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sábado, 4 de marzo de 2017

San Agustín de Hipona - Sobre la mentira (394).

Este tópico no lo habíamos visto ni siquiera en los otros filósofos, salvo de manera muy breve y superficial. No obstante, el mismo San Agustín de Hipona trata este tema en dos libros, pues tenemos éste y otro llamado ''Contra la mentira''. ¿Es posible para el ser humano evitar la mentira? La respuesta es obviamente afirmativa, pero el caso es que existen ciertas situaciones de crisis donde al ser humano le parece necesario mentir. ¿Estará de acuerdo San Agustín con exceptuar la mentira en algunas ocasiones? Veamos que nos dirá el doctor de la gracia.

Referencias:

(1) Puede ser que se podría justificar la mentira. Cabe destacar que San Agustín no dice literalmente que se permite. 

SOBRE LA MENTIRA


PRIMERA PARTE:
NATURALEZA Y MALICIA DE LA MENTIRA

Las bromas no son mentiras

Para San Agustín las bromas nunca fueron consideradas mentiras, aunque no tengan ánimo de engañar, y aunque no sean consideradas cosas verdaderas. Esto parte desde la premisa de que San Agustín postula que todas las cosas que existen son verdaderas, y al hablar de cosas que existen las bromas necesariamente deben hablar de algo verdadero. 

¿Qué es la mentira?

No todo el que dice algo falso miente, si cree u opina que lo que dice es verdad. Sin embargo, se debe establecer una diferencia entre creer y opinar; en la primera el que cree siente que no sabe lo que cree mientras que el que opina cree saber lo que en verdad no sabe.

Creer: no saber lo que cree (aunque a veces se cree lo que se sabe)
Opinar: creer saber lo que no se sabe

La persona que cree lo que piensa o dice, no está diciendo mentiras, aunque no quedará exento de falta ya que, si bien puede creer en algo, ese algo puede estar erróneo, pero esto no quiere decir que esté diciendo mentiras. 

El mentiroso

La persona que verdaderamente miente es esa que expresa una cosa diferente a la que piensa. El mentiroso es aquel que tiene un doble pensamiento y a este respecto puede ser de dos maneras:

  • Quien sabe la verdad y calla
  • Quien sabe algo (verdad) y expresa otra cosa (falsa)

En cierto sentido, la verdadera mentira consiste en la intención que tenga la persona. Eso es lo que verdaderamente cuenta para San Agustín seguramente porque la intención tiene que ver con la voluntad, y es ahí donde está el origen del mal en el hombre. 

Como dijimos anteriormente, el que tiene un corazón doble es aquel que miente, lo que significa que quien tiene un sólo corazón aunque no diga cosas ciertas, no es un mentiroso. 

Nunca debe ser permitido ni beneficioso mentir

¿Qué sucede con esa persona que al mentir sabe que no le van a creer?  Pues este hombre que sabe que no le van a creer al mentir realmente no está mintiendo. Ahora ¿Qué ocurre con aquel que dice la verdad pero sabe que no le van a creer? Pues esta persona, a pesar de que diga la verdad está engañando, porque utiliza la verdad para engañar. 

Sin embargo, ¿cómo podremos decir que no es mentiroso quien engaña? Pongamos otra situación.
  • Supongamos que alguien (A) recomienda a una persona (B) no seguir cierto camino porque está lleno de ladrones. Lamentablemente, esta persona (A) es conocida por decir mentiras y la otra persona (B) que cruzará el camino no le cree. 

  • Debido a  esto, A tendrá que mentir a B para que logre ser creído por B. Luego, B decide no hacer caso a A, ya que se le juzga mentiroso y cae en el camino de los ladrones. 

Por supuesto que lo anterior es un dilema cuando a uno se le juzga como mentiroso, pero veamos aún otro caso. 


    • Pensemos en la misma situación. A dice a B que en cierto camino encontrará a los ladrones, pero lo dice sabiendo que no le creerán, pues también se le juzga como mentiroso. Por lo tanto, podríamos decir que A utiliza la verdad para que B caiga en mano de los ladrones. En este caso, B hace caso a A pero en base a un engaño.


La pregunta frente a estos dos casos es: ¿Quién ha mentido? ¿El primer caso dijo algo falso para no engañar, o el que dijo la verdad para engañar? 

Es difícil concluir quién lo ha hecho, pero San Agustín nos dice que no es importante determinar quién mintió, lo verdaderamente importante es la intención y si el fin fue bueno. Si la intención fue ayudar entonces el primero no mintió, mientras que si la intención fue engañar entonces el segundo lo hizo. Sin embargo, no podemos decir con toda razón que el primer caso no mintió, pues si lo hizo, aunque no sea con un mal fin. 

Ahora, la única forma de estar exento de toda mentira, es decir solamente lo que sabemos y creemos que es verdadero. Nadie miente cuando sabe y cree en una cosa, pues ese ha sido su única fuente de información y no se le puede culpar posteriormente de mentiroso si la verdad resulta ser otra. Por lo tanto, siempre evitaremos la mentira cuando digamos lo que sabemos y creemos. 


Ventajas y desventajas de la mentira

En la biblia hubo muchos momentos donde se mintió.


  • Sara mintió a los ángeles cuando negó haberse reído. 
  • Cuando Jacob fue preguntado por su padre, este respondió que Esaú era su primogénito. 
  • Las comadronas mintieron a los egipcios para que no se matara ningún bebé recién nacido. 

Pareciera ser que estos ejemplos bíblicos nos incitan a mentir para que logremos el bien del prójimo. ¿Significará esto que podremos mentir siendo que estos hombres y mujeres mintieron por un bien? La verdad es que San Agustín nos dice que todos aquellos mintieron con un propósito profético; todos ellos fueron conducidos por el Espíritu Santo, para continuar con profecía de Dios. 

Por lo tanto, no sería correcto citar las ''mentiras'' que sucedieron en el Antiguo Testamento para justificar la mentira, pues todo eso se hizo alegóricamente. 

La mentira mata al alma

Ya decía el Salmo 5:7


''Aborreces, Señor, a todos los que obran la iniquidad y perderás a todos los que dicen mentiras''

San Agustín nos dice que justamente en este pasaje se ve el trato de Dios hacia los mentirosos. El hecho de perder es mucho más drástico que el de aborrecer; por ejemplo, Dios puede aborrecer, pero también, en ese mismo aborrecimiento, podrá perdonar a dicha persona; en cambio, si Dios pierde a alguno lo pierde para siempre. 

Quien mienta para salvarse a sí mismo no está amando a su prójimo y por lo tanto no sigue la vida cristiana. 

No se puede mentir para salvar el cuerpo

Existe una situación muy difícil y es cuando alguien nos pide mentir para salvar su cuerpo (ya sea de una violación o de una golpiza). Para San Agustín, salvar el cuerpo no sirve de nada porque es el alma lo más importante, es decir, nadie es puro o pura por ser virgen, sino más bien cuando tiene su alma pura. 

Los bienes eternos son muchos más importante que los temporales y por lo tanto, mucho mejor será el alma por sobre el cuerpo. Si mentimos estamos expuestos a proteger un bien temporal y expondremos nuestra alma al mal. 


No se puede mentir para salvar a otros

Por supuesto, si aceptamos que los bienes temporales o materiales son los menos importantes, entonces salvar la temporalidad o cuerpo de otro a base de mentiras será lo peor que podamos hacer. 

Permitir un mal no es consentirlo ni aprobarlo

Muchos dicen que se deben evitar ciertas acciones para impedir una aún mayor. En los tiempos difíciles para los cristianos, estos eran obligados a encender inciensos para hacer tributo a los ídolos. Quien no lo hacía sufría las más terribles vejaciones por parte de los romanos (que en esos años eran paganos). 

Ahora, puede suceder que en la vida tengamos que permitir un mal. Si sabemos que alguien hará un mal debemos convencerlo de que no lo haga por medio de las palabras. Si finalmente esta persona comete el crimen y nosotros no hicimos nada, de nada somos culpables porque hicimos todo lo lo que estaba en nuestro poder para hacerlo. 

De hecho en la situación de que a un cristiano se le obligue a hacer tributo a los ídolos, este primero deberá pensar en sí mismo y evitar cometer el pecado de adorar a otros dioses. En palabras de San Agustín, es mejor padecer vejación que cometer una vejación. Sin embargo, puede ser que se nos pregunte si el pecado ajeno se nos puede imputar a nosotros, al no haberlo podido evitar. 


SEGUNDA PARTE: 
CLASIFICACIÓN DE LA MENTIRA

Mentira dañosa y jocosa

Ninguna mentira es permitida, ni siquiera para evitar una más grande. Toda mentira aunque sea leve o pequeña es una mentira de todas formas. De la misma manera, todos se perjudican diciendo mentiras dañosas; no sólo los que son afectados por ellas, sino que con mayor razón los que las profieren.

Mentiras honestas

Existen otro tipo de mentiras que no sólo parecen no dañar a nadie, sino que también pueden beneficiar a todos. ¿Es bueno hacer esto? San Agustín no aprueba ningún tipo de mentira por más pequeña que esta parezca. Esto lo dice en base a quien dice una mentira para salvar a otros, también se está beneficiando a sí mismo, es decir, la mentira nunca sirve para otros sino que es para la propia ''salvación'', y quien piensa en sí mismo antes que los demás no es un buen cristiano. 

Hay situaciones en que mentimos para no vernos perjudicados como por ejemplo, cuando mentimos sobre un dinero que tengamos para que no nos lo roben. Mentimos sobre la ubicación de éste para protegernos a nosotros mismos. ¿Será mala la mentira en este caso? Si uno pudo protegerse a base de una mentira como esta, entonces nadie puede pecar al protegerse a sí mismo. Se deberá, en este caso, ser consecuente con el séptimo mandamiento ''No robarás'', aunque podría toparse con el noveno mandamiento ''No darás falso testimonio'' aunque este último siempre va añadido con ''contra tu prójimo''. Por lo tanto, si el prójimo quiere robarte y tu le escondes el dinero por medio de una mentira, esto sería permitido al evitar ser robado(1)

Otras mentiras

Como dijimos anteriormente, la mentira como falso testimonio, de acuerdo al noveno mandamiento, se hace en contra de la religión. 

Puede ser que exista otro tipo de mentira que consiste en el delatar a otra persona. ¿Qué pasaría si nosotros sabemos de la ubicación de alguien que ha matado? deberíamos delatarlo al juez, pero las Sagradas Escrituras condenan y aborrecen a los traidores, como tampoco le gustan los mentirosos. 

¿Qué debemos hacer? San Agustín da el ejemplo de un obispo de Tagaste llamado Firmo, quien no podía delatar al asesino y le dijo al juez ''No puedo mentir ni entregarles a este hombre''. Lamentablemente sufrió muchos tormentos al ser cristiano (el imperio aún no lo era), pero finalmente fue puesto en libertad. Quienes se consideran cristianos no pueden delatar ni tampoco decir mentiras, por lo que decir ''Sé muy bien dónde está, pero no se los mostraré'' será la sentencia más apropiada y consecuente. 

Ocho tipos de mentiras

De acuerdo con San Agustín existen ocho tipos de mentiras:

  1. Mentira religiosa: contra la religión
  2. Mentira injusta: contra quien la profiere y contra el que recibe
  3. Mentira beneficiosa: sólo contra quien la recibe
  4. Mentira placentera: sólo por costumbre o gusto mentir
  5. Mentira retórica: pretende engañar con palabras dulces
  6. Mentira honesta: para evitar que nos dañen
  7. Mentira de culpa: para no delatar a alguien
  8. Mentira preventiva: para que el cuerpo de una persona no sea mancillado

La peor de las mentiras es por supuesto la primera, la que va en contra de la religión, de ahí que todas las otras vayan bajando de categoría siendo ''menos'' dañinas. 

Resumen de todo lo precedente

Finalmente, siempre se debe anteponer, ante todo tipo de situaciones, la pureza del alma más que la del cuerpo; por supuesto, será mucho mejor agradar a Dios que a los hombres. La mentira sólo puede proteger nuestros intereses personales, pero no puede protegernos del castigo divino de Dios. 

Conclusión

¿Qué podremos decir ante la sentencia de virtud y verdad que nos quiere dar San Agustín? Sin duda que la supresión de la mentira es muy difícil en esta sociedad, donde todos se aprovechan para obtener un poco más. En una mirada más contemporánea, podría decir que la mentira sirve para evitar ciertas situaciones que son peores. Es difícil pensar en nuestra alma cuando las situaciones son tan carnales y temporales. Por supuesto que no es bueno mentir por inercia o por gusto, pero son las pequeñas situaciones (como protegerse y proteger a nuestros seres queridos) las que nos llevan a mentir sin dudarlo nada. ¿Es buena la mentira?