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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Lucio Anneo Séneca - Cartas morales a Lucilio el menor (Epístola I: El sabio y los demás) (??).

Este libro es un conjunto de cartas que Lucio Anneo Séneca escribió cuando tuvo correspondencia con Lucilio el menor; un naturalista que vivió en el siglo I d. C. Si pensamos que la moral de Séneca acababa con los diálogos que vimos precedentemente, entonces caemos en un error. Este puede ser el último escrito de Séneca sobre la moral antes de escribir Cuestiones Naturales. La verdad este libro es un tanto largo y está dividido en otros libros más; por lo tanto, veremos cada uno de los libros por separado. 

Cartas morales a Lucilio el menor

EPÍSTOLA I: EL SABIO Y LOS DEMÁS

El tiempo

Como ya hemos visto en libros como la brevedad de la vida, el tiempo es fundamental y debemos cuidarlo por sobre todas las cosas. El Tiempo no se devuelve para que podamos disfrutarlos y es necesario que no derrochemos este en cosas superfluas e inútiles. 

Lecturas y viajes

Séneca aconseja a Lucilio no ser ávido en los viajes y más bien le aconseja mantener residencia. La tranquilidad del espíritu debe prevalecer por sobre todo en la filosofía estoica y es por eso que la urgencia de viajar deberá reflexionarse sobre la tranquilidad. 

Las lecturas deben ser selectivas y deben ser de autores reconocidos. Es claro que cuando los conceptos quedan en el alma, estos serán mucho mejor para el hombre, y qué mejor que se nos quede en el alma el estudio de los grandes hombres. 

Elección de los amigos

La elección de los amigos no es una cosa tomada a la ligera por Séneca; al contrario, la amistad debe también ser selectiva. Luego de un largo tiempo podemos hablar de amigos y confianza, antes sería demasiado prematuro y lo que se convertiría en amistad puede resultar en algo malo. 

Miedo a la muerte

No hay porqué temer a la muerte. Este es un proceso como cualquier otro; por ejemplo, Séneca le recuerda a Lucilio el proceso de dejar la toga praetexta para adquirir la toga viril. Además, el último de los males por sufrir no debería ser razón para sentirse mal. 

Nadie que tenga una vida demasiado prolongada puede vivir realmente feliz. De hecho, todos vivimos con una sentencia de muerte constantemente, pues quien nos pueda dar muerte puede ser cualquiera. 

Limitar los deseos

Para  limitar los deseos superfluos necesitamos regirnos por las leyes de la naturaleza. Ella nos ha dado todo lo necesario para vivir y por eso no necesitamos nada más. La limpieza es necesaria, pero que una toga sea ya no brillante sino que deslumbrante peca de placer. 

La verdadera amistad

Sólo se sabrá de una verdadera amistad cuando dos amigos puedan convivir juntos. Esa es la única manera para saber que tan bien pueden convivir; de hecho, esto ya lo había hablado Aristóteles en el octavo libro de la Ética a Nicómaco donde el filósofo nos decía que era necesario pasar mucho tiempo con las personas para considerarlas amigas. 

La multitud

Séneca recomienda a Lucilio alejarse de la multitud, pues es esta misma la que nos llena de peligros. Mientras más estemos inmersos en la multitud, más peligros estarán presentes en nuestra cotidianidad. 

Un ejemplo de lo anterior es la asistencia al teatro, sobre todo a los actos de lucha. En roma existían unos actos en el anfiteatro donde los gladiadores se enfrentaban entre sí o contra bestias sin ningún tipo de protección. Esto es justamente lo que alienta el ánimo de sangre entre los hombre, y es por eso que se vuelven peligrosos. Lo único que hacen estos espectáculos es dar un mal ejemplo a los jóvenes quienes admiran a estos hombres. Mientras más sangre, más bueno es el espectáculo.  

Es importantísimo mantener a los niños alejados de estos espectáculos, porque su influencia es muy impulsiva. Se dejan llevar por estos actos pensando que son el bien. 

El sabio como persona útil

En efecto, una vez que el sabio ha vivido correctamente su vida, éste debe mostrar lo que se debe hacer a los otros. De ahí que provenga la utilidad del sabio. 

Amistad desinteresada

El sabio es una persona que se basta a sí mismo, pero incluso si se basta a sí mismo de igual manera quiere estar con amigos. No es que necesite un amigo, al contrario, el sabio sabe que ese amigo puede perderlo eventualmente. 

En algún sentido, para el sabio nada es necesario. Claro, se sirve de algunas cosas indispensables para vivir como su cuerpo y su alma, pero de los demás no necesita; solo se necesita a sí mismo. La amistad sería algo así como un impulso natural, pero no una necesidad del sabio, quien se puede bastar a sí mismo. 

Imitar un modelo a seguir

El modelo a seguir obviamente será el hombre más virtuoso de todos. El alma necesita de alguien a quien venerar y por eso mismo, para actuar bien debemos hacer como si ese hombre virtuoso nos estuviera mirando. 

La senectud

La senectud hay que abrazarla como si fuera la última copa de vino, que a juicio de Séneca es la que más se disfruta. Debemos prepararnos para la muerte, así como el joven debe prepararse para ser viejo.


Conclusión

Estas son las primeras vistas morales de Séneca para guiar el camino de Lucilio. En realidad, esto sería más de lo que Séneca nos ha dicho en otros libros, me parece de hecho que es el resumen de su filosofía (o quizás parte del resumen de su filosofía). Aún nos faltan varias epístolas por analizar y descubrir. Probablemente, en estas cartas se encontrarán las perspectivas personales de Séneca con la vida y la filosofía. 

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