Nicolás de Cusa ha hablado tanto de Dios como de la Santísima Trinidad y no era menos que ahora nos hablara sobre Jesucristo. Ya podemos tener una idea acabada de lo que quiere decirnos nuestro filósofo, pero aún falta recabar el aspecto del ''Verbo'' quien se hizo carne para habitar entre nosotros. A su vez, Nicolás de Cusa también hablará sobre la naturaleza humana y su complicación al mezclarse con la divinidad. Veamos el último libro de este tratado interesantísimo.
De Docta Ignorantia
LIBRO TERCERO
Capítulo I: El máximo es contracto
Ninguna cosa existe sino de modo contracto. Todas las cosas difieren ya sea en género o en especie, ninguna es igual a otra. Así, ninguna contracción de una cosa es tampoco igual a la contracción de otra. Esta contracción se comprende entre el máximo y el mínimo absoluto, sin tocarlos, es decir, las cosas contractas no pueden llegar al máximo absoluto o al mínimo absoluto. ¿Por qué? porque de ser así, entonces las cosas contractas podrían ser infinitas. En efecto, el máximo absoluto es infinito, pero las cosas de este mundo no son infinitas absolutamente, sino que son infinitas contractamente.
Entonces, como el máximo absoluto es infinito, entonces infinitamente comprender también el contracto.
Entonces, como el máximo absoluto es infinito, entonces infinitamente comprender también el contracto.
Capítulo II: El máximo es contracto y absoluto
Si el máximo coincide con lo mínimo y lo máximo, entonces también coincide con el máximo contracto. Sin embargo, el máximo contracto tampoco puede ser puramente contracto, pues la perfección es algo absoluto que no corresponde a lo contracto. Por lo tanto, podemos decir que el universo (que es el máximo contracto) tampoco será puramente contracto. Por otro lado, el máximo absoluto (Dios por ejemplo), sí podría ser también perfectamente contracto, ya que abarcaría todo lo que existe. En efecto, esto es algo que aborrece al razonamiento humano y de ahí que se considere la ignorancia.
Capítulo III: Cómo el máximo es posible
La pregunta es ¿cuál es la naturaleza del máximo contracto? debemos identificar que todas las cosas de este mundo tienen una gradación en cuanto inteligencia. Unas son más inteligentes que otras. Por lo tanto, quien esté más cerca de la universalidad o de la unidad, será más perfecto que quienes no lo estén.
Capítulo IV: Jesucristo es Dios y hombre a la vez
Los testigos de la presencia del mismo Jesús comprobaron que este resucitó y habitó entre nosotros por cierto período. El mismo es hombre y Dios a la vez, no porque Dios esté dentro de él como si Dios se hubiera degradado, sino que está en él como está también en todas las cosas.
Capítulo V: Jesucristo nació de virgen
En efecto, Jesucristo nació de virgen y esto quiere decir que fue obra del Espíritu Santo. Claro, es el Espíritu Santo quien conecta lo activo con lo pasivo, lo que está en acto con lo que está en potencia, tal como sucede en la Santísima Trinidad.
Capítulo VI: El misterio de la muerte de Jesucristo
El hombre existe por el sentido y el entendimiento, y por la razón mediadora que existe entre ambos. El orden somete a la razón y la razón al entendimiento. El entendimiento no existe en el tiempo, pero los sentidos si existen en él.
El hombre, arrastrado por los sentidos y por la carne, siempre vivirá atado a este mundo. De este modo, la razón del hombre hace que este quede atado en el mundo.
Por lo tanto, Jesús que fue concebido por Dios, no está sujeto a la carne de este mundo; por ende, su naturaleza es totalmente distinta. En consecuencia, Jesús está libre de peso de las cosas carnales. Su naturaleza le permitió morir como hombre, pero estar con Dios padre. Su muerte representa el esfuerzo para que el hombre pueda acercarse más las cosas eternas y buenas que a las temporales y malas.
Capítulo VII: El misterio de la resurrección
La única forma de pasar por la resurrección es a través de la muerte. Si Cristo estuviera vivo, solo sería un mortal sin muerte. Era necesario que él se liberara de la muerte por medio de la misma, ya que de otro modo no podría llamarse resurrección.
¿Qué hay del cuerpo de Cristo? el cuerpo de Cristo fue supratemporal en comparación al del hombre que es netamente corporal.
Capítulo VIII: Cristo subió a los cielos
Como Cristo subió a los cielos, los hombres al verse despojados de la materia y cumpliendo las sagradas escrituras, estarán más cerca de Dios. Cuando el movimiento, el cual nos tiene sometidos a todos los mortales cese, entonces es ahí que podremos entrar en la igualdad.
Por esta razón, todos resucitarán, buenos y malos, pero no resucitaremos como exactamente lo hizo Cristo. En efecto, la resurrección de Cristo está por sobre aquellas, pues se debe considerar como Dios mismo, según la teoría de la Santísima Trinidad.
Capítulo IX: Cristo como juez de los vivos y de los muertos
Las virtudes son permanentes y el más virtuoso de todos los hombres fue Cristo. De aquí se colige que no hay juez más justo ya sea entre los vivos o los muertos. Él no solo es amable sino que es la misma amabilidad, la misma caridad y la misma felicidad de los hombres.
Capítulo X: La Sentencia del juez
La sentencia del juez de este mundo es incomprensible para el ser humano. Por supuesto, como es el juez del mundo, entonces no cabría duda que su veredicto es el más justo de todos. El ser humano no podría alcanzar nunca este juicio porque, si bien tiene la razón, no posee el entendimiento del mismo.
Capítulo XI: Misterios de la fe
La fe complica todo aquello que es inteligible. Si no se cree, no se entiende (Isaías 7:9) como también habría dicho San Agustín de Hipona. Por otro lado, a contrario sensu, el entendimiento es la complicación de la fe. Por lo tanto, donde no existe una fe sana, no existe un verdadero entendimiento.
Sin embargo, la fe de unos difiere de la fe de otros. Esto porque en este mundo no existe nada que sea igual a otro. No obstante, si un hombre tiene una gran fe, no será nada malo que la fe de otro hombre se asemeje a esta.
Sin embargo, la fe de unos difiere de la fe de otros. Esto porque en este mundo no existe nada que sea igual a otro. No obstante, si un hombre tiene una gran fe, no será nada malo que la fe de otro hombre se asemeje a esta.
Capítulo XII: La Iglesia
Del capítulo anterior se desprende que hay distintos grados de fe, esto es, ninguna fe es igual a otra, ni tampoco existe una que sea máxima. La fe de Cristo es la única fe máxima y absoluta, y todo aquel que se una a Cristo, estará más cerca de esta fe.
¿Cómo unirse a esta fe? a través de la iglesia. Así es que todos los hombres se congregan junto a la iglesia para intentar alcanzar ese absoluto que dejó Cristo en la tierra.
Conclusión
Hemos terminado totalmente con el libro de la Docta Ignorancia. Este último libro pareció algo más bien religioso que filosófico, aunque no se debe dejar de ver el concepto de contracto y absoluto; términos que son fundamentales en la obra del cusano. Sin embargo, este no es el fin. Aún siguen otros interesantes textos de este pensador y filósofo de la transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Sigamos descubriendo este nuevo período.