viernes, 30 de septiembre de 2016

Lucio Anneo Séneca - Cartas morales a Lucilio el menor (Epístola VII: El bien y el mal) (??)

Cuanto nos ha deleitado el libro de Marco Tulio Cicerón llamado Sobre el Supremo bien y el Supremo mal. Seguramente el pensamiento de Lucio Anneo Séneca en algo podrá converger con el del orador Cicerón. Lucilio debe estar querido mucho más que antes las epístolas de su amigo, ya que la última fue muy interesante, quizás, esta epístola sea la continuación de otra epístola aún más interesante.

Referencias:

(1) Estos conceptos no admiten grados porque en sí son totalmente buenos. Si no fueran buenos tendríamos que decir ''menos paciente'' pero los bienes no pueden ser imperfectos. 

Cartas morales a Lucilio el menor


Epístola VII: El bien y el mal

Muerte de un ser querido

Es entendible que se llore lamentablemente por la muerte de un ser querido. Sin embargo, Séneca recomienda a Lucilio no llorar por aquella muerte que lo embarga, pues normalmente se dice que con las lágrimas se busca mostrar los sentimientos que se tuvo por aquella persona. De hecho, cuando se llora en esa situación no mostramos ningún sentimiento, sino que estamos proclamando el dolor. 

Uno mismo es el que agudiza el dolor porque recordemos que nosotros somos los responsables de que el dolor nos haga sentir miserables. 

Ahora, esto no significa que olvidemos a nuestro ser querido como si se tratase de una manera insensible, recordemos a nuestros seres queridos de la mejor forma posible; que dicha forma sea positiva y reconfortante. 

Recordemos los principios de la naturaleza que nos decían que todo ser humano no está aquí para siempre. No porque un amigo o un familiar sea joven no vamos a pasar la desgracia de perderlo (como si los dioses tuvieran en cuenta la edad) sólo debemos pensar que podemos perderlos, pero no ponernos tristes con esto. De alguna manera, si ya sabemos que no estarán con nosotros, no podemos ponernos tristes por eso justo el día en que los perdemos. 

Universo y moral

Los estoicos afirmaban dos principios de la causalidad de las cosas en el universo: causa (razón) y materia. 

La materia permanece inerte y se modificará siempre y cuando exista una causa que lo haga. Es similar al ejemplo del escultor y la escultura, en este caso la causa de la escultura sería la idea del escultor de hacerla. 

Hagamos un recuento y analicemos las teorías de las causas según Platón y Aristóteles:

Platón: causas

Materia: de qué está hecha la obra
Artífice: quien hace la obra
Forma: la forma que tiene la obra
Ejemplar: a lo que debería asemejarse la obra
Fin: para qué existe tal obra

Por ejemplo: la estatua de Sócrates de bronce

Material: bronce
Artífice: escultor
Forma: las dimensiones que se imprimen 
Ejemplar (ideal): Sócrates
Fin: el propósito del escultor

Aristóteles: causas

Materia: de qué está hecha la obra
Artífice: quien hace la obra
Forma: la forma que tiene la obra

Fin: para qué existe tal obra

Por ejemplo: la estatua de Sócrates de bronce

Material: bronce
Eficiente: escultor
Formal: las dimensiones de la estatua
Final: el propósito del escultor 

La única diferencia entre Platón y Aristóteles es que el segundo filósofo no considera la ''idea'' como una causa para lo material. 

Séneca no está de acuerdo con estas proposiciones causales, pues nos dice que por un lado son demasiadas, o demasiado pocas. En efecto, ¿por qué no en la teoría de la causalidad se consideró el tiempo, el espacio o el movimiento? sin estos conceptos ni siquiera podríamos hablar de obra alguna porque las necesitamos. 

La causa formal en realidad es parte de la materia y no una causa de la materia. La idea tampoco es una causa, pues esta más bien sería un instrumento para llevar a cabo la forma de la materia. 

¿Qué propone Séneca? el filósofo se mantiene en el mismo principio estoico de que es más bien la razón la que constituye las cosas. Por supuesto, si utilizamos la razón estamos utilizando todo los recursos que nos de la naturaleza para crear dicha obra, y así no habrá necesidad de nombrar otras causas. 

Los bienes y virtudes son iguales

Séneca asegura que la virtud puede salir de cualquier cuerpo, no importa si este está maltratado o bien cuidado; la virtud no discrimina entre los cuerpos sino que entre las almas. 

Por otro lado, los bienes están distribuidos en tres categorías:

Primeros bienes: la salvación de la patria, el gozo y la paz
Segundos bienes: la paciencia y la ecuanimidad
Terceros bienes: la modestia, la serenidad y la prudencia

Los primeros bienes son los más importantes y los que se aceptan primeramente. Estos bienes no tienen mejoras, pues nada es más pacífico que la paz. Por otro lado, los otros bienes tampoco son mejorables porque nada es más paciente que lo paciente. No obstante, es posible decir que alguien es más paciente que otro, pero cuando pensamos en la carencia de algo, entonces nos referimos a algo imperfecto. Los bienes nombrados anteriormente son obviamente todos perfectos, no admiten grados(1).

En cuanto a los seres humanos, estos siempre están en altas y bajas por lo que significa que no pueden ser perfectos (siguiendo la lógica de que la perfección no carece de nada); en cambio, los seres perfectos nunca tienen bajas sino que siempre se mantienen en lo bueno. 

Todo lo bueno es creado por la razón y así la razón ha creado el bien. Los bienes nombrados anteriormente tienen como base la virtud, y por ellos son perfectos e inmejorables en sí mismos ya que la virtud es así. 

Los constantes 

Séneca no aprueba los constantes viajes que hace la gente para ''encontrarse a sí mismo'' o ''mejorar'' etc. No hay necesidad de eso pues incluso, los constantes viajes nos hablan de un alma inconstante. Que nada interrumpa la quietud de quienes quieren ser virtuosos e independientes.

Conclusión

Realmente me sorprendió mucho más estos escritos de Séneca, pues la crítica a Aristóteles y Platón es fenomenal. ¿Será que las causas que nombraron los filósofos, más que causas eran atributos? La razón, para los estoicos, es la única que puede mostrarnos la causa de las cosas. Además, junto con la razón está el bien y la virtud porque es de la razón misma donde provienen todas ellas, nada más tenemos que identificarlas. 

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