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lunes, 24 de abril de 2017

San Agustín de Hipona - La naturaleza del bien (399).

La pregunta puede parecer un poco rara, pero es válida hacerla ¿de dónde proviene el bien? por supuesto, de Dios. La otra pregunta sería ¿de dónde viene el mal? del ser humano; sin embargo, ¿acaso este existe porque Dios lo hizo? es una pregunta sensata de hacer bajo la lógica de pensar que Dios creó todo y absolutamente todo lo del universo. Es difícil decidir una respuesta adecuada a estas preguntas, pero San Agustín de Hipona nos lo aclarara bajo el prisma del catolicismo. Veamos la descripción de la naturaleza del bien.

La naturaleza del bien


Capítulo I: De Dios provienen todas las cosas

Dios es el creador absoluto de todo lo que existe en la tierra, y esta creación la hizo a partir de la nada. Todo proviene de este ser supremo y si es así, entonces tendríamos que decir necesariamente que todas las cosas son buenas; así como toda existencia también lo es. 

Todos estos bienes tienen tres cosas fundamentales:

Medida
Belleza 
Orden

Sin estas cosas, nada podría existir. Dios también tiene medida, belleza y orden pero un sentido muy superior al nuestro. 

Capítulo II: La corrupción del bien

El mal se da justo cuando las tres cosas fundamentales de cada ser (medida, orden y belleza) caen en corrupción. Podríamos decir que el espíritu es mucho mejor que el cuerpo, pero ¿qué pasa cuando el espíritu se corrompe y se hace pecador? si fuera de este modo, el espíritu seguiría siendo superior al cuerpo por su condición de ser inteligible. De alguna manera, podríamos decir que el espíritu es un bien relativo, pues puede caer tanto en el mal como el bien (al igual que el cuerpo).

Lo bueno es que cada espíritu puede volver a ser bueno mediante la pena, es decir, mediante la vergüenza que le da a este ser de su condición de pecador. Progresivamente, el hombre avanzará hacia un estado de bienestar alejándose del pecado. 

Hemos dicho que el cuerpo es inferior que el espíritu incluso si el espíritu fuera malo. También se debe añadir que las cosas no-espirituales no tienen la capacidad de ser felices ni de experimentar ninguna alegría; por lo tanto, sólo el animal y el animal racional pueden ser felices y ser capaces de superar su corrupción. 

Castigo a la corrupción

Por supuesto, todo pecador debe tener un castigo, ya que el pecado es un desorden que debe enderezarse con el orden. Entonces, como el desorden es el mal y el orden el bien, el equilibrio llama al castigo para que el desorden desaparezca. 

Ahora, ¿por qué las naturalezas tienden a hacer el mal si se supone que son buenas al provenir de Dios? Si bien la naturaleza proviene de Dios, ésta fue creada desde la nada, y la nada, como hemos visto en otros libros, es el orígen del mal; por lo tanto, la naturaleza puede corromperse porque su origen es la nada y puede ser buena porque existe (y si existe es verdadera y si es verdadera es buena). 


Capítulo III: La inmutabilidad de Dios

Dios es inmutable y todas sus obras son mutables; todas sus obras tienen un orden en el mundo y es así que hay obras superiores (como el alma) y otras inferiores (como el cuerpo). 

Ahora no porque la materia sea inferior al cuerpo debe ser despreciada. Al contrario, toda obra de Dios es buena y así la materia (hyle), es decir, a la materia sensible que se referían los griegos (no a la materia informe) debe ser de estima. 

El dolor en la naturaleza creada por Dios

Toda naturaleza buena tiende al dolor, pues es ahí donde se prueba su resistencia y su voluntad de querer llegar al equilibrio. Muchos tipos de dolor hacen que los hombres se fortalezcan, mientras que otros hacen que la gente se vuelva peor, por lo que esos dolores serían llamados por San Agustín como ''inútiles''.

Mensurabilidad de Dios

¿Tiene Dios alguna medida? Si Dios tuviera una medida entonces tendríamos que decir que tiene una limitación. Por una parte, no podemos decir que tiene alguna medida., pues eso sería decir que algo o alguien le dio una medida; sin embargo, tampoco podemos decir que es desmedido.

¿Cuál es la ''medida'' de Dios entonces? como Dios está en todas las cosas sin ser ellas, la medida se entenderá en cuanto al reino el cual no tiene fin, pues así dice la biblia:


''Y su reino no tendrá fin''
(Lucas 1:33)

Lo que quiere decir San Agustín es que Dios es la medida misma de todas las cosas. Esto quizás nos pueda recordar a las teorías que había entre Aristóteles y Plotino, en cuanto a la bondad de las medidas. 

Aristóteles decía que el bien está en el justo medio; es decir, entre la cobardía y la temeridad será mucho mejor elegir la valentía. Plotino dice que todo lo que sea desmedido es malo y así justamente es la materia, la cual, si estuviera sin forma, sería infinita; por lo tanto, la unidad que sería lo Uno sería la medición misma de las cosas. 

Como contraste, San Agustín añade que hay cosas que tienen medidas pero que pueden ser malas. ¿Por qué? hay una belleza que comparada con otra es menor y por lo tanto, la menor es la peor, pero esto no se hace con una noción de cantidad, sino que de cualidad. Ahora, esa belleza menor sigue siendo un bien en cuanto sea naturaleza y también puede ser mejor en cuanto se tome las medidas correctas. 

Finalmente, la inmutabilidad de Dios se expresa en las siguientes frases de la biblia:

''Mudarás las cosas y se cambiarán; pero tu siempre eres el mismo''
(Salmos 101:27)

Podríamos citar mil versos de lso Salmos o del libro Eclesiastés donde se hablar sobre la inmutabilidad de Dios frente al ser humano. Por ahora, que nos quede claro el poder de Dios frente a todas las cosas. 

Capítulo IV: La creación del mundo

Puede sonar confuso que Agustín diga que las cosas son hechas de la nada, porque si es así, entonces la nada sería algo y no la ausencia absoluta. ¿Cómo es que podemos entender que Dios hizo las cosas de la nada?

En este capítulo Agustín introduce el concepto de ''nihil'' que significa literalmente ''nada''. Dios no hizo las cosas por sí, es decir, las cosas le pertenecen pero no son Dios. Por lo tanto, deberíamos decir que las cosas se hicieron a través del Verbo de Dios, para que las cosas que no son sean. 

''El cual llama a las cosas que no son para que sean''
(Romanos 4:17)

Por eso decimos también que las cosas salieron de la nada, porque fue la palabra (el verbo) lo que hizo que todas las cosas tuvieran existencia. 

Capítulo V: Los castigos de Dios

El poder de dañar y condenar sólo lo tiene Dios, pero este daño va con justicia por eso es que permite a los malos hacer el mal. Es sólo a través del consentimiento de Dios que se hace el mal. Podríamos decir que la vida misma es una prueba para que se vea que tan buenos somos. 

¿Qué pasa con las criaturas divinas que habitaban junto con Dios? Sabemos que muchas de ellas se volvieron contra Dios ¿es que acaso Dios creó a los ángeles malos? No. Los ángeles, si bien divinos, no dejan de ser inferiores a Dios y la opción de estar del lado del mal fue justamente por su voluntad. 

¿Y qué pasa con el paraíso perfecto de Dios; el Edén? ¿Es acaso que había un árbol malo? No, Dios había prohibido tocarlo por el efecto que este tenía en los hombres. Este árbol fue creado para que el hombre reconozca la omnipotencia de Dios y a la vez tenga discernimiento para conocer el bien y el mal. 

El pecado y sus características

Si analizamos bien lo que es el pecado, nos daremos cuenta que este se realiza por las ganas del hombre de buscar algo más excelente; por ejemplo, la soberbia nos hace olvidarnos de la humildad y buscamos algo que nos haga mucho más de lo que éramos antes; por eso se deja a Dios en lo sucesivo. 

Ahora, en cuanto a las características de las cosas consideradas ''malas'', ¿podremos decir que el fuego es malo? Por supuesto que no, ni el fuego ni siquiera el veneno es malo en la naturaleza. Estas dos cosas serían malas cuando no están en su orden, o cuando las cosas que las rodean no están en el orden que debieran; por ejemplo, cuando el hombre toma el veneno o cuando se quema por el fuego. 

Los bienes de la creación comparados con Dios

Muchos podría decir que el fuego eterno o el alma son cosas eternas al igual que Dios lo es, pero esto sería un error. Cada cosa divina tiene su eternidad pero no en la forma en que Dios lo es. Así, el alma sería eterna pero no en la medida en que Dios lo es. 

Oración por la conversión de los maniqueos al catolicismo

Más allá de una enseñanza forma sobre la naturaleza de las cosas, este libro es una exhortación a los maniqueos para que acepten el catolicismo en sus corazones. 

Conclusión

Podríamos decir que este es un resumen de una gran parte de la filosofía agustiniana. Aquí, pues, se aprovecha toda la explicación de la creación junto con la teoría del libre albedrío y la voluntad. No hay que olvidar también la defensa de la inmutabilidad de Dios, que es obviamente un contra-argumento a los maniqueos quienes decían que Dios podía ser mancillado. Nada más podríamos decir que esta teoría sería la defensa del cristianismo y su séquito por siempre.