sábado, 1 de abril de 2017

San Agustín de Hipona - Réplica a Fausto, el maniqueo (Libros XXX - XXXII) (397).

Seguimos con la última parte del debate contra Fausto, el maniqueo. Esta parte se tratará sobre todo de la autoridad de las Sagradas Escrituras ¿a qué se refiere con autoridad? efectivamente se refiere a creer con fe en la biblia. Este supuesto se refiere a la conocida sentencia de San Agustín de Hipòna ''Nisi credideritis, non intelligetis'', nada más lógico para fundamentar la fe en las Sagradas Escrituras de la biblia. Por cierto, Fausto tratará de refutar a Agustín para que se contradiga en la interpretación de los distintos pasajes. 

RÉPLICA A FAUSTO, EL MANIQUEO


LIBRO XXXI: INTERPRETACIÓN DEL LIBRO DE TITO

Moisés y los profetas

El debate contra Fausto comienza de la siguiente manera:

''Todo es puro para los puros, más para los impuros y manchados nada es puro; antes bien están mancillados su mente y su conciencia''
(1 Timoteo 1:15)

Esta es una acusación directa a Moisés quien vivía de forma diferente a la señalada por las S.E. En efecto, un pasaje de la vida de San Pedro lo prueb, pues Dios le dice a San Pedro:

Dios: Pedro, mata y come cuanto veas en la bandeja.
Pedro: Señor, no tocaré nada que se profano e impuro.
Dios: No llames impuro a lo que yo he santificado.

(Hechos 10:13)

Esto quiere decir que Moisés debería ser condenado por no haber comido las carnes que él consideraba impuras, pues ninguna creación es impura a los ojos de Dios. ¿Cómo puede encajar el planteamiento de Moisés? De aquí que los maniqueos consideren a Moisés un falso profeta, o si él no lo es, quien escribió sobre él.

La pureza de las cosas

De acuerdo con San Agustín, el discurso de Pedro sobre los alimentos impuros se debe solamente a que todavía, en ese momento, estaba bajo el dominio de la carne. Todos los profetas estuvieron en esa edad en que el ser humano consideraba las cosas por medio del cuerpo y no por el espíritu. 

Al ser así, los rituales de no comer ciertas carnes quedarían obsoletos por la nueva ley que es espiritual y no carnal como lo demostraban las otras leyes antiguas. Lo mismo va para el concepto de ''puro para los puros e impuro para los impuros'', ya que en esa época se debía distinguir entre el bien y el mal de forma carnal.

LIBRO XXXII: MANIQUEOS Y CATÓLICOS EN EL NUEVO TESTAMENTO

Lectura de los maniqueos


Los católicos dicen que respetan tanto el A.T. como el N.T., basándose en lo dicho por Jesús:

''No vine a abolir la ley antigua, sino que a cumplirla''
(Mateo 5:17)

Si es así, entonces obviamente los católicos tendrán que respetar y aprobar la circuncisión como también la prohibición de ingesta de animales impuros. Obviamente, este razonamiento quiere hacer que los católicos acepten la contradicción entre el A.T y el N.T. 

La materialidad y la aceptación del Antiguo Testamento

La respuesta ya la conocemos pues Agustín la ha repetido hasta el cansancio. Las diferencias entre el N.T. y el A.T. son evidentemente espirituales, y todos esos rituales realizados en el A.T. sólo corresponden a una profecía que el N.T. se encargaría de hacer realidad. 

Conclusión

Justo nos hemos quedado con estos dos últimos libros de la exhortación a rechazar los planteamientos maniqueos. Se ve una insistencia final de Fausto por probar que los católicos no pueden ser consecuentes, pero me parece una medida desesperada de parte de ellos ir una y otra vez a los mismos tópicos. Esto no complica en nada a San Agustín quien aplica los mismos argumentos para combatir a la secta maniquea. Terminamos el debate con Fausto para entrar, como ya habíamos dicho, al libro más famoso de San Agustín: ''Las confesiones''. 

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