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lunes, 22 de agosto de 2016

Marco Tulio Cicerón - De Officiis (Sobre los deberes) (Libro II: La utilidad en la vida) (44 a. C.).

Marco Tulio Cicerón no era alguien que se conformará con una sola posición, sino que también era sumamente crítico a las posturas filosóficas. En todo caso, recordemos que este libro está dedicado a su hijo Marco Tulio ¿Qué le dirían ustedes a sus hijos si quieren recomendarles qué pasos seguir en la vida? seguramente serían sumamente cuidadosos y escépticos para que no caigan en conceptos equivocados. Veamos de qué va esta utilidad de la vida de la que nos hablará el orador. 

De Officiis

LIBRO II: LA UTILIDAD EN LA VIDA

La honestidad y la utilidad

Ya habíamos visto suficientemente en el libro anterior lo que era la honestidad, ahora veamos este mismo concepto unido con la utilidad. 

Nada más útil existe que la filosofía, pero esta utilidad se ha confundido con el concepto de honestidad. Es decir, se han dicho tres cosas en cuanto a estos dos conceptos:

  1. Lo honesto en sí
  2. Lo honesto que no es útil
  3. Lo útil que no es honesto

De lo honesto en sí ya podemos diferenciarlo del libro anterior y en el tercer punto podemos nombrar muchas cosas. Las cosas útiles y que no son honestas son por ejemplo, los acueductos, los diques y las grandes estructuras. El segundo punto es cuando seguimos la moral, pero que a la vez, de esta no resulta nada en provecho o útil para nosotros mismos.  

Consejo para los gobernadores

Los gobernantes suelen dirigir sus ciudades a través del terror y así mantener a los ciudadanos seguros. Otros son déspotas, pero tarde o temprano son derrocados por las ansias de libertad de la gente (que también florece tarde o temprano). 

El gobernador que entrega benevolencia al pueblo siempre será recordado y además logrará todo lo que se propone.

La gloria  

La gloria siempre debe estar aclamada por todos, no solo por los particulares. Para lograr esto, debemos ver al mismo tiempo las formas de alcanzar la benevolencia:

  1. Con beneficios
  2. Buena disposición para hacer el bien
  3. Demostrar honestidad en los actos

La honestidad sigue siendo un punto importante, pues cuando se es inteligente y astuto pero no honesto, se puede ser el ser más odiado por todos. Es la honestidad la que genera confianza entre los ciudadanos. Es fundamental para esto tener de parte del gobernador la justicia, este concepto será clave para merecer el afecto de todas las personas. 

Ni siquiera los malvados podrán sobrevivir sin justicia porque la injusticia es perjudicial. Los ladrones no pueden robar a su propia cuadrilla ni los piratas podrán repartir el botín desproporcionadamente (pues sus mismos tripulantes lo matarían). 

Una de las cosas con las que más se consigue gloria siempre será la defensa. En efecto, siempre es más fácil atacar a las personas que defenderlas en sus posturas, así lo demostró el mismo Cicerón cuando defendió a más de una veintena de clientes a los que se consideraba imposible defender. Cuando los defendió exitosamente, su fama se acrecentó y por supuesto se convirtió en la persona que ya conocimos en esos años. 

Benevolencia y generosidad en los actos

La benevolencia no puede ser a cualquier persona, siempre debe ser para beneficio de las víctimas y los más necesitados. Se debe ser muy lúcido para saber a quién se va a dar cierto beneficio, procurar que la persona realmente lo merezca. 

Beneficiar a una persona buena no es sólo beneficio de esa persona, sino que para todos pues nunca será desperdicio que esa misma persona pueda ayudar a otras. También puede ser generoso renunciar un poco al derecho propio para seguir beneficiando a otro. 

Por otro lado, una vez que se haya realizado la transacción de cualquier beneficio, nunca pedirlo de vuelta o quitarlo de manera brusca, pues, en palabras simples ''lo que se da no se quita''. 

Conclusión

Más recomendaciones de carácter moral para que Marco Cicerón no caiga en los engaños de la gente. Ciertamente, de alguna manera me parece que Cicerón va más allá de sus antiguos predecesores a la hora de establecer los deberes. Me parece que aquí hay muchas cosas que se le han escapado a Platón y Aristóteles, pues esto mismos hablaban de conceptos, aunque Cicerón los une de alguna manera para darle sentido a otras cosas. 

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