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miércoles, 12 de abril de 2017

San Agustín de Hipona - Las confesiones (Libro IX: Bautismo y muerte de Santa Mónica) (397).

Nada más importante en la vida de un cristiano como el bautismo que se realiza en la Iglesia Católica. Por supuesto, este proceso es uno de los más importantes (sino el más importante) donde el hombre asume una posición frente a la vida y también una responsabilidad de cumplir a cabalidad con los mandatos divinos. Ya no hay excusas para hacer el mal porque ya se conoce el bien y por eso, se acaba una etapa de maldad e ignorancia y comienza una etapa de sabiduría y caridad. Lamentablemente, hay otro proceso más bien difícil para San Agustín de Hipona y esa es la muerte de su madre: Santa Mónica. Una madre devota que rezó y lloró por Agustín que ahora nos dice adiós.

Referencias:

(1) Decio persiguió a los cristianos y tiempo después lo haría Valeriano. Es aquí donde surge la secta donatista, quienes condenaban a los cristianos que entregaron a otros cristianos en dicha persecución.
(2) El encuentro de dichos cuerpos se celebra el 19 de Junio. 

Las Confesiones

LIBRO IX: BAUTISMO Y MUERTE DE SANTA MÓNICA

Problemas preliminares


San Agustín se ha enfermado terriblemente de los pulmones y por esta razón decide dejar sus clases de retórica. Después de haber partido y estar en Roma, Agustín se entera de la muerte de su amigo Verecundo.

Acontecimientos con Ambrosio

Agustín por fin reconoce la justicia y voluntad de Dios, pero no deja de sentirse mal con todos los pecados que cometió antes de entregarse a esta voluntad. El filósofo buscó a San Ambrosio para confesarse y decirle que se sentía totalmente arrepentido de sus pecados y que ahora quería ser cristiano. 

Uno de los libros que San Ambrosio recomendó a San Agustín fue el libro de Isaías porque justamente, al ser un libro profético, este anuncia la mayoría de las cosas que sucederían en el N.T. Al principio, Agustín no entendió mucho el libro de Isaías y lo dejó para después, para que de ese modo, cuando estuviera más instruido pudiera leerlo mejor. 

No sólo Agustín quiso convertirse y bautizarse sino que también su amigo Alipio. Los dos se sometían a un proceso de expiación de los pecados y al arrepentimiento de los mismos. 

Persecución a Ambrosio

Valentiniano era un emperador de Roma que no gustaba de los católicos. La verdad es que Vespasiano no tenía mucha voluntad como emperador, pues era tan sólo un niño cuando lo fue; quien realmente tomaba esas decisiones era su madre Juliana (a quien tampoco le gustaban los católicos). 

Sin embargo, Ambrosio nunca se dejó avasallar por el séquito del emperador. Era un hombre de carácter fuerte que exigía muchas cosas al emperador, sin ofender la autoridad del mismo. Todos los que eran amigos del emperador querían deshacerse de él, pero aún no lograban como hacerlo sin cometer un escándalo. 

Finalmente, la persecución a Ambrosio se acabó cuando éste descubrió los cuerpos de Gervasio y Protasio, quienes eran mártires y santos de la Iglesia Católica muertos por la persecución de cristianos por el emperador Decio(1). Cuando se descubrieron los cuerpos, el emperador dejó de perseguir a los católicos a causa de la misericordia e impacto que surgió en la población. ¿Cómo encontró San Ambrosio estos cuerpos? Según él, el mismo Dios le dijo que los cuerpos estaban en cierto cementerio del Imperio(2)

Finalmente, en el año 387 San Agustín fue bautizado por San Ambrosio junto con otro amigo nuevo llamado Evodio. Un amigo de San Agustín con el cual discutiría algunas cosas sobre la vida y a filosofía. 

Muerte de Santa Mónica

Preparado ya para presentarse a su madre como un verdadero cristiano, San Agustín deja Milán y decide dirigirse a África para ver a su madre. No obstante, en Ostia Tiberina muere Santa Mónica, uno de los hechos más dolorosos para San Agustín.

De aquí comienza a describir uno de los acontecimientos de Santa Mónica, por ejemplo, la madre de Agustín era muy abocada al vino y al alcohol. Un día, una criada le dijo que era una ''borrachuela'' y dejó inmediatamente de tomar alcohol ese día.  

Mónica y Patricio

Su templanza y obediencia siempre fueron algo característico de Santa Mónica. Su lucha por querer convertir a su marido al cristianismo nunca pudo hacerlo del todo. Sólo cuando su marido se encontraba en el lecho de muerte, éste se hizo bautizar por la Iglesia Católica seguramente por una preocupación escatológica. 

Patricio, si bien era un hombre que traía el sustento al hogar, también era un hombre violento. Mónica nunca se ponía de frente a Patricio cuando éste estaba enfadado; no obstante, Mónica lo quería de igual manera, además, los dos sabían muy bien los votos de matrimonio donde dice que la mujer le debe respeto al marido. 

Agustín recordaba los últimos momentos que estuvo con su madre, el cual fue una conversación amena apoyados en una ventana frente a un huerto. Conversaron sobre Dios, la materialidad y el espíritu. Una de las conclusiones que sacaron es que cualquier materialidad, por muy grande que sea, no se compara con la vida casta y pura de un buen cristiano. Estas fueron sus palabras:

''Hijo mío, por lo que a mi respecta, ya no encuentro placer en esta vida. Nosé lo que hago ya no por qué estoy en este mundo. No tengo nada que esperar en esta tierra. Había una sola razón por la que quería permanecer un poco más en esta vida. Quería verte cristiano católico antes de morir. Mi Dios me ha cumplido ese deseo y aún más calmadamente de lo que yo deseaba. Te veo siervo suyo, que desprecia la felicidad de la tierra. ¿Qué hago ya aquí?''

Agustín no recuerda la respuesta que le dio a su madre ante esta pregunta, pero luego de cinco días la madre de San Agustín cayó en una fiebre muy grave. En uno de esos días Agustín se acercó a ella y les dijo:

''¿Dónde estoy ya?''  

Seguramente lo decía por descubrir si estaba en el reino de los cielos o en la tierra misma. Al ver los rostros de quienes la rodeaban dijo:

''Enterrad aquí a vuestra madre''

Uno de los que estaban ahí le dijo a su madre que era mejor enterrarla en la patria y no en un lugar tan lejano, a lo que Mónica responde:

''Mira lo que dice éste. Enterrad este cuerpo en cualquier parte. No os preocupéis por él. Una cosa sola os ruego: que os acordéis de mí ante el altar del Señor donde quiera que os halléis''

Añadió luego:

''Nada hay lejos de Dios, ni temo que ignore, al final del mundo, donde me ha de encontrar para resucitarme''

Agustín lloró luego de su fallecimiento y entre lágrimas estaban todos los parientes y amigos alrededor de su madre. Mónica tuvo un único marido que fue Patricio quien como sabemos falleció antes que ella. 

Conclusión

Más que una filosofía pura total y cristiana, en este libro de las confesiones presenciamos la vida del santo y su relación con dos grandes figuras dentro de su vida. Un texto biográfico de cómo se alegró de ser cristiano y como sufrió cuando su madre murió. Desde el primer libro hemos visto solamente una visión biográfica de San Agustín junto con algunas reflexiones que ya había tratado en otros libros. De aquí en adelante, San Agustín comenzará a desarrollar cuestiones más filosóficas; podría decirse que lo que sigue son las reflexiones filosóficas de las confesiones.