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martes, 8 de marzo de 2016

Marco Tulio Cicerón - In Catilinam (Catilinarias) (63 a. C.).

Uno de los primeros textos más controvertidos de Marco Tulio Cicerón es Catilinarias. Un texto que logró por una parte revelar el aspecto oscuro y corrupto que se vivía en la República Romana. Esta será una de las mayores contribuciones de Cicerón a disipar los poderes de corrupción ejercido por los aristócratas, y su ambición de poder con tal de llegar a ser altos magistrados. De este texto se hicieron varias semblanzas en cuadros y películas, pues no es un hecho que haya pasado desapercibido. Si bien esta fue una acción valiente por parte de Cicerón, también debemos decir que le costará caro revelarse contra sus enemigos. Más adelante veremos el porqué de estos futuros males.

Referencias:

(1) Sila había dado tierras y dinero a los antiguos soldados que combatieron para él. 

IN CATILINARIAM CATILINARIAS


Contexto

Pompeyo aún está encargado de la guerra de oriente en contra de los reyes persas. Las discusiones entre Mario y Sila han acabado, pero sigue habiendo mucha corrupción y soborno. César y Craso se peleaban por ejercer una dictadura en la república, a la cual Cicerón estaba en total desacuerdo. Este era el escenario perfecto para aprovecharse de la crisis y obtener poder mediante la corrupción. 

Es aquí donde entra Lucio Sergio Catilina, un político romano acusado de varios delitos los cuales se libraba comprando a sus acusadores.  Ya habíamos hablado de alguno de sus delitos en In Toga Candida. Ahora se estaría postulando para cónsul mediante medidas populistas que lo acercaban a la gente, y si no lo logra mediante los votos, entonces lo hará mediante la violencia...


PRIMERA CATILINARIA

Cicerón arremete contra Catilina diciendo que por derecho debió haber sido ejecutado varias veces. El poder de Catilina bajo los jueces y el dinero lo dejan viviendo y encima tratar de llegar a ser cónsul. 

Catilina tenía planeado incendiar la ciudad de Roma para sembrar el terror. Sería el momento oportuno para asesinar a Cicerón y a los senadores que le fueran aliados. ¿Cómo pudo saber esto Cicerón? todo fue gracias a su amante Fulvia quien le informó de los planes de Catilina. De hecho, Catilina mandó a sus secuaces a matar a Cicerón, pero este no les dejó entrar a su casa poniendo más defensores para que ni se acercaran.

Delitos del pasado

En tiempos de Sila, Catilina aprovechó las proscripciones que se hicieron y asesinó a sus adversarios, incluyendo a su propio hermano y a su propio cuñado. También fue acusado de concusión cuando estuvo en África, donde se salvó comprando a los jueces con oro. 

Cuando Cicerón termina esta catilinaria, Catilina huye de dicho escenario corriendo. 

SEGUNDA CATILINARIA

Apenas se fue del Senado, Cicerón le dice a su audiencia que ya no hay nada de qué preocuparse, pues Catilina se va por su propia voluntad. Tiene dos opciones:

  • Vivir del eterno bandidaje
  • Desterrarse él mismo

Catilina, en efecto, huyó, pero no para el destierro; de hecho, ese fue su propósito: parecer que se iba al destierro, pero no. Catilina planea la conspiración y tomarse del poder por la fuerza. 

Su poder de convencimiento

En efecto, Catilina tenía un atractivo sin igual en la república que le permitía convencer a cualquiera. Con su populismo, Catilina prometió librar a los deudores de sus cuentas, aplicando el concepto de tabulas novas (nueva lista de deudas que desecha la anterior) y todo para conseguir el consulado. 

Todos sus seguidores (a quienes convencía) resultaban ser los más viles y ambiciosos ciudadanos de Roma. Con ellos se juntaba y planeaban los peores males a la república, si alguna vez obtuvieran el poder suficiente. 

Seguidores:

  • Los primeros seguidores de Catilina eran ciudadanos respetados en Roma; adinerados y que no pasaban ningún problema económico, pero que su mente la tenían llena de ignominia. Estaban llenos de ambición, ya que Catilina les había prometido tierras, riquezas y esclavos.
  • Los segundos seguidores de Catilina eran los ciudadanos que contrajeron fuertes deudas en la república. Esperanzados por salir de las deudas, estos deudores confiaron en las medidas de Catilina de hacer una revolución y abolir las deudas.
  • Los terceros seguidores de Catilina eran los ciudadanos veteranos de guerra que provenían del mandato de Sila(1). Estos veteranos quieren volver a los tiempos de Sila con la ilusión de que todo pueda estar bajo control (como les prometió Catilina). 
  • Los cuartos seguidores de Catilina eran aquellos ciudadanos que tenían deudas solo recientemente. En la desesperación de abolir sus deudas recurren a Catilina para no volver a sufrir más.
  • Los quintos seguidores de Catilina eran aquellos dedicados al sicariato y a la criminalidad. Derechamente, son los ladrones y asesinos que Catilina pudo reunir y convencer. 

Con esto nos podemos hacer una idea del séquito que sigue a Catilina a las posteriores conspiraciónes que organizará en contra de Cicerón y el Senado. 

TERCERA CATILINARIA

Los rumores indicaban que Catilina se dirigiría a Marsella para el destierro, pero la verdad es que se juntó con Manlio en Etruria para armar un ejército. 

La reunión de Catilina

Al saber que Catilina ya estaba dirigiéndose a Erutria, Cicerón envió a dos de sus hombres; los pretores Lucio Flaco y Gayo Pomptino con el objeto de saber qué tramaba Catilina. 

Los pretores y sus hombres se quedaron vigilando cerca del puente del río Tiber. Ahí se quedaron hasta la noche cuando los secuaces de Catilina los atacaron sorpresivamente. Los pretores pudieron sofocar el ataque y junto con ello capturar a uno de los amigos de Catilina: Cimbro Gabinio, Lucio Estatilio, Léntulo y Cetego.

Acto seguido, Cicerón consultó con el pretor Gayo Sulpicio si habían armas en la casa de Cetego, y por supuesto, las habían por montones. Luego interrogó a Volturcio (un amigo de Catilina) para que declarara que se tenía entre manos. Volturcio confesó que Catilina planeaba quemar la ciudad y atacar la infantería de Roma para hacerse con el poder. 

Además, Volturcio reveló las tablillas en donde Léntulo, Cetego y Estatilio prometían hacer de todo para llevar sus acometidos en contra de Roma.  

Después de los agradecimientos a Marco Tulio Cicerón, Lucio Flaco y Gayo Pomptino, el Senado declara bajo custodia a todos los involucrados en la conjura. 

Agradecimientos

Posteriormente, Cicerón después de un largo discurso, en un signo de modestia, pide a su audiencia que no se le agradezca a él, sino que a Júpiter quien es el que ha salvado la república de dichos conspiradores. 

CUARTA CATILINARIA

Una vez que los conspiradores están en prisión, una cuestión nueva viene a la palestra pues ¿qué hacer con ellos? Corren rumores de que estos condenados han llamado a sus familiares y amigos para atacar la cárcel y ponerlos en libertad. Cicerón se quiere adelantar y llama a los senadores en el templo de la concordia para decidir qué hacer con estos. 

Julio César optaba por la vía de la clemencia, e incluso logró convencer a varios de los senadores para que no los ejecutaran. Es en este momento en que Cicerón pronuncia su cuarta catilinaria. 

Las opiniones de Silano y César

Cicerón apela a las ya tomadas decisiones que hizo el Senado con condenar a estos a una custodia. Se elogió a Cicerón por descubrir esta conspiración y por lo tanto se debería proceder bajo la lógica de no liberarlos. 

Hasta el momento hay dos decisiones claras: una es la de Décimo Silano, quien opina que deben ser castigados con la muerte; y Julio César quien dice que se deben castigar, pero no con la muerte

Silano: No pueden estar ni un minuto más respirando el aire de los romanos. 

César: La muerte es una capacidad de los dioses inmortales para hacer descansar al individuo de las fatigas y dolores. Es por eso que deben seguir viviendo castigados (exiliados y sus bienes confiscados) porque de lo contrario, si se matan significaría que descansarían. 

Cicerón se inclina más por la opción de Silano, ya que el delito que han cometido los secuaces de Catilina, pueden volverlo a cometer estando libres gracias a sus influencias. Los romanos podrían estar en una nueva crisis. 

Probablemente, al estar liberados de la muerte podrían cometer nuevos crímenes y conspiraciones con la república. Cicerón pronuncia su discurso con una actitud tal, que hace que los senadores voten a favor de la pena de muerte para los conspiradores. 

Conclusión

Al fin se ven dos oradores romanos excelentes en el Senado, Marco Tulio Cicerón y Julio César. Los argumentos de César no fueron los suficientes para no condenar a los conspiradores de Catilina, si bien esto le otorga otro crédito de prestigio a Cicerón, también le da un título de enemigo a los ojos de los populares. Más adelante veremos cómo nuestro orador paga muy caro el que se haya condenado a estos secuaces de Catilina. Será tanto así que no será capaz de hacer nada para evitarlo. En fin, es uno de los discursos más memorables que tenemos de Marco Tulio Cicerón


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