significaba un camino fácil lleno de concesiones, sino que al contrario, requiere un largo camino de perfección y sabiduría donde ya no se puede cometer el mal; es decir, el bautismo significa que el hombre ya conoce el mal y si lo comete, debe ser profundamente castigado. 

La libertad del hombre (sin la necesidad de Dios) representa un peligro para la doctrina cristiana. ¿Por qué? porque esta libertad y autonomía aleja al hombre de Dios; en otras palabras, el hombre ya no necesitaría de la gracia de Dios.

Además, ¿qué significa realmente el libre albedrío? si lo vemos desde el razonamiento humano, debemos decir que es la completa libertad del hombre de hacer lo que desee. Sin embargo, si esto es así, entonces el poder de la gracia quedaría excluído. Por otro lado, si Dios hizo a todas las criaturas buenas, entonces bien podrían ser los hombres buenos por su propia voluntad y no por la gracia. Un argumento más del pelagianismo sería decir que el libre albedrío, al dar la libertad absoluta al hombre, entonces también le dio la libertad de pecar

No obstante, bastaba una simple oración de San Agustín para derribar la teoría del pelagianismo:

''Señor, danos lo que ordenas, y ordena lo que es tu voluntad''
(Confesiones, capítulo 24)

¿Qué quería decir San Agustín con esto? que todo estaba bajo la gracia de Dios. Si Dios creó el mundo, creó al hombre y todo lo que le rodea, entonces está en control de todo lo que creó. Por lo tanto, el hombre es libre de sus acciones, pero bajo la gracia de Dios. 

Predestinación

Pelagio se preguntaba comprensiblemente ¿cómo es que Dios manda al hombre a cumplir cosas que son irrealizables? En efecto, todos sus mandatos deben ser realizables. Pero para Pelagio, la visión que tenía San Agustín de Dios, es decir, de un Dios que premia y castiga no es correcta; no podríamos hablar de un Dios de amor si fuera ese el caso (de acuerdo a Pelagio).

El gran problema que puede tener la doctrina de Pelagio es poner la misericordia de Dios en la comprensión humana, ya que a Dios no se le puede determinar conceptos humanos. La justicia de Dios no puede ser pensada en términos antropológicos porque son cosas divinas, fuera del alcance de la mente del hombre. Dios es la justicia misma, y por eso no se le puede llamar injusto.  Si Pelagio acepta que Dios es divino, perfecto y bueno, entonces también acepta que es justo y por lo tanto, no puede decir que es cruel si acepta lo primero (y vaya que lo acepta).

En resumen, para Pelagio el hombre estaba predestinado a seguir o no seguir a Dios, mientras que para San Agustín el hombre estaba en Dios siguiera o no siguiera los mandatos. Además de esto, para San Agustín la predestinación era justa. 

Pecado original

Todos sabemos por cultura general que el pecado original se cometió cuando Eva persuadió a Adán a comer el fruto prohibido. Fue el primer acto de desobediencia a Dios y por esto el hombre es culpable y pecador; el resto de los hombres después de Adán tendrán que cargar con el mismo pecado. 

Ahora, ¿cómo es que la semilla del pecado se trasmitió a todos los hombres? Pelagio cree que los hombres después de Adán no tienen esa semilla del pecado, pues el pecado sólo recae en Adán por desobediente. Sin embargo, San Agustín discrepa diciendo que dicha ''trasmisión'' se hace notar en el comportamiento posterior que tienen Adán y Eva.  Recordemos que Adán y Eva se sintieron avergonzados, con miedo a causa de lo que habían hecho. Por lo tanto, la desobediencia que tuvieron se transmitió vía sexual a las siguientes generaciones, tal como si fuera una herencia. 

Pelagio dice que como no se tiene el pecado original (porque fue responsabilidad de Adán y no de los hombres siguientes), entonces el bautismo se hace innecesario al ser este considerado una especie de oportunidad de comenzar desde cero. En ese sentido, la muerte, piensa Pelagio, se debe a la naturaleza del hombre y no al pecado original. Pero San Agustín dice que si bien el bautismo nos hace ser conscientes del bien, el hombre no tiene asegurado el cielo por sólo tener el bautismo; por el contrario, necesita seguir combatiendo con las carnalidades del mundo. 

Además, recordemos que el hombre muere a partir del pecado, es decir, si no tuviera el pecado no podría morir lo cual no es cierto porque el hombre muere de todas formas. 

''Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna''
(Romanos 6:23)

Por su condición de heredero del pecado, el hombre muere de manera definitiva. Sí el hombre no llevara esta herencia, entonces viviría para siempre pues no pecaría; y como sabemos, todos los hombres mueren por más buenos que sean, por tanto, todos llevan el pecado de Adán.


Rechazo al pelagianismo

Muchas personalidades de a fines del Imperio Romano no aceptaban de ninguna manera el pelagianismo. El monje se dirigió a Palestina, Lod, Milán a presentar su teoría a distintos obispos como San Jerónimo de Estridon, Osorio, y finalmente Inocencio I quien era el mismísimo papa de la época. 

Está demás decir que San Agustín habló en contra de Pelagio, pues incluso redactó una carta junto con otros cuatro obispos donde se pedía condenar el pelagianismo. Aquí están los principios:

  1. La muerte es producto del pecado, no de la naturaleza.
  2. Dios proporciona la gracia por su voluntad y no por méritos.
  3. La gracia es proporcionada a los adultos.
  4. Dios proporciona la fuerza de voluntad para evitar pecados.
  5. Las buenas obras son gracias a Dios y no gracias al hombre.
  6. Los que creen en el Señor lo hacen por propia voluntad.
  7. El cristiano obra a través de la fe.
  8. El cristiano le da gracias a Dios con sinceridad y rectitud.
  9. La confesión de los pecados se hacen porque son ciertos, no por humildad.
  10. Los niños que mueren sin recibir bautizo son excluidos del Reino de los Cielos.
  11. Los santos piden perdón por sus pecados.
  12. Bienaventurados los que mueren en el Señor.

Quizás el punto 10 es uno de los más controversiales entre Pelagio y San Agustín

El bautismo en los niños

Para San Agustín, los niños eran culpables, es decir, cometían pecados porque muchas cosas malas que el hombre comete se hacen de manera innata(2)

La sexualidad es el recuerdo de que el hombre pecó y que los hombres siguientes que nazcan desde aquí serán pecadores también en un comienzo. Sólo podrán librarse de éste obteniendo el bautismo (y aún así tendrán que seguir luchando contra el mal). 

Para Pelagio, que los niños fueran culpables del pecado era un sin sentido además de que, en otra inspección, Pelagio descubría el antiguo maniqueísmo del cual San Agustín se había deshecho. De ahí que Pelagio lo siguiera culpando de maniqueo. 


Condena definitiva
  
Pelagio, en un último intento de salvarse de la persecución y la condena, escribió una carta al Papa Inocencio I que sería llamada ''De libre albedrío IV''. Lamentablemente, el Papa no alcanzó a leer su carta debido a que murió mucho después de que llegara. No obstante, esta carta fue recibida por el Papa Zósimo quien era el sucesor de Inocencio I. Al leer la carta, Zósimo perdonó a los pelagianos y no se les persiguió más.

San Agustín quedó indignado al ver que Pelagio no fuera condenado, a lo que inmediatamente redactó la carta de los doce principios contra el maniqueísmo. 

Pelagianismo en la posteridad

Si bien el pelagianismo fue condenado oficialmente en el año 418 d. C. por el Papa Inocencio I, a través de una carta que San Agustín y otros obispos redactaron para condenar la doctrina, las teorías del pelagianismo dieron mucha pelea a las doctrinas católicas. 

Así lo dice uno de los teólogos más connotados de la historia:

''La disputa arriana del concilio de Nicea sólo puede ser comparada con la controversia del pelagianismo''
(Adolf Harnack, ''Historia del dogma'') 

Con el gran esfuerzo mental que implicó el concilio de Nicea, es decir, determinar la naturaleza de Cristo, el pelagianismo fue una teoría que no dio tregua hasta mucho tiempo después cuando se descartó totalmente. Podríamos decir tan bien como dice Adolf Harnack que el pelagianismo fue equivalente al Concilio de Nicea.

La Iglesia Católica sigue defendiendo los doce principios que San Agustín y los doce obispos habían escrito, sin embargo, el punto 10 quedó rechazado por la Iglesia Católica, diciendo que los niños son salvos gracias a la misericordia de Dios. 

Semipelagianismo

Muchos teólogos se interesaron por la doctrina de Pelagio, sobre todo en el siglo V en figuras como San Fausto de Riez, San Vicente de Lerins y San Juan Casiano. Estos santos trataron de conciliar la filosofía de Pelagio con las doctrinas de la Iglesia Católica, pero San Agustín las vuelve a refutar sin ningún problema. Finalmente, el semipelagianismo también fue condenado en el año 529 en el Concilio de Orange. 

La teoría del semipelagianismo no rechazaba a Dios en el libre albedrío, es decir, lo aceptaba como un comienzo, como una iniciativa, pero después, el hombre era responsable de sus actos y Dios no podría intervenir. Decían los semipelagianos:

''La iniciativa de Dios comienza con la gracia, y gracias a la gracia el hombre puede por sí mismo obrar de la manera que le parezca, pero siempre por medio de la gracia''

Como vemos, los pelagianos no dejan de decir que el hombre tiene libre voluntad fuera de la voluntad de Dios; el hombre hace sus obras por mérito propio. Se rompe uno de los principios que escribía San Agustín, el cual se refería a que los méritos son de Dios y no del hombre.

La mayoría de los expertos dicen que el pelagianismo se mezcló con otras teorías y religiones que se destacaban en oriente, así como la mayoría de las herejías que condenaba la Iglesia Católica. En todo caso, en la época medieval pasó inadvertida por la Iglesia Católica, apareciendo de nuevo (o revelándose) recién en el siglo XVI.

Conclusión

Al parecer fue una de las doctrinas que dio más batalla a la Iglesia Católica. Su persistencia en el tiempo demuestra que en la historia de las religiones hay una dualidad entre divinidad y antropología. Por un lado, el hombre no es independiente si acepta una divinidad, o es independiente si acepta que las cosas son creadas por sus propios méritos. Si lo pensamos bien, esta dicotomía pertenece también a la dualidad religión/filosofía; en la religión, Dios responde las preguntas del hombre; en la filosofía, el hombre se responde las preguntas del hombre (valga la redundancia). ¿Qué piensas que es lo correcto?

Para terminar, quisiera mostrar un video sobre la controversia entre San Agustín y Pelagio por parte de la Iglesia Católica de La Serena.

https://www.youtube.com/watch?v=hSVZDJMaYrE

1 comentario:

  1. Ambas son valederas la filosofia se hace preguntas sobre el hombre pero no puede responder respecto de su trascendencia y ahi entravla religion con sus dogmas

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