viernes, 13 de enero de 2017

San Agustín de Hipona - Sobre las costumbres de los Maniqueos (388).

Ahora sí podremos ver las acusaciones de San Agustín de Hipona contra esta secta religiosa a la que alguna vez perteneció en su incipiente carrera. Toda religión y filosofía tiene su concepción del bien y del mal, y San Agustín lo sabía muy bien puesto que de esto mismo trataba su búsqueda de la verdad. ¿Qué hizo que San Agustín abandonara esta secta? En el libro ''Sobre las costumbres de la Iglesia Católica'' pudimos ver algunas luces del por qué San Agustín rechazaba a los Maniqueos, pero ahora veremos las razones más directamente. 

Referencias:

(1) El escarabajo nace cuando los huevos se unen con el estiércol de algún animal. 
SOBRE LAS COSTUMBRES DE LOS MANIQUEOS


¿Quienes son los Maniqueos?


En el libro anterior dijimos que explicaríamos la religión maniquea para luego dejarle la crítica a San Agustín

Gnosticismo pagano y cristiano

Era una doctrina cuya sabiduría consistía en la ''gnosis'' es decir, en el conocimiento interior con el cual se puede conocer lo divino. En realidad no era una doctrina pública, sino más bien secreta donde pocos hombres sabían llegar a este conocimiento interior de la gnosis. Tenían ritos de iniciación y por lo tanto sus integrantes sólo eran seleccionados bajo una estricta doctrina. 

El gnosticismo partió siendo pagano y con el tiempo fue mezclándose con el cristianismo. De hecho, se decía que en esos tiempos existía el ''Cristianismo-primitivo''. Este consistía en una especie de tradición oral, es decir, los gnósticos cristianos creían que Jesús había transmitido una ''gnosis'' secretas a los evangelistas. Por lo tanto, más allá de lo que enseñan las escrituras (que son de uso público), había una enseñanza oral de padres a hijos que era la religión verdadera y exclusiva (que era de uso privado).

Doctrina

Así como el conocimiento de la religión era privado y exclusivo, su doctrina era totalmente esotérica. Era una doctrina llena de significados donde se explicaba la participación del hombre en el cosmos y en el mundo en general. 

Tenía características dualistas, es decir, el hombre es una combinación de alma y cuerpo, donde el alma está aprisionada del cuerpo. El mundo está hecho por el mal y el cuerpo es la representación de ese mal en el hombre. ¿Cómo nos libramos de este mal? la doctrina gnóstica dicta una vida tremendamente ascética y purificadora; en definitiva, despreciar el mundo creado por el mal, junto con su corporeidad y sus placeres. 


Maniqueísmo

Vida de Mani

El Maniqueísmo fue fundado por un sabio persa llamado Mani que nació en Babilonia en el año 216 d. C. Al principio, Mani se había convertido a la religión de su padre la cual era llamada elkesaítas, que era una secta gnóstica judeo-cristiana. Sin embargo, dos señales hicieron que Mani abandonara dicha religión. 


  1. Cuando cumplió doce años, un ángel se le apareció y le transmitió los mensajes del ''rey del paraíso de las luces''.
  2. Doce años después fue llamado a manifestarse públicamente su propia doctrina: el maniqueísmo.

Mani pudo profesar su doctrina en el  reino de Sapor I, quien le permitió hacerlo en toda Persia. Lamentablemente, Mani fue asesinado por orden del rey Bahram I, cuando Sapor I murió. Su cabeza fue expuesta en la puerta de la ciudad y su cuerpò despedazado y entregado a los perros. 

Doctrina

El Maniqueísmo acentuaba todas las cosas que profesaban los gnósticos. El dualismo del maniqueísmo era más exagerado y el pesimismo de que el mundo estaba creado por el mal lo era aún más. 

Al contrario del cristianismo donde sólo hay un Dios único y todopoderoso, en el Maniqueísmo existían dos fuerzas: El padre de la grandeza (del reino del bien) y el príncipe de las tinieblas (del reino del mal). Básicamente, la historia del mundo se debate entre las fuerzas del y del mal que están continuamente luchando para lograr una hegemonía. 

La Concupiscencia engendraron a Adán y Eva y sus cuerpos ocultaron la luz divina dentro de ellos. Esto respondía a las preguntas de San Agustín sobre el orígen del mal; en consecuencia, para los Maniqueos  y para Agustín era tremendamente necesario deshacerse de las cosas del cuerpo. 

Ahora comencemos con el libro sobre las costumbres de los Maniqueos. 


¿Es el mal contrario a la naturaleza?

El tema del bien y del mal no es objeto más que de la moral y sobre todo la moral en las religiones. Agustín nos dice que Dios no tiene contrario, porque al ser la suma existencia, lo contrario sería la no-existencia, lo cual es absurdo porque para ser contrario se debe existir. Por otro lado, los Maniqueos dicen:

''El mal es una sustancia y es contraria a la naturaleza''

Los Maniqueos sostienen que sí hay contrarios y que lo contrario al bien es el mal, y que este mal es lo contrario a la naturaleza. Ahora, también para los maniqueos el mal es una sustancia y la sustancia es naturaleza ¿pero cómo puede ser el mal contrario a la naturaleza siendo que es una naturaleza en sí? Por lo demás, si la naturaleza es contraria, entonces el mal debería ser una especie de no-ser, pero el no-ser no puede destruir al ser porque de ese modo entonces estaría todo destruido.

Sin embargo, Dios es autor de la naturaleza y la naturaleza no es mal. ¿Cómo es posible que el autor del no-ser sea al mismo tiempo el autor del ser? si fuera así, entonces el mal sería Dios mismo, pues él tendría que quitar el ser a las cosas. Por lo tanto, el mal no puede ser sustancia y en consecuencia no puede ser contrario a la naturaleza. 

El mal no puede dañar el bien

Agustín acepta que el mal es algo que provoca daño a las cosas que le rodean. La teoría de San Agustín sobre el daño es la siguiente:


  • Todo lo que causa daño priva de un bien a algo; si no priva de ningún bien, entonces no causa mal alguno. 

Recordemos que los Maniqueos se representan dos reinos: el del bien y el del mal. Ahora, el reino del mal no tiene bien alguno y por lo tanto no se le puede privar de nada y por lo tanto no se le puede causar mal alguno, mientras que al reino del bien tampoco se le podrá hacer mal alguno puesto que es el supremo bien invencible.

La conclusión que surge de esto es: ¿A quién va a hacer daño el mal si el bien es supremo? De ahí que se diga que el sumo bien no tiene contrarios, pues nada le puede privar de lo bueno. 

Por otra parte, ¿qué hay de la corrupción de la materia? ¿acaso ella no es la maldad? Agustín dice que la corrupción no es nada en sí misma si no está dentro de una cosa. La corrupción afecta a las cosas de la naturaleza, pero estas cosas no son corruptas. Recordemos el principio de San Agustín que dice que las cosas malas privan de bien a las cosas. Por lo tanto, las cosas deben tener bien para ser corrompidas, pero esta corrupción no afecta la esencia de ellas (que es totalmente buena). 


Corrupción

Las sustancias son las cosas creadas y que pueden estar sujetas a corrupción. Dios no puede ser corrompido por el mal, puesto que es el sumo bien. La manera en que las cosas y los seres humanos pueden alcanzar el bien es cuando tienden a la unidad. La unidad del ser es lo más sagrado que pueden tener las cosas, pues ahí se empiezan a desligar de las cosas del cuerpo. 

Como habíamos dicho en otro libro llamado ''El orden'', el mal no surge de la providencia misma; por el contrario, el mal surge del orden que se hizo después. 

El mal no es substancia

Uno de los maniqueos quería demostrar la presencia del mal con la siguiente demostración: ''Poner un escorpión en su mano; si retiran la mano entonces ahí sabrán que está el mal, si no lo hacen entonces el mal no sería una substancia''. 

Sin embargo, Agustín arremete diciendo que el siendo así, entonces el veneno del escorpión es malo y por lo tanto, el veneno atacaría al mismo escorpión lo cual no ocurre; de hecho, si se le quita el veneno del escorpión perece. De aquí se desprende lo siguiente

El veneno es bueno para el escorpión
El veneno es malo para el hombre

El veneno es bueno que esté en el escorpión
El veneno es malo cuando lo recibe el hombre

Aquí tendríamos una paradoja, pues el veneno sería malo y bueno a la vez. ¿Qué pasa entonces? es aquí donde se origina el desorden y por lo tanto el mal. Entonces el veneno no es malo al pertenecer a la naturaleza, el veneno es ''malo'' cuando se usa en desorden y no en el orden. Por ejemplo, hay venenos que tomados en pocas dosis no surten efecto, así como la ingesta exagerada de comida sí podría generar un mal efecto en el hombre. La falta de moderación y de equilibrio es el absoluto desorden del cual habla Agustín

Los bienes y los males

El mundo del eterno bien de los Maniqueos está exento de males y defectos. Si el ser mudo era un mal, todos los seres de bien hablaban perfecta y articuladamente; si la servidumbre es mala, entonces existirían sólo reyes en el mundo del bien. 

Ahora ¿cómo es que puede configurarse el mal? según los Maniqueos el reino de las tinieblas tiene fuego, agua, aire y tierra, pero estos elementos son los que engendran a los mismos animales. ¿Acaso el reino del mal contribuye a la creación de seres (en la tierra se hacen los seres de tierra, en el agua los seres de agua,etc.)? si es así entonces el reino del mal hace el bien. Se supone que el mal, al ser el desorden no debería dar las conveniencias de los elementos y sin embargo sí los tiene. 

La Moral maniquea


Para los maniqueos, el pecado puede provenir de tres cosas; tres cosas que en realidad llamaron ''sellos'': la boca, la mano y los senos. En efecto, podemos pensar que de ahí provienen todas las acciones del ser humano, pues de la boca decimos blasfemias, de la mano hacemos la acción de pecar y los senos representan el placer carnal. 

Pecados maniqueos (boca, manos y senos)

Agustín reclama que si hablamos de boca, el origen de la blasfemia más bien sería la lengua. Por otro lado, ¿por qué no incluir a los pies también en dicha blasfemia de acción? Agustín quiere decir que esas no son las fuentes del pecado, las fuentes del pecado siempre procede de la voluntad del hombre. 

Sello de la boca:

Abstinencia maniquea de alimentos

Los maniqueos decían que la abstinencia sexual no significaba nada en el hombre; de hecho, estos respondían a los católicos de la siguiente manera: ''La mula también es virgen''. La abstinencia de los maniqueos consiste en no consumir una variedad de alimentos (entre ellos el vino).  

Agustín quiere refutarlos presentando dos clases de hombres:

  1. El hombre parco y sobrio que come moderadamente
  2. El hombre ''tragón'' e insaciable que come todos los días 

Por supuesto que daremos preferencia y admiración al primer hombre y despreciaremos al segundo; no obstante, los maniqueos se abstienen de todas las carnes. En ese sentido, los maniqueos van en contra de lo dicho por apóstol San Pablo: 

''No destruyas la causa de Dios por la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias''

Lo que es malo es llevar la alimentación fuera de la consciencia y en extremos, pero no podemos decir que la carne es la mala. 

¿Por qué los maniqueos no comen carne?

El maniqueísmo dice que una parte de Dios se mezcló con todas las cosas de este mundo, incluso con las malas a manera de refrenarlas. Pero de acuerdo a la doctrina católica no es así, pues es el alma la que forma y manipula las carnes para que estas se conduzcan al bien; en el símil de que todo nuestro cuerpo es movido por la carne. 

Otra razón del porqué los maniqueos no comen carne es debido a los colores que aparecen en los alimentos. De hecho, según la secta maniquea, el color rojo significa abundancia y por eso adoran las rosas, pero ¿qué se puede decir de la sangre? ¿qué se puede decir del mismo estiércol que a veces sale rojo y que es inmundicia de la carne? Los maniqueos tendrán que decir que las cosas de color rojo tienen abundancia y por lo tanto, la carne sería buena al ser roja. El otro color que adoran es el blanco por representar la luz y el bien, pero los hongos son venenosos así como también la descomposición de ciertos alimentos hace que aparezca el color blanco.

En todo caso, si la carne fuera mala, entonces nosotros seríamos mucho peores que los árboles, pues ellos no se nutren de carne y nosotros sí (además de que somos carne). 

¿Qué querían decir con esto de que los colores representan las cosas divinas? que lo divino puede captarse a través de los sentidos. Agustín dice todo lo contrario, el bien sólo se puede captar por medio del alma y de la inteligencia. 

Sello de las manos

Los animales y las plantas (abstinencia de matar)

Agustín dice que el mismo Jesús acusaba que la práctica de no comer animales o plantas era supersticiosa. Si leemos el Mateo 21:19, descubriremos el versículo donde Dios condena a una higuera por no producir fruto alguno (la secó). También se dice en el Mateo 8:32, que Jesús mandó a los demonios a la piara de cerdos. ¿Qué quieren decir ambos versículos? que el hombre no tiene nada que ver con esos seres, no hay relación y por lo tanto tampoco debería existir superstición. 

La muerte de un árbol no afecta en nada, pues recordemos que si el árbol tiene alma, lo único que estaremos haciendo es liberar esa alma porque al no tener sabiduría, no hay propósito para que siga siendo viejo. 

Nada une a los animales con los humanos; sabemos que la muerte de los animales es dolorosa por los gritos que hacen, pero el hombre puede perfectamente despreciarla. Por otro lado, ¿qué pasaríamos si por ''respeto'' a los vegetales y hierbas no los cortamos y no los comieramos? Tendría que acabarse la agricultura. ¿Y qué pasaría, en el caso de los animales, si un animal se comiera a otro? Por lo demás, como los maniqueos desprecian el estiércol, entonces los escarabajos que son animales deberían ser despreciados porque justamente nacen del estiércol(1).

El sello de los senos

La unión de los dos sexos

Los maniqueos reprueban la unión de los dos sexos, es decir, la mayoría de ellos viven en castidad. ¿Por qué digo la mayoría? porque los maniqueos pueden casarse solamente con el propósito de satisfacer la concupiscencia. Agustín dice que si el hombre no se casa con la mujer pero aún así la tiene, entonces la mujer es considerada una prostituta. 

La razón de que los maniqueos rechacen la unión de los dos sexos es porque no aceptan la combinación del alma con la carne. 

Los crímenes de los maniqueos

Agustín asegura haber sido testigo de crímenes por parte de los maniqueos. Los maniqueos decían ser perseguidos por enemigos de sus doctrinas y de esta forma se excusaban ante la ley romana de ser castigados cuando cometían crímenes.

En una ocasión, dos hombres de la secta maniquea quería asesinar a una mujer en medio de una fiesta. En un momento determinado la luz se apagó y cuando se volvió a encender la mujer estaba muerta en medio de todos. 

En los últimos años (considerando la cronología de San Agustín), los maniqueos han tenido fuertes disensiones entre los discípulos. Algo que no se había vuelto a repetir desde la fundación de la doctrina maniquea. Muchos dejaron a los maniqueos (entre ellos Agustín) a causa de dicha disensión, pues todos se sacaban en cara que no eran consecuentes con la doctrina. 

Conclusión

Podríamos considerar este libro como el inicio de la destrucción de la doctrina maniquea. La religión que alguna vez abrazó Agustín, ahora está refutada por uno de los mejores alumnos que estaban allí. Es curioso ver como los maniqueos tenían costumbres tan contemporáneas como la de no comer carne. Hoy en día hay miles de movimientos animalistas que luchan por evitar el sufrimiento a los animales. San Agustín consideraba estrictamente que entre los humanos y los animales no hay relación alguna. 

miércoles, 11 de enero de 2017

San Agustín de Hipona - Sobre las costumbres de La Iglesia Católica (388).

Aquí comienza la réplica con la primera secta a la que San Agustín de Hipona adhirió en su búsqueda de la verdad. ¿Cuál es el propósito de este tratado? poner en claro la postura católica y enfrentarla con la postura ''hereje'' del maniqueísmo. ¿Qué fue aquello que Agustín vio en los católicos, siendo que en el comienzo no los consideraba para nada? Seguramente fue la influencia de San Ambrosio quien le mostró las virtudes del catolicismo, y las inconsistencias del Maniqueísmo. Veamos qué nos depara el gran filósofo del imperio romano.

Definición:

(1) Prevaricación: Delito que se comete por ignorancia inexcusable o a sabiendas.  


Referencias:

(1) Pertenece al Corintios 1:24, aunque en la versión católica de la biblia dice ''fuerza'' en vez de ''virtud''. 

SOBRE LAS COSTUMBRES DE LOS CATÓLICOS


LIBRO PRIMERO

La seducción de los Maniqueos

Agustín nos dice lo convincente que son los maniqueos entre el vulgo (que él considera ignorante), al satirizar las escrituras, sobre todo el antiguo testamento. Los maniqueos utilizan dos modos para engañar a su audiencia:


  1. Censura de las antiguas escrituras
  2. Ficción de un vida pura y continencia admirable

Agustí hará uso de las antiguas y nuevas escrituras para rebatir las ideas de los Maniqueos, no con violencia, pero sí con astucia. 

La felicidad del hombre

¿Cómo comenzamos a hacer una investigación? en lo primero que debemos afirmarnos es en la autoridad y no en la razón. La razón puede ir sin ningún problema después, porque de ir primero, a la larga la razón necesitará una confirmación de sus preceptos. 

El hombre no debe buscar lo que no puede obtener, pues sería presa de su propia crucifixión y renuncia a la libertad. A este respecto podemos categorizar los deseos del hombre en tres oraciones:

  • El hombre que busca lo que no puede obtener (angustioso e infeliz)
  • El hombre que tiene lo que no debiera amar (se engaña)
  • El hombre que no desea lo que debiera desear (no está sano)
  • El hombre que tiene y desea lo que debiera desear (feliz)

En ninguno de los tres estados estados se encuentra el hombre feliz que buscamos. Sólo en el cuarto podemos ver que se encuentra un hombre feliz y satisfecho de sí mismo. ¿Cómo llegamos a ese estado? adorando las cosas que no perecen, es decir, a las cosas que son eternas y por lo tanto divinas. 

¿Qué es el hombre?

Para saber qué es superior al hombre debemos examinar la naturaleza del mismo. Se ha dicho innumerables veces que el hombre es compuesto de cuerpo y alma. Sin embargo, ¿si le quitamos el alma o el cuerpo dejará de ser hombre? quizás sea una cuestión difícil de solucionar.

Primero veamos el cuerpo. ¿Cuál es la mayor perfección del cuerpo? no podríamos decir que su belleza o su salud, pues estas son sólo logrables a través de la razón y la razón está en el alma; por lo tanto, lo que tiene de perfecto el cuerpo es el alma. Además, no podemos olvidar que quien da la vida al cuerpo es la propia alma.

Si el cuerpo es un bien para el hombre, entonces el alma será un mejor bien al ser esta superior que el cuerpo. Para que el hombre pueda ser feliz necesita seguir costumbres que lo hagan ser feliz, y ésto sólo lo puede alcanzar a través del alma, pues el cuerpo sólo no conoce la abstracción de las costumbres. 


La virtud está separada del alma

Nadie puede negar que es la mismísima virtud la que hace al hombre digno de elogio. Es indudable también que alcanzaremos la virtud a través del alma, aunque... ¿podemos separar el alma de la virtud? La respuesta es sí. En efecto, la virtud debe buscarse y elma tiene que dedicarse a esta búsqueda. La virtud no es algo que está en el alma, pues entonces no habría vicio en el alma (lo cual es incorrecto). 

Dios y las sagradas escrituras

Más sagrada que el alma aún es Dios a quien le debemos nuestra vida y la razón. Sólo podremos ver a Dios con los ojos de nuestra mente (alma) y no con los del cuerpo. 

El amor de Dios en el antiguo y nuevo testamento

Agustín quiere comparar el concepto de amor que Dios hace notar en el Antiguo y Nuevo testamento:

Antiguo Testamento:

  • Deuteronomio 6:5: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.
Nuevo Testamento:

  • Romanos 8:36: Por tu amor sufrimos todos los días y somos apreciados como ovejas con destino al matadero.

Nos puede parecer que el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento aparece una contradicción en cuanto al concepto de amor de Dios hacia el hombre. Justamente es este concepto sobre el amor que los herejes usan para decir que la biblia no es aceptable para conocer a Dios. 

La frase que dicta el libro de Romanos ''Por tu amor sufrimos'' quiere decir todas las persecuciones que los cristianos sufrieron seguramente antes de la llegada de Constantino. Por otro lado, la frase ''somos apreciados como ovejas con destino al matadero'', quiere decir justamente que quienes defendían a Dios eran torturados hasta la muerte. 

La argumentación de los Maniqueos radica en que creen que existen dos dioses: uno bueno y otro malo. Agustín dice que eso no es cierto; sólo existe un Dios que es completamente bueno y ese es el de las sagradas escrituras. No podemos añadir a Dios la maldad pues esta es propia de los hombres. 

Palabras del apóstol San Pablo

Dice el apóstol que ninguna criatura puede alejarnos del amor que damos y recibimos de Dios. Esto es claro al aceptar que el amor de Dios sólo puede provenir de la inteligencia y no de las cosas relacionadas con el cuerpo. Como toda criatura es cuerpo y alma, entonces su influencia nunca podrá afectar el amor a Dios. 

Lo otro que dice el apóstol es ''Jesucristo es la virtud(1) y la sabiduría es Dios'', aunque Jesús también dice ''Yo soy la verdad''. ¿Es acaso esto una contradicción o algo por el estilo? No, recordemos que Jesús, Dios y el Espíritu Santo son una misma cosa llamada Santísima Trinidad. Ahora, para llegar a Dios, Jesús dijo:

''Nadie viene al padre si no es por mi''


Luego por la santidad (Espíritu Santo) conoceremos a Dios y podremos ser totalmente virtuosos. ¿Podríamos ser semejantes a Dios en ese sentido? Agustín dice que la caridad es el concepto que nos hace semejantes a Dios y ésta fue difundida por el espíritu Santo. ¿Por qué? el no tener caridad es propio de las bestias y animales inferiores al hombre, por el contrario, el hombre tiene la capacidad de ser caritativo, así como Dios lo fue con él. 

En las palabras de San Pablo hay total concordancia con lo que se dice en el Antiguo Testamento. Veamos una vez más las palabras dichas por San Pablo

Antiguo Testamento:

  • Sabiduría 8:1: La sabiduría toca ambos extremos con fortaleza y lo rige todo con suavidad.


Nuevo Testamento:

  • Corintios (Libro I) 1:24: Jesucristo es la virtud y la sabiduría es Dios.

El mismo San Agustín nos dice que tocar con fuerza quiere significar la virtud. No se puede negar la consonancia y perfecta interpretación que hace Agustín sobre las cosas dichas por San Pablo. 

Ahora, Agustín reúne todos los escritos que concuerdan entre sí con el Antiguo y Nuevo Testamento:



Antiguo Testamento
Nuevo Testamento
             Interpretación
Sabiduría 8:3

Ella (la sabiduría) estima en mucho la gloria de su origen por la unión que tiene con Dios
Corintios 1:24

El Hijo de Dios es la Sabiduría de Dios
Los dos testamentos unen la sabiduría con Dios.
Sabiduría 9:9

Contigo existía la sabiduría que conoce tus obras y estaba presente cuando creaste el mundo y sabía lo que agradaba a tus ojos.
Mateo 11:27

Nadie conoce al Padre sino su Hijo unigénito
Sólo Jesús estuvo con el Padre (él es su hijo unigénito).
Salmos 88:9

Tu verdad existe a tu alrededor
Hebreos 1:3

Él es el resplandor de Su gloria y la expresión (representación) exacta de Su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de Su poder.
Al ser Jesús la verdad, ésta está alrededor de Dios como si fuera un resplandor.
Sabiduría 9:17

Los hombres conocieron lo que te agrada y han sido curados por la sabiduría.
Juan 14:6

Nadie viene o conoce al Padre si no es por mí
Los hombres solo pueden conocer a Dios por medio de la verdad (Jesús).
Sabiduría 1:5

El Espíritu Santo, que enseña toda ciencia, detesta el dolo o fraude.
Romanos 5:5

La caridad de Dios, dice, se ha derramado con profusión en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha comunicad
El Espíritu Santo es el que enseña todo al hombre (sobre todo la importancia de la caridad).  
Salmos 4:7

Estamos sellados, Señor, con la luz de tu rostro.
Romanos 8:29

Tenemos que tener semejanza con la imagen del Hijo de Dios.
Los hombres tienen semejanza no sólo con Dios, sino que también con el hijo.

Estas han sido interpretaciones que los Maniqueos han manipulado y mal intencionado a los lectores de las sagradas escrituras. 

Exhortación a los Maniqueos

Los Maniqueos sostenían con mucha fuerza que el Dios del Antiguo y Nuevo Testamento eran distintos. Sin embargo, San Agustín dice que eso es una herejía y que por eso mismo debían aprender verdaderamente la palabra divina. La biblia está escrita en lenguaje vulgar (o popular) para que los menos inteligentes pudieran entenderla y hacerse al amor a Dios. 

Agustín (quien parece totalmente ofuscado por el pensar de los Maniqueos) dice que no será necesario hacer un exhaustivo análisis sobre las semejanzas de los dos testamentos. Como dice el Mateo 7:6

''No deis a los perros las cosas santas''


En todo caso, Agustín no quiere ofender a los Maniqueos con estas palabras, ya que él también fue un perro que ladró a los sabios y a cambio de eso recibió justos latigazos. 


Las virtudes según las santas escrituras

Tomemos en cuenta las virtudes cardinales:

Templanza
Fortaleza
Justicia
Prudencia

Templanza:

De estas cuatro virtudes cardinales propuestas por Platón, la Templanza está muy presente en las sagradas escrituras. Para Agustín es la templanza la que da purificación e incorruptibilidad al hombre. Esta es la única que puede acercarnos más a Dios y alejarnos de las pasiones carnales de la vida. 

El mismo San Pablo es quien sostiene que la codicia es la raíz de todos los males del hombre. El apóstol nos dice que es necesario deshacerse del primer hombre, que es Adán, que cometió el pecado de prevaricación(1) y hacerse con el hombre nuevo que sería el mismo Jesús. Así dice el apóstol San Pablo:


''El primer hombre es terrestre, formado de la tierra; el segundo es celestial, descendido del cielo''

Justamente esta es la función de la templanza, vestir al hombre con la imagen de Jesús y dejar al hombre pecador de Adán. En este sentido, lo que dice Agustín es tremendamente platónico, pues nos pide que nos deshagamos de todo lo corpóreo y abracemos lo inteligible. Todo lo corpóreo es visible y todo lo inteligible es lo invisible, así lo dice el apóstol San Pablo en el segundo libro de Colosenses 4:18:

''No fijéis vuestra atención en lo visible, sino en lo invisible; pues lo visible es temporal, más lo invisible es eterno''

De ahí que se condene todo lo que sea pagano, pues ellos adoraban al sol y los demás astros como dioses. No se puede amar lo que es corpóreo, sino que se debe amar lo invisible. 

Por otro lado, la gloria humana se condena totalmente en el Nuevo Testamento. Ya decía el apóstol San Pablo en el Galatas 1:10: 


''Si pretendiera agradar a los hombres, no sería esclavo de Cristo''

Aunque el apóstol también condena la filosofía en el Colosenses 2:8

''Estad en guardia para no ser seducidos por la filosofía y los elementos de este mundo''

Lo que quiere decir el apóstol es que más que se abrace la filosofía, que sería la búsqueda de la verdad, hay que abrazar la sabiduría que pertenece a Dios. 

El apóstol nos dice que ''no hay que buscar semejanza con este mundo'' y por eso no hay que amar ni desear las cosas de este mundo. En el Antiguo Testamento es lo mismo, sobre todo con lo dicho en el Eclesiastés donde Oheleth, nombra todas las cosas que desprecia de este mundo. 

Fortaleza:

Esta virtud sólo se puede encontrar en Dios porque es él mismo quien la otorga. Por supuesto, esta fuerza no será dada a las personas que están prendidas de las cosas materiales, al contrario, esas personas siempre serán débiles. 

Con esta fortaleza se podrá resistir hasta las penurias más duras del mundo, puesto que así lo sobrevivió Job al ser despojado de todo lo que tenía. Si bien se quejó con Dios al principio, luego recobró su fuerza y aceptó su destino. 

Justicia:

El concepto de Justicia está reducido prácticamente a la obediencia hacia Dios. No se puede servir a dos señores y entre servir a un hombre y servir a Dios, entonces no se tendrá problemas de discernir a quién seguir y por lo tanto, hacer justicia. 

Prudencia:

También hay poco que decir sobre la Prudencia, al ser esta el descubrimiento del objeto de nuestros amores. Sin la prudencia no ser podría conseguir ninguna de las virtudes anteriormente nombradas, pues es esta la que nos dio el cuidado. 

Finalmente, tenemos las cuatro virtudes cardinales, que Agustín les nombrará por ''costumbres''. Así, por conclusión podemos decir que estas son justamente las cuatro costumbres de la Iglesia Católica.

Amor a nosotros y al prójimo

Sólo puede amarse a sí mismo quien al mismo tiempo ama a Dios, de hecho, Agustín nos dice ''Sólo el que sabe amarse a sí mismo ama a Dios''. Una vez que el hombre pueda amarse a sí mismo le tocará amar a los demás, tanto como así mismo. En todo caso, el amor que el hombre se tenga así mismo, no puede superar el amor que siente por Dios, este debe ser superior al amor que sienta para sí. 

El mismo Apóstol San Pablo decía en Romanos 13:10 ''El amor del prójimo no nace del mal''. Esto es cierto en el sentido en que sólo se puede hacer mal al prójimo de dos formas:
  1. Causando daño directo
  2. Negándole ayuda


Agustín reconoce que no sabe qué amor puede ir primero en la marcha, si el amor a uno mismo, el amor a los otros o el amor a Dios. Lo que sí, nadie puede llegar al amor de Dios ni al de uno mismo si no ama al prójimo. 

Amor al prójimo en cuanto al cuerpo

La verdad es que el amor al cuerpo que se refiere Agustín es el bienestar que provoca la medicina. Sin embargo, un hombre no puede curar a otro sin antes estar totalmente bien consigo mismo; por lo tanto para ayudar a otros debemos estar bien nosotros mismos. 

Amor al prójimo en cuanto al alma

Mucho más difícil es curar las aflicciones del alma, aunque también hay muchas enfermedades que son difíciles de curar. En cualquier caso, para aliviar el alma de los otros también debemos estar bien como lo fue en el caso del cuerpo. 


Las Sagradas Escrituras y la vida de hombres y mujeres

Por supuesto que quienes no aceptan la autoridad de las sagradas escrituras no son cristianos. La Iglesia, dice Agustín, es la verdadera madre de todos los cristianos y esta conduce a lso hombres a una vida pura y casta. Nos dice que no debemos adorar a ninguna criatura sea esta animal o ser humano de este mundo; sólo debemos adorar a la absoluta providencia que es Dios. 

La vida sacrificada y que se basa en vivir con solamente la naturaleza del ser humano, es una vida llena de virtud y divinidad. Sólo los hombres que viven bajo las reglas de la naturaleza y por lo tanto en profunda castidad serán los que puedan estar más cerca a Dios. 

Las mujeres no están menos ausentes de la gracia divina al ser ellas castas y puras. De hecho, las mujeres al querer ser católicas deben por servicio a Dios alejarse de todo hombre, aunque sí deben estar unidas por una piadosa caridad con los demás seres humanos (lo mismo va para los hombres). 

Otras religiones y sus costumbres

Agustín acepta que la Iglesia Católica no es la única religión que tiene dichas características. San Agustín nos nombra una comunidad en Milán cuyas actividades eran muy similares a las dictadas en la Iglesia; parecían muy seguidores de las premisas de San Pablo. La única diferencia que había es que estas comunidades ayunaban tres días y no uno como es la costumbre universal. 

La vida que llevan estos hombres eran de abstinencia con las comidas y de absoluta obediencia a las sagradas escrituras. Su alimentación no depende de la carne ni de bebidas o manjares que estén fuera de laesctricta regla de lo natural. No es que crean que estas comidas son malas, pues se las dan a otros que la necesitan; solo lo hacen por abstinencia y rigurosidad con las escrituras. Agustín nunca da el nombre de dichos hombres, pero deja su constancia de que eran buenos y cristianos. 


Conclusión

Un libro de introducción a un manual de católicos o del catolicismo en sí. Obviamente, esta introducción nos guiará al libro siguiente que irá totalmente en contra de la religión Maniquea de Mani. Por cierto, aquí no queda claro quiénes son los Maniqueos, pero en el siguiente libro haremos una pequeña introducción de quienes eran y luego continuaremos con el libro en contra de ellos. Veo que particularmente en este libro, San Agustín da vital importancia a la castidad como el amor a las cosas inteligibles porque si predicamos el amor al alma, entonces debemos despojarnos de todo lo que es corpóreo, como diría el apóstol San Pablo. 



viernes, 6 de enero de 2017

San Agustín de Hipona - El libre albedrío (Libro III: Presencia y existencia) (391).

Hemos visto las constantes interrogantes que Evodio le hacía a San Agustín de Hipona, preguntas que no son para nada inocentes ni evidentes. Puede ser que este sea el tema más difícil a desarrollar porque no por nada siempre fue le gran interrogantes de San Agustín: ¿por qué existe el mal? Ya nos ha quedado claro en los libros precedentes que es total responsabilidad del hombre, pero necesitamos ver muchas otras cosas más para dejar a Dios más alejado de dicha realidad. El hombre al ser imperfecto pertenece en gran parte al mal, aunque puede redimirse si comienza a ver la razón y la realidad máxima que en este caso sería la verdad.

Referencias:

(1) Sí, parece absurdo, pero es lógico que una opción que signifique ''nada'' ni siquiera es una opción.
(2) No se toma en cuenta el abuso que el hombre ejerce sobre los animales a propósito. 

SOBRE EL LIBRE ALBEDRÍO


LIBRO III: PRESENCIA Y EXISTENCIA


El movimiento culpable de la maldad


Si el mal pertenece al libre albedrío, entonces el mal estaría fuera de culpa porque pertenecería a la naturaleza del hombre. Sin embargo, ¿pertenece verdaderamente a la naturaleza? Pensemos. 

Agustín apuesta que la inclinación del hombre hacia el mal no es natural, y por lo tanto, dicha inclinación sería netamente por voluntad. Aquí Agustín va en contra de lo dicho por Platón cuando éste decía que ''el mal era involuntario'', Agustín dirá que el mal es una voluntad del hombre y por consiguiente no es natural. Finalmente, el hombre no es exculpado del mal pensando en que es natural a él. 

Libertad del hombre y la presencia de Dios

Mucho se discute este tema incluso en nuestros tiempos donde la presencia de Dios se considera nula, o que si en realidad existe la presencia de Dios, entonces éste no hace nada para salvar a la humanidad. 

Evodio se pregunta lo siguiente, si Dios está presente, entonces sabe que el hombre peca y por lo tanto, el hombre peca necesariamente. ¿Por qué? porque bajo la presencia de Dios no debería pecar, entonces, como no debería pecar Dios hace que el hombre peque necesariamente. 

Según la opinión de Evodio, todo se hace por necesariedad de Dios, es decir, unos son necesariamente felices y tristes bajo la potestad de Dios. Sin embargo, Agustín nos dice que esas cosas son las que pasan por voluntad no por necesariedad. Ser feliz o triste no es una necesariedad, sino que más bien una voluntad. Las cosas necesarias serían la muerte y el envejecimiento. 

Nuestra voluntad refiere a todas las cosas que están en nuestro poder modificar. Eso es lo que nos hace libres, pues pretender manejar lo que no podemos no es vivir libre. Finalmente, somos libres bajo la presencia divina y somos libres al usar la voluntad con las cosas que sí podemos manejar. 

La predicción de Dios y el mal


Así concluímos que nada nos obliga a pecar y que no hay necesidad para ello; es sólo nuestra propia voluntad la que nos lleva a pecar. 

A Evodio le parece que la libertad del hombre es incompatible con la presencia de Dios, es decir, no se puede pecar y tener a Dios para ver ese pecado al mismo tiempo, siendo que Dios es divino. 

Agustín dice que Dios no puede obligar a un hombre a pecar, así como tampoco otro hombre podría obligar a pecar a otro. Dios no obliga a nadie a pecar, pero puede predecir que alguien peca. De este modo, Dios no es autor de todo lo que prevé, pero sí es autor de castigar posteriormente a quien hace el mal. 

Dios y los pecadores

¿Podríamos decir que sería mejor no haber existido al ser el hombre susceptible de sufrimiento? Se puede pensar fácilmente que o el hombre sufre y es miserable irremediablemente, o es mejor que no exista. 

Agustín dice que pensar de esa forma sería una iniquidad, pues el hombre al desear ser como otros seres superiores no tiene más que el pecado de la envidia

¿Sería preferible no existir o ser desgraciado?

Muchas personas dicen querer no existir si van a ser desgraciados, pero quien dice que no quiere ser desgraciado es porque quiere existir. Sólo quiere dejar de ser desgraciado y para eso sólo basta la voluntad. 

La miserabilidad, dice Agustín, sólo depende del mismo hombre y de nadie más: su voluntad lo hará libre de ser desgraciado. 

La tendencia innata al ser

En efecto, si un hombre pudiera elegir entre no existir y tener una vida desgraciada, probablemente elegiría la primera pues nadie quiere ser desgraciado en la vida. 

Sin embargo, aquel desdichado siempre tendrá la oportunidad de ser más de lo que es, a causa de la voluntad. Puede ser que no sea mejor que los bienaventurados, pero será mejor que la materia y los animales que no conocen la felicidad y que nunca podrán. Sólo la voluntad podrá concedernos la felicidad (así como también la miserabilidad). 

Por otro lado, la persona que prefiere no existir a ser infeliz, entonces no le queda más remedio que ser un miserable, pues al no ser no será nada y en este sentido será inferior a las cosas materiales que sí existen. 

El suicidio

Es incluso absurdo querer no-ser, pues es inferior a todo lo existente y además nadie puede elegir no-ser porque ya lo estaría transformando en algo, y el no-ser no es algo sino que nada. En otras palabras, quien elige nada está eligiendo nada(1)

Error en el concepto de suicidio

Es claro que quien se suicida está queriendo decir ''nada''', pero ¿es realmente así? El suicida, cuando piensa en la muerte, no está deseando la nada, al contrario, desea ser algo después de la muerte. Ya desee estar en paz o cualquier otra cosa, no quiere no ser nada. Si quiere ''descansar'' de este mundo entonces está eligiendo algo y de ese algo espera otra cosa. 

¿Por qué el suicidio no está libre de la nada? porque el suicidio significaría dos cosas: reposo o movimiento. Estos dos conceptos son necesarios para existir y no se puede dar sin existencia. Por lo tanto, si el suicida quiere morir encontrará ese reposo. 

El suicida no quiere llegar al aniquilamiento total (porque es imposible llegar a la nada), sino más bien quiere el descanso. 


Pecado y orden

Si los pecados existen y son probables en el hombre al elegirlos ¿podríamos decir que los pecados contribuyen al orden perfecto del universo? Si decimos que Dios lo dispuso todo en orden, entonces los pecados sí contribuyen al orden. 

Sin embargo, Agustín nos dice que los pecados no son necesarios para el orden universal. Los pecados no son seres como los humanos, sino más bien estados alterados de éste. Si el hombre eligiera el pecado por su voluntad, entonces ahí existiría el desorden. Por lo tanto, no es que los pecados sean los que contribuyan (porque entonces estaría bien cometer pecados), sino que son las mismas almas las que contribuyen. 

El hombre tiene dos orígenes del pecado: 
  1. Por pensamiento
  2. Por influencia ajena

El más terrible de los dos es el primero, aunque tampoco exime del todo al segundo. Es así que la primera persuasión al pecado la inició el diablo para que el hombre finalmente fuera expulsado del Edén. 

Todas las criaturas contribuyen al orden

Absolutamente todas las criaturas contribuyen al orden y sus pecados no alteran en nada el orden establecido. Toda criatura que peca no lo hace con libertad, sino que con voluntad pues el ser humano es libre cuando hace las cosas que puede y debe.

San Agustín comenta que la bondad de las cosas está en su naturaleza. La naturaleza en sí es pura bondad y es incorruptible, ya que proviene de la sustancia divina que es Dios. Eso sí, lo que sí puede ser corrupto son las cosas que van en contra de la naturaleza: los llamados ''defectos''. 

No toda corrupción es reprobable

La violencia que ocupara el juez para castigar al malhechor será justa en la proporción de su mal acto cometido. No podemos decir que los ojos son corruptos porque no pueden resistir la luz del sol directamente. Aunque si los sentido se pueden corromper, hay contextos en los que no se les puede culpar. Por lo demás, los órganos de los sentidos no son viciosos, pueden ser corruptos pero no viciosos. El único que puede ser vicioso es el hombre. 

Dios no es cómplice del pecado

Si decimos que el autor del pecado es Dios, entonces estamos justificando todos los pecados de todos los pecadores pues bien se pueden excusar diciendo ''Dios es todopoderoso y un hombre no puede hacer nada contra él''. San Agustín insiste en que el pecado y el mal del hombre se origina de su propia voluntad. 

Evodio pareciera aún no estar convencido del todo sobre el orígen del mal. Agustín nos dijo ya que la causa era justamente la voluntad del hombre, sin embargo, lo que Evodio quiere saber el origen de dicha voluntad pecadora. 

Agustín le dice a Evodio que si es así, entonces ¿más adelante preguntaría sobre el origen del origen de la voluntad? Eso sería ridículo pues ninguna investigación (en opinión de Agustín) puede ir de origen en origen hasta el infinito. En esa instancia, el santo de Hipona le recuerda un extracto de Timoteo 6:10
''La raíz de todos los males es la avaricia''


¿Qué quiere decir San Agustín con esto? que Evodio no debería investigar más allá de lo que debe. Ahora, si Evodio va y ve que la causa de la voluntad de pecar es tal, entonces tendríamos que decir que la voluntad del hombre no es la que peca sino que otra cosa. ¿Podríamos sostener algo así entonces?

La obra de Dios como lo mejor

Los hombres nacen con ignorancia, pero esto no debería ser considerado algo malo, pues Dios, así como les dio la ignorancia, también les dio la oportunidad para crecer y entender el entorno que les rodea. De hecho, nadie tiene excusa de ser ignorante por largo tiempo porque está claro que el hombre puede quitársela a través del estudio de las cosas. 

Ningún ser fue creado inútilmente pero ¿qué podemos decir de los recién nacidos que mueren en un parto o poco después del mismo? sin duda es una respuesta difícil para Agustín. Estos sufrimientos se deben a la pecaminosidad de los padres que lo engendraron, así mientras más pecaminoso sea el padre, sus descendientes heredarán como es de esperar las atrocidades. 

Los animales también se ven expuestos al sufrimiento y distintas vejaciones. San Agustín las justifica diciendo que como todo animal mortal son susceptibles a este tipo de sufrimiento. No podemos pretender que los animales no sufran, pues es una condición natural a todo ser vivo(2).

El primer estado del hombre

Ni el primer hombre (Adán) ni todos los hombres que vinieron después nacieron sabios o ignorantes. Todos ellos nacieron con un estado intermedio entre estos dos conceptos, pues no podemos decir que el niño es ignorante, así como tampoco sabio. La naturaleza los deja en un estado intermedio que luego van desarrollando poco a poco. 

Por otro lado, contestando de otro modo la pregunta que hacía Evodio ¿Cuál es el origen de la voluntad mala del hombre? Agustín en este último apartado nos dice que si bien es la voluntad y nada más, quizás ésta pueda ser movida por las imágenes o estímulos que recibe del entorno. Si pudiéramos hablar de un origen, el hombre para hacer el mal debe tener una imagen de lo que va a hacer, y ésta imagen no la da más que los sentidos. 


Conclusión

¿Qué más podríamos agregar? es evidente que el hombre no puede excusarse del mal que le acongoja. Si quiere liberarse de este tendrá que ser por el mismo y de nadie más. Quizás podemos estar aquí en presencia de una cierta meritocracia bíblica que San Agustín quiere hacer aún más clara a sus lectores. Por otro lado, también vemos una contradicción contra la teoría de Platón quien decía que el mal era involuntario (basándose en la ira y los impulsos), pues San Agustín nos dice todo lo contrario: el mal se hace por voluntad y no por naturaleza.  

domingo, 1 de enero de 2017

San Agustín de Hipona - El libre albedrío (Libro II: Voluntad, razón y sentido) (391).

Aquí presenciaremos la respuesta de San Agustín de Hipona a Evodio quien se preguntaba si Dios era el verdadero responsable del mal en el hombre. Siendo esta pregunta verosímil, la respuesta que nos de el santo de Hipona será aún más impactante; por otro lado, no sólo esta pregunta estará dispuesto a responder San Agustín, sino también aquellas que continúan dando que preguntar y debatir en el libre albedrío. Veamos que más nos propone San Agustín con su amigo Evodio quien lo ha acompañado en todas estas discusiones. 

SOBRE EL LIBRE ALBEDRÍO


LIBRO II: VOLUNTAD, RAZÓN Y SENTIDO


Con la libertad podemos pecar ¿por qué nos la ha dado Dios?

De Dios recibimos la voluntad de pecar al dejarnos con el libre albedrío. De lo contrario, si estuviéramos sin libertad no podríamos pecar. 

Dios puede darnos el castigo cuando obramos mal, mientras que puede premiarnos si hacemos el bien. Ahora ¿es exactamente así? ¿el castigo nos viene directamente de Dios? para Agustín no es precisamente así, pues el hombre hace el mal desde el libre albedrío y no desde Dios. 

El libre albedrío fue dado para vivir rectamente, no para pecar. ¿Pero cómo? ¿Acaso no es debido a la libertad del libre albedrío que podemos pecar? No, el libre albedrío no fue hecho para que el hombre pueda pecar; fue dado para hacer el bien porque de otro modo ¿cómo podría castigarse a un hombre por pecar si el libre albedrío le da esa capacidad? por lo tanto, el libre albedrío se ha hecho para hacer el bien. 

Cuando un hombre peca Dios le dice: 


''¿Por qué no usaste del libre albedrío para hacer el bien?''

Por otro lado, sin el libre albedrío ¿cómo sería el hombre capaz de obrar bien? Sin el libre albedrío no habría obra buena ni mala en el mundo, pues la voluntad es lo que hace el bien y el mal. 

Quien vive, quien existe y quien entiende


Agustín le pregunta a Evodio si él realmente existe a lo que responde naturalmente que sí. Por lo tanto, si existe vive y si vive entiende; una conclusión bastante obvia pero que servirá incluso para probar la existencia de Dios.

¿Cuál de esas tres verdades es la mejor? para Evodio la más importante es el entender, pues el que vive ciertamente existe, pero no por eso entenderá. Veámoslo de la siguiente manera las características de tres seres y sus verdades:

Animal salvaje: existe y vive
Cadáver: existe
Hombre: existe, vive y entiende

El hombre es entiende porque tiene la facultad de la razón que además le hace entender su entorno. Los sentidos no pueden sentirse a sí mismo, ni mucho menos verse, por lo tanto, la razón les debe dar sentido a las cosas que los sentidos percibe. 

El sentido común (o sentido interno)

Este sentido interno es el que nos hace huir de las cosas como también abrazarlas. Ahora, este sentido interno es inferior a la razón ¿por qué? porque este sentido también es común a las bestias porque ellas también huyen y abrazan las cosas según la situación. 

Sin embargo, Evodio sostiene que este sentido interno es sólo para los humanos y no para los animales, eso se debe a que los animales no pueden juzgar sus sentidos. Los únicos que pueden juzgar dichos sentidos son los humanos y más específicamente el sentido interior humano. 

Razón y sentido interior

La razón está por sobre todo pero no por sobre Dios. El sentido interior comanda los sentidos exteriores, mientras que la razón comanda los sentidos internos. La razón puede verse modificada de alguna manera, pero el único que se mantiene siempre tal cual es es Dios. 

Convergencia en sentidos

¿Podrá ser que todos sintamos exactamente lo mismo? Agustín nos dice que a pesar de tener nuestros propios sentidos, las cosas que percibimos son las mismas y nos entregan las mismas impresiones.

Con el sentido del gusto quizás sea diferente, no por el gusto que se tenga, sino más bien por la cantidad de comida de un alimento. Si estoy compartiendo con alguien más un tipo de alimento, la cantidad que sentiré yo no será la misma que la de mi compañero.  

Sin embargo, con el tacto es distinto. Si yo toco una parte de mi cuerpo en específico, quien quiera tocar esa parte no podrá sentir lo que yo siento, puesto que esa parte estará ocupada por mi tacto. Esto quiere decir que hay partes que podemos percibir internamente, pero otras que podemos percibir ''comúnmente''. 

Pero esto en realidad también pasa con la alimentación porque la parte que yo he comido y tragado, nadie podría probarla. Por lo tanto, hay cosas que podemos percibir y sentir privadamente, mientras que hay otras que se hacen comúnmente. 

Los números son superiores a la inteligencia

Los números no son percibidos por los sentidos, sino más bien por la razón. La razón o la mente puede comprender los números pòr unidad y los sentidos también los percibe, pero solamente por pluralidad. 

Agustín quiere decir que el cuepro no puede concebir ni reducir todo a una unidad, sólo puede ver pluralidad pues pareciera ser que no estamos hechos para concebir la unidad a no ser por nuestra mente. Sin embargo, los números son mejores que la inteligencia puesto que nuestra mente no puede abarcarlos a todos en la mente, así como tampoco puede imaginarse la vida sin ellos. 


Sabiduría y felicidad

Cuando uno más yerra en la vida, mucho más se aleja en el camino de la felicidad. Todos sabemos cómo ser más sabios y sólo constara en que nos instruyamos sobre la verdad y los principios de cada cosa. Como todos saben como llegar, quien empieza a errar por el camino hacia la felicidad está ignorando la sabiduría (y lo hace voluntariamente). 

Es natural que incluso antes de ser sabios queramos la felicidad para nosotros. Algo en nuestro interior nos dice que busquemos la felicidad y nadie renegaría de ser sabio. El hombre sólamente será dichoso al encontrar la verdad y no antes. 

La sabiduría es como el sol, alumbra a todos los bienes materiales, pero ella en sí misma es una. Por lo tanto, si queremos alcanzar la felicidad, la cual está más allá de los bienes materiales entonces debemos alcanzar la sabiduría (el sol).

Sabiduría y número

Para Evodio la sabiduría es mucho más valiosa y superior que el número porque hay más calculadores y matemáticos que hombres sabios. 

San Agustín nos dice que los números están en todas partes hasta en las cosas más pequeñas de este mundo. Sin embargo, rebatiendo a Evodio, Agustín dice que la noción de unidad está en todos nosotros, y es por eso que hasta los hombres más necios pueden contar, y en consecuencia, se prefiera mucho más la sabiduría a los números. 

El filósofo le dice a Evodio que no se deje convencer por esos hombres que dicen que la sabiduría es más que los números, pues los hombres en general prefieren el oro a la luz de una vela. Para Agustín la sabiduría y el número son exactamente la misma cosa, además de ser inconmutablemente verdaderos. 

La verdad está por encima de nosotros

La verdad está por encima de todas las cosas que conocemos en el mundo. Sin ella no podríamos juzgar por lo tanto está por encima de nosotros y no nosotros encima de ella. Por supuesto, nadie puede cuestionar la verdad en las cosas; por ejemplo, 2 + 2 siempre serán 4 y nadie podrá cambiar esa realidad. De este modo, la verdad también estaría más allá de la inteligencia. 

Con mucha más razón el hombre que abrace la verdad será feliz, puesto que no hay hombre que le guste la falsedad. Aparte, la verdad y la sabiduría no se pueden perder, mientras que los bienes materiales, que todos hemos reunido por nuestra voluntad, si perecen. 

¿Quién puede estar por encima de nosotros y ser superior a nosotros? Nadie más que Dios y por lo tanto tendremos que decir que Dios es la verdad eterna. Sólo Dios es quien puede dar forma y perfección a los seres una vez que los crea y no de manera contraria. Es decir, los seres con forma no pueden darse forma a sí mismos, debe haber una perfección más allá de ellos que se las de.



La libertad del hombre

Evodio está de acuerdo con todo lo dicho por Agustín sobre Dios, admitiendo que él gobierna por sobre todas las cosas del universo. 

La discusión se vuelve a averiguar si dentro de los bienes podemos contar la libertad del hombre. Ya habíamos dicho que el libre albedrío se lo dio Dios al hombre para que hiciera el bien, pero Agustín añade además que el mismo libre albedrío es un bien. 

Esto se debe a que la voluntad del libre albedrío es lo único que nos lleva al bien. Sin él el hombre no podría actuar nunca correctamente, pero si el libre albedrío sirviera para el mal, entonces todo mal estaría permitido lo que va en contra de lo que quiere Dios para nosotros. 

Por lo tanto, ¿qué será mejor? ¿vivir sin eso que nos hace obrar correctamente? ¿o vivir sin aquello? Evodio responde que siempre será mejor vivir con el libre albedrío. Recordemos que la razón es totalmente buena y que ningún hombre malo puede modificar eso, pues lo divino no se puede modificar. 

Las clases de bienes

Dios fue quien hizo los grandes bienes de este mundo ey estos se clasifican en tres:

Grandes bienes: Virtud
Medianos bienes: Libertad
Pequeños bienes: Cuerpos y materiales

La voluntad o libertad del ser humano es un bien común del que pueden disponer todos. Cuando dicha voluntad se aparta del bien común se vuelve pecadora y mala ¿cómo se aparta del bien? cuando piensa en sí misma y no en el bien común. 

Una de las formas en que puede llegarse a esta voluntad privada es apropiarse de los bienes de los demás, pues ahí no se está pensando en los otros. Así, Dios distribuye las cosas en su lugar dando las cosas a cada uno según sus méritos. 

Por lo tanto, el mal no consiste en lo que anhelan las almas pecadoras, más bien el mal radica en la aversión de los bienes inmudables el cual se lleva a cabo volitivamente. 


La voluntad hacia el mal

Pese a toda la explicación anterior de San Agustín, a Evodio sigue rondando la misma pregunta ¿Por qué algunas veces el hombre escoge el mal a pesar de que el libre albedrío es bueno? De Dios no puede venir el mal, puesto que no hay bien que no proceda de Dios. 

Todo lo que sea medida, número y orden pertenece a Dios porque si estas tres cosas se sustraen entonces no quedaría absolutamente nada. Por lo tanto, el mal tendría que producirse de la nada, aunque el mal es un movimiento potestativo del hombre. 

Conclusión

Podríamos tomar este libro como el homólogo de La República de Platón, solamente en el aspecto de que aquí se nos presentan los niveles de conocimiento de acuerdo con San Agustín. Me da la impresión de que el tema del libre albedrío no queda del todo terminado, aunque los dos dialogantes siguen acordando otra discusión más adelante sobre el mismo tema. Lo que sí queda claro es que la maldad es exclusiva responsabilidad del hombre y que el libre albedrío no está hecho para hacer el mal. De todas formas, Agustín sigue manteniendo que se debe investigar sobre el tema.