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domingo, 21 de mayo de 2017

San Agustín de Hipona - La Trinidad (Libro XV: Conclusiones finales) (399).

Al fin llegamos al último libro sobre la Santísima Trinidad. Este será un libro que resume toda la teoría trinitaria que San Agustín de Hipona ha podido recabar hasta el momento.A esta altura ya debemos tener varias pistas de cómo se va formando la Santísima Trinidad, pero nos hace falta tener una mirada más general para comprenderla; es decir, reunir todos los datos y sacar una conclusión final de cómo puede entenderse este dogma de fe que hasta el día de hoy se discute. 

LA TRINIDAD

LIBRO XV: CONCLUSIONES FINALES

En busca de la Trinidad

¿Quien puede encontrar a la Trinidad? si nos fijamos en el animal que está por debajo del hombre, debemos decir que este sólo podría percibir la Trinidad exterior, esa que está por fuera de la esencia interior. El hombre es el único que puede comprender y encontrar la Santísima Trinidad, ya que en su interior, en su mente, está la imágen de Dios y todo lo sagrado. 

Dios ha existido desde el principio de los tiempos y seguirá viviendo. No sólo las S.E. claman su existencia, sino que también la naturaleza que rodea al hombre. Sin embargo, nada de esto es Dios, es decir, no se puede reducir a un cuerpo ni a un alma, sino que más biena una pura esencia que puede hacer todo lo imaginable (y lo inimaginable). 

Los hombres deben mendigar de Dios la sabiduría porque el hombre sólo tiene la ciencia para desarrollarse. Cuando encuentra la sabiduría está más cerca de Dios que de alguien que no lo está. 

Características de cada uno

El hombre se recuerda a sí mismo cuando sabe que es hombre, y si el hombre puede recordarse a sí mismo, con mucha mayor razón lo hará Dios. 

Vemos que el Padre es Sabiduría, así como la Sabiduría es también el mismo Hijo. Ahora, el Hijo es nacido del Padre necesariamente, aunque tiene su autonomía porque se comprende a sí mismo, se recuerda a sí mismo y se ama a sí mismo; como también lo hace el Padre y el Espíritu Santo. 

Recordemos también sustancialidad de los tres, pues esto es lo que los hace uno. Todos los hombres tienen diferencias porque sus atributos las marcan, pero quienes son sólo sustancias no pueden ser diferentes. Cómo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son sustancias, ninguno de ellos tiene diferencia, y por eso ninguno es mejor que otro. 

Filosofía Académica

En los primeros libros de San Agustín, el santo se dedica a refutar a los académicos quienes emplean un escepticismo radical en cuanto al conocimiento. Estos postulaban que nada se puede saber realmente porque no somos poseedores absolutos de la verdad; todo lo basamos en opiniones y pareceres.

¿Podemos negar la existencia de todo lo que nos rodea? sería ridículo pues entonces tendríamos que ir con cuidado de todo. Sería un absurdo decir que no existo cuando existo, por lo tanto, la radicalidad escéptica se terminaría diciendo: ''si camino, vivo'' pues nadie puede negar de que vive. 

Más aún, lo que nos explica dónde está el conocimiento es nuestro interior, o más bien el Verbo interior. Es el único concepto que nos acerca a la Trinidad interior de la que hablaba San Agustín. Por supuesto, esta Trinidad nos revela el conocimiento de las cosas divinas, pues nosotros sólo comenzamos a entender la Trinidad exterior de las ciencias. ¿Podríamos decir que el Verbo interior es una especie de intuición de la verdad que todos los seres humanos tenemos? si ciertamente está en la mente, podríamos decir que sí, pero la verdad es que el Verbo interior es el Hijo mismo lo que va más allá de las cosas mentales, incluyendo la intuición.

Explicación del Espíritu Santo

Ahora toca hablar exclusivamente del Espíritu Santo, que no es el espíritu del Padre o del Hijo sino que de los dos simultáneamente. ¿Qué característica tiene el Espíritu Santo en la Trinidad? el lugar, es decir, el Espíritu Santo es el lugar donde se encuentran el Padre y el Hijo. Sin ese lugar no podrían ser nada y sin el Padre ni el Hijo no podría existir el lugar. 

Este Lugar no puede ser otro que el amor, en efecto, no hay nada de malo en llamar al Espíritu Santo como el amor que cubre al Padre y al Hijo (y el Espíritu Santo mismo). Así lo dice en la misma biblia:

''El que permanece en el amor, en Dios permanece y Dios en él... ...Conocemos que permanecemos en Él y Él en nosotros porque nos dio de su Espíritu'' 
(Juan 4:16)

También se dice:

''La caridad de Dios se ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado'' 
(Romanos 5:5)

Suficiente pruebas que tiene la biblia para decir que el Espíritu Santo es el mismo amor que Dios entrega a los hombres. Por cierto, Dios también es amor en el sentido figurado de la oración. 

Por otro lado, también se entiende de dos formas el amor del Espíritu Santo: su amor al prójimo que es el amor en la tierra y su amor de Dios que es en el cielo.

Conclusión

Así terminamos los quince libros sobre la Santísima Trinidad. En efecto, hemos visto mucho más que la formación de la Trinidad, ya que entre otras cosas hemos entendido el lugar del hombre en el mundo y como este puede ser mejor a través de la introspección del Verbo interior. Por supuesto, todo debe ser en orden y primeramente el hombre debe alcanzar el Verbo exterior que sería todo lo relacionado con la mente y la ciencia, para luego alcanzar la divinidad a través de la contemplación del Verbo interior. Sin duda, un tema interesante que aún puede cuestionarse o discutirse