sábado, 6 de mayo de 2017

San Agustín de Hipona - La Trinidad (Libro IV: Cristo y el hombre) (399).

Muchos misterios y cosas oscuras quedan en cuanto a Cristo y al hombre en los relatos de las Sagradas Escrituras. En este libro develaremos todas las cosas que tiene un cierto aire de misterio alrededor de Cristo y como el hombre se vio enfrentado a estas interrogantes a lo largo de su vida. Todo lo relacionado con Cristo es mesiánico y profético, nada igual se ha visto en la historia con lo cual, muchos símbolos se dejan aparecer en la vida personal de Jesús. Veamos que nos explica San Agustín de Hipona.

Referencias:

(1) Por supuesto, debemos tener en cuenta el calendario de esos años (399 d.C), el cual era distinto al de ahora. 
(2) Se dice que fue el primer caso de Monopolio. 


LA TRINIDAD

LIBRO IV: CRISTO Y EL HOMBRE

La miseria del hombre


El hombre está desterrado de conocimiento de la verdad, pero no por eso no puede conocer el conocimiento divino y verdadero. Dios actúa en nosotros para que encontremos esta verdad, porque el conocimiento (como seguiría Platón) está en nosotros y debemos recordarlo. 

Aunque el hombre sea diminuto, esta pequeñez lo hace tener la caridad necesaria para seguir comprendiendo las cosas que le rodean. Sólo a partir de Dios es cuando el hombre se vuelve grande y lleno de conocimiento, y por supuesto, todo esto pasa a través del alma que fue creada por el Verbo. 

El Verbo para el conocimiento del hombre

Nada es tan esencial como el Verbo para el hombre, pues este lo hizo ser tal cual es. Tanto el alma como el cuerpo fueron creados por el Verbo y es por esto que la esencia del hombre completo (alma y cuerpo) sería el Verbo.  


Muerte y resurrección del alma y del cuerpo

Sí, el alma y el cuerpo pueden perecer y ocurre cuando Dios abandona uno de los dos ¿cómo los abandona? Estas son las causas de la muerte del alma y del cuerpo:

Alma: la impiedad hace que Dios abandone el alma
Cuerpo: la corruptibilidad hace que el cuerpo deje el alma

Luego tenemos las razones de cómo resucita el alma:

Alma: resucita cuando hace penitencia
Cuerpo: resucita cuando existe la fe

¿Cómo es que el cuerpo se hace corruptible? la impiedad ya la conocemos, pero es muy general hablar de corruptibilidad. Uno de los pasajes de la biblia puede aclarárnoslo mucho mejor:

''La que vive en medio de placeres, viviendo está muerta''
(1 Timoteo 5:6)

Obviamente, esta frase se refiere a una mujer, pero es perfectamente aplicable al hombre. Por supuesto, el hombre exterior que es el hombre carnal es el que se fija en la exterioridad de las cosas, mientras que el hombre interior tiene su mirada en el alma y la divinidad. 

El concepto de resurrección lo entendió perfectamente San Pablo, quien, al ver la resurrección de Cristo pensó que el hombre podía resucitar a través de la fe. El hombre es capaz de resucitar  tal como lo dice el mismo San Pablo:

''Primero Cristo, luego los que son de Cristo''
(1 Colosenses 15:23)

Esta puede ser la diferencia entre el hombre exterior y el hombre interior que por supuesto, la que más conviene es la primera. 

El simbolismo del número seis

San Agustín dice que todo tiene su origen en el número 3. Luego 1 + 2 + 3 = 6 y este número final representa las 6 edades del mundo. Ya habíamos visto alguna otra simbología del número 6 en otros libros de San Agustín, pero no está mal recordar las edades del mundo.

Primera Edad: Adán y Eva
Segunda Edad: Abraham
Tercera Edad: Abraham hasta David
Cuarta Edad: David hasta la transmigración de Babilonia
Quinta Edad: Transmigración hasta el parto virginal de María
Sexta Edad: La vida de Cristo

Además, cada edad tiene una significación para el hombre porque cada una de ellas tiene su propia característica.

Primeras dos edades: Experiencia antes de la ley
Tercera y cuarta edad: Bajo la ley
Quinta y sexta edad: bajo el imperio de la gracia


El número seis tiene una importancia tremenda en las S.E. sobre todo cuando se habla del N.T. De hecho, recordemos que Jesús prometió resucitar el templo en tres días, mientras que los hebreos dijeron:

''Cuarenta y seis días se tardó en edificar este templo''
(Juan 2:20) 

Cuarenta y seis multiplicado por 6 da como resultado 276 que son justamente los días contados desde el primer mes hasta el nacimiento de Cristo(1)


La unión de los hombres para unirse con Cristo

El mediador entre los hombres y Dios es el mismísimo Cristo, quien dice que por medio de él se debe creer en el Padre, porque Jesús es el Verbo y el Padre hablar a través del Verbo. Así lo dicen las S.E. 

''Yo y el padre somos uno''
(Juan 10:30) 


¿Puede el hombre estar unido con Cristo que a su vez está unido con Dios? La unidad del mediador y el Padre se da a través del cumplimiento de los preceptos bíblicos. Si esto es así, pues entonces todos estarán en uno:

''Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en la unidad''
(Juan 17:23) 


Ahora, en nuestra vida tenemos dos tipos de mediadores; Cristo, quien es mediador de vida; el Diablo, quien es mediador de muerte. ¿Cómo puede conducirse el hombre por el mediador de muerte? a través del pecado más terrible (de acuerdo con San Agustín), que sería la soberbia. La humildad es el concepto de vida que nos viene a presentar Cristo, y es por eso que hablamos de humildad cuando Cristo es crucificado. 

Los hombres siempre tratan de procurarse bienes corporales y temen que el cuerpo caiga alguna vez en muerte. Cuando hacen esto, los hombres se despreocupan totalmente de la muerte del alma que es una de las cosas más importantes, porque es el alma el que los une con Cristo.

Si esto es así, entonces la causa de la unión con Cristo sería el desprecio a los bienes temporales y materiales. De hecho, el mismo Jesús fomentó ese ejemplo cuando el diablo le ofreció todo tipo de bienes que Jesús rechazó sin ninguna molestia.

Muchos hombres piensan que pueden alcanzar a la divinidad con tan solo tener un poco de intelecto, es decir, no es necesaria la fe si se tiene la inteligencia. Esto es un gran error, porque es justamente como los hombres de fe son dejados de lado. La inteligencia sin creencia es soberbia y la soberbia es el peor de los pecados.


Los vaticinios de los antiguos filósofos

Los filósofos antiguos se han preocupado de describir al ser y las cosas que le rodean siempre. Estos hablaron de cosas históricas y biológicas, pero nunca hablaron de la sabiduría como tal. San Agustín ve a los antiguos filósofos como descriptores, analistas, observadores del pasado. Pocas veces se enfocaron en el futuro porque los filósofos antiguos llamaban a las personas que ven el futuro como ''adivinos'', mientras que los cristianos hablan sobre estas personas como ''profetas''.

Sin embargo, existieron algunos filósofos que pudieron prever muchas cosas futuras sirviéndose de la experiencia del pasado, como fue Tales de Mileto quien gracias a sus conocimientos astronómicos que había una gran cosecha la siguiente temporada y compró todas las aceitunas para luego venderlas(2).

El único vaticinio correcto y preciso es el que proviene del espíritu y no de las cosas ya experimentadas. Todo ser humano puede intuir el futuro sin necesidad de tener conocimientos previos, ese es el vaticinio que proviene del alma. 


El Padre, el Hijo y el hombre

El hombre como ser procede del Verbo y el Verbo es el Hijo y el Hijo procede del Padre. Sólo son coeternos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y nada significa que el Hijo, por enviado, sea inferior que el Padre pues el Padre formó todas las cosas a través del Verbo (que es el Hijo). 

¿De dónde proviene el Espíritu Santo? Por supuesto, proviene del Padre al Igual que el Hijo (aunque también viene del Hijo), pero el Padre no es nada sin el don del Espíritu Santo, por lo tanto, los tres son coeternos. ¿Cómo es que también viene del Hijo? porque el Espíritu Santo es de los dos. Quizás debemos pensar el Espíritu Santo como la sustancia del Padre y del Hijo y que los tres dependen entre sí (porque uno es el que engendra (Padre), otro el que hace  (Hijo) y otro el que les da el ser (Espíritu Santo). 

Conclusión

Más que explicar la conjunción entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, San Agustín devela las cosas relevantes para el hombre y para que tenga en cuenta a la hora de cometer algún pecado. Sólo al final podemos ver un pequeño argumento de porque se une la Santísima Trinidad. También podemos ver el simbolismo que subyace en los parajes de la biblia porque, claro, todo tiene un misticismo inexplicable en la biblia, lo cual no queda más que relacionarlo con algo racional. 

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