domingo, 11 de octubre de 2015

Aristóteles - Breves tratados sobre naturaleza (Parte I: Sensación y memoria).

Continuamos con el análisis de la naturaleza con este tratado que exclusivamente, trata sobre las propiedades de los cuerpos. Este tratado es sobre pequeños libros sobre la naturaleza de los animales en general; por otra parte, también se analizan fenómenos psíquicos (los cuales la verdad son reducidos a explicaciones físicas) que nos ayudan a comprender un poco más de manera integral, lo que pasa con el animal frente a distintas sensaciones. El tema de este libro presenta uno de los esbozos de la psicología de Aristóteles que incluso se considera como el complemento de Acerca del alma. Veamos que nos puede seguir ofreciendo nuestro filósofo en cuanto a la naturaleza.

Definiciones:

(1) Sápido: que tiene sabor.

Referencias:

(1) Para que sean siete se debe unir el amarillo con lo blanco, o lo negro con lo gris. 
(2) No se mencionan cuales animales. 
(3) No pueden existir dos órganos con una función en común. 


BREVES TRATADOS SOBRE NATURALEZA


TRATADO I: 
ACERCA DE LA SENSACIÓN Y LO SENSIBLE

Introducción: atributos del alma

Ya habíamos visto con bastante detalle muchas de las características del alma en Acerca del alma. Ahora hablaremos de las actividades que realizan los animales y veremos como podremos clasificarlas.

Lo más importante que debemos destacar en lo sucesivo, son las siguientes cuestiones:

  • Vigilia y sueño
  • Juventud y vejez
  • Inspiración y espiración

Todos aquellos (junto con la salud y enfermedad) son sensaciones que corresponden tanto al alma como al cuerpo. 

Necesidad de sentidos en los animales; la vista y el oído

En el tratado sobre el alma, habíamos establecido lo imprescindible que es la sensación para los animales, de hecho, en esta parte Aristóteles nos dice que la sensación es lo que diferencia la vida de los animales (los que no sienten no pueden vivir). Por otro lado, otro sentido que necesitan es el gusto, puesto que este sentido se desprende de la nutrición. 

El olfato, la vista y la audición se da en los animales que pueden moverse. Estos sentidos los ayudan a discernir entre las cosas beneficiosas y destructivas; en fin, prolongar su conservación. Por otro lado, tenemos el entendimiento que ayuda a discernir sobre el bien y el mal, o sobre lo factible y lo inimaginable. 

La vista es un sentido de lo más importante para Aristóteles, si bien en el tratado precedente vimos que el tacto era el más importante, la vista nos ayuda a conocer las cosas tal como son, es decir, nos acerca más a la verdad que cualquier otro. La audición complementa la vista, lo que hace que sea mucho mejor el entendimiento; sin embargo, entre un ciego y un sordo, el más inteligente será el ciego, pues, para entender una lección, el sordo no podrá escuchar. 

Sentidos y elementos: la visión no es fuego


Platón y Empédocles: fuego interior en los ojos

Platón afirmaba en el Timeo que el fuego representaba la visión, ya que el ojo tenía un fuego interior que nos hace ver las cosas. Lo mismo decía el filósofo Empédocles.

Aristóteles no está de acuerdo con ninguno de los dos, en efecto, si hay una luz interior en el ojo ¿cómo es que este no puede ver en la oscuridad? No sólo eso. Empédocles nos dice que hay una luz que sale del ojo para que éste pueda ver (similar a una linterna). ¿Cómo es que no podemos ver esta luz del ojo en la oscuridad? 

Demócrito: la vista como reflexión

Una de las cosas con las que Aristóteles concuerda con Demócrito, es la de designar el elemento agua al ojo, pero no está de acuerdo con la reflexión de imagen del ojo. 

Dicha reflexión se produce a causa de los átomos que proyectan una imagen en el ojo del observador. La crítica a este planteamiento está en que la imagen no se produce en el ojo, sino más bien en la persona misma. 

Para Aristóteles, la visión se produce gracias a que el ojo, al estar hecho de agua, se vuelve transparente. Esta transparencia que tiene el agua puede retener las imágenes debido a que es más espesa (obviamente más que el aire). Que la vista sea de agua se puede evidenciar en el derrame de lágrimas. 

En general, no es posible afirmar que la vista se produzca por algo que sale del ojo, más bien es factible afirmar que es el mismo ojo el que ve. 

Concepción aristotélica de la visión 

El ojo está hecho de agua (como dijimos anteriormente) es transparente y es el receptor de luz en el alma. 

Cuando los soldados de guerra eran heridos en la sien y perdían la visión, estos declaraban ver sólo oscuridad. Esto pasó porque la herida quitó la transparencia al alma.  

Finalmente, para Aristóteles el ojo tiene origen en el cerebro, pues es este la parte más fría y húmeda del cuerpo.

Los sentidos de los elementos

Si pudiéramos relacionar cada uno de los elementos con los órganos del cuerpo, tendríamos que decir que el ojo corresponde al agua, el oído al viento, el olfato al fuego (pues el olor es una especie de exhalación como el humo) mientras que el tacto pertenece a la tierra. 

El gusto también es un tipo de tacto; estos dos se ubican cerca del corazón porque es la parte más caliente del cuerpo, al contrario del cerebro. 

Los colores

En el tratado anterior llamado Acerca del alma vimos que la luz era lo que permitía que el hombre pudiera ver los colores. 

Lo que se agrega a este respecto es que la transparencia tiene un límite en los objetos; dicho límite, por supuesto, es el color. Sin embargo, no es sólo el límite de los cuerpos, sino que también se puede decir que este mismo color corresponde la interior de los cuerpos.

Génesis de los colores: proporción o superposición; no emanación

De acuerdo con la filosofía aristotélica, los colores se forman gracias a las distintas combinaciones del negro y el blanco. Las proporciones en que se forman los colores pueden ser tanto desordenadas como ordenadas, similar a los acordes de la música.

Otra forma de que se generen los colores es a partir de la superposición de unos con otros. Por ejemplo, el sol que es amarillo cambia de color cuando lo vemos a través de una niebla o bruma, se vuelve rojo. Esto es debido a la combinación de la superficie y el fondo.  

Finalmente, Aristóteles considera absurdo que el color se de por emanaciones de los objetos. Lo que hace inconsistente esta teoría, es que los colores de un objeto se ven solamente por el contacto de la visión y la luz.

Teoría de la mezcla

La mezcla de colores se logra producir, así como también se puede producir la mezcla en los cuerpos. Dicha mezcla de los cuerpos se da por proporción de unidades mínimas como los hombres o los caballos. Por ejemplo, una mezcla de hombres y caballos formaría una caballería. De la misma manera se pueden formar otros colores, es decir, en el mismo sentido de la mezcla anterior.

Por lo tanto, la superposición de colores no es el auténtico motivo de que se formen múltiples colores, sino más bien su proporción. 

Los sabores: refutación de teorías

El sabor y el olor son afecciones muy similares, pero que no se producen en las mismas circunstancias. 

Entre los sabores, el agua es un elemento que tiene un sabor insípido. Empédocles nos decía que en las pequeñas e imperceptibles partículas del agua se encontraban las especies de los sabores. Sin embargo, Aristóteles argumenta que el sabor del agua cambia a causa del fuego. De hecho, los frutos cambian su sabor cuando se exponen al calor, aunque también se reconoce que el fuego (o el calor) es sólo una concausa del sabor. Esto se debe a que el agua cuando se calienta no necesariamente cambia de sabor.

Afectación del sabor del agua por la tierra

La relación entre la tierra y el agua es innegable. Los frutos salen de la tierra gracias a los riegos u otros fertilizantes que se usan hoy en día. 

El sabor de la tierra también varia en distintas formas; la sal es un tipo de tierra con cierto sabor. También cuando el agua se junta con la ceniza (que es un tipo de tierra) cobra un sabor amargo. En los vegetales se encuentra una extensa cantidad de sabores, puesto que en ese caso lo húmedo se mezcla con su contrario, lo seco. 

Ahora, si aquí interviene lo seco, entonces lo que interviene es el fuego (recordemos que el fuego es conjunto de calor y sequedad). 


Definición y características del sabor

En este apartado veremos la siguiente definición de la palabra.

Sabor: Afección producida en lo húmedo por la sequedad.

La afección mencionada en la definición se puede analizar desde lo que se entiende por potencia y acto, es decir, dicha afección puede cambiar el sabor en potencia a sabor en acto.

De esto se desprende que el alimento de los animales no es solo un elemento, sino más bien una mezcla. El alimento que es asimilado (o ingerido) por el animal es caliente o frío, ya que estos estados son los que producen el crecimiento y la destrucción. Estaría demás decir que para que el alimento sea asimilado necesita ser gustable, en otras palabras, dulce, ya sea solo o mezclado. 

Analogía entre la mezcla de colores y la de sabores

En el tratado anterior vimos que la mezcla de colores se da entre el blanco y el negro. En cuanto a los sabores, estos se dan entre la mezcla de lo dulce y lo amargo. Las mezclas que producen placer al ingerirlas, tienen que ver con la construcción de la proporción. 

De esta forma, tenemos que lo graso es dulce, lo salado es amargo, lo picante, lo acre, lo agrio y lo ácido están entre medio de los dos mencionados (dulce y amargo). Haciendo una analogía con los colores, Aristóteles propone lo siguiente. 

Amarillo y blanco: Dulce
Rojo: Picante
Purpura: Agrio
Verde: Acre
Azul: Ácido
Negro y gris: Salado o amargo

Así vemos que lo dulce y lo salado (o amargo) son los extremos de los sabores, y lo picante, agrio, acre y ácido conforman el intermedio. Aquí tenemos la escala de los siete colores y siete sabores (1). 

Los sensibles: crítica de Demócrito

Uno de los errores de Demócrito, según Aristóteles, es que éste decía que todo lo sensible es tangible. Sin embargo, esto no estaría acorde con el planteamiento visto en el segundo libro de Acerca del cielo, ya que ahí veíamos que existen los sensibles comunes; el movimiento, el reposo, la figura y el número, los cuales no son tangibles. 

Algo que se añade con respecto a estos sensibles comunes es que, estos si pueden engañarnos, mientras que los específicos no pueden hacerlo. 


El olor y sus causas

El tratado precedente dejaba claro que el olor puede presentarse tanto en el aire como en el agua. El olor vendría siendo un fenómeno seco sápido(1) en las cosas húmedas. Un ejemplo de esto es el mar, ya que este es húmedo y además seco por su sal. Cosas como las piedras, el oro, o el bronce son inodoros pues solo son secos. Tendrían que ser además húmedos para que tuvieran olor. 

Naturaleza del olfato: crítica a Heráclito

Muchos filósofos anteriores a Aristóteles, entre ellos Heráclito, afirman que el olor es un tipo de exhalación o de vapor. En cuanto a este último, podemos decir que es un tipo de humedad y exhalación humosa, y como vimos en el ciclo del agua, el vapor puede transformarse en agua y de ésta una especie de tierra. No obstante, el olor no pertenecería al vapor, ya que éste es solamente agua y la exhalación humosa no puede salir del agua. 

Analogía entre olores y sabores

En fin, podemos entender que el olor sería la mezcla de lo húmedo con lo seco. En cierto modo, el sabor está vinculado a los olores. Aristóteles nos dice que bien puede relacionarse el olor podrido con el sabor amargo. 

Además, recordemos que el sabor es una afección húmeda donde se produce sequedad, lo que quiere decir que de alguna manera los dos tienen las mismas propiedades, sequedad y humedad. 

Clases de olores

En el Timeo observamos que Platón afirmaba que nada tiene olor por sí mismo, es decir, que no existen las clases de olores. Sin embargo, Aristóteles nos dice que los olores pueden coincidir con los olores en dos categorías: lo agradable y desagradable. En efecto, cuando se tiene hambre, los olores de las comidas son agradables y cuando se está satisfecho, los olores de comida ya no son agradables.

Además, al contrario de la afirmación del Timeo, sí hay olores agradables por sí mismos. Basta ver que las flores despiden olores agradables sin que despierten apetito; todo lo contrario. Por otro lado, hablando de los alimentos, mientras estos sean sanos su olor siempre será agradable a las personas.


Olor con y sin inhalación

El olor se produce por inhalación en todos los hombres y cuadrúpedos en general. Dicha inhalación sirve principalmente para la respiración y secundariamente para percibir olores. 

Para el hombre, el olor agradable suele ser muy beneficioso porque entra en proporción con las cosas más frías del cuerpo, entre ellas, el cerebro. El hombre tiene solo un órgano que puede respirar y además la permite inhalar olores, pero también existen animales(2) que solamente perciben una clase de olores con un solo órgano(3). 

Por otra parte, según Aristóteles, existen animales que no respiran como los peces y los insectos. Estos animales tienen un tipo de olfato interno llamado ''olfato nutritivo''. 

Los pitagóricos y los olores nutritivos

Los pitagóricos afirmaban que hay animales que se alimentan de olores, pero Aristóteles no está de acuerdo. Los animales no son simples, son compuestos y por lo tanto deben alimentarse de cuerpos compuestos y no simples. Además el alimento debe ser necesariamente algo corpóreo y no sin cuerpo como lo es el aire. 

El olor sí es bueno para la salud del hombre, pero no tiene que ver con su alimentación.

Divisibilidad de las cualidades sensibles

Este es un tema que ya se ha tratado en la Física y por la que nuestro filósofos está completamente de acuerdo. Las cosas se pueden dividir fácilmente hasta al infinito, en contra de lo que establecen los atomistas. ¿Cómo es que no podemos ver las divisiones que quedan después de dividir tanto? Eso se debe a que la visión o los sentido no son capaces de ver dichas divisiones en acto, sino más bien en potencia. 

Las sensaciones no llegan a ser, sino que son

Esta es una duda que plantea dificultades. ¿Habrá un proceso por el cual se llega a sentir determinada cosa? Para Aristóteles este proceso no existe. Las sensaciones no pueden llegar a ser sino que son en el mismo instante que se producen.

Empédocles nos decía que los rayos del sol antes de llegar a nuestra vista, llega a un intermedio. Otro caso es el ruido, ya que se suele escuchar o confundir las palabras cuando el aire interviene en los sonidos (porque también estos se transmiten por el aire). Lo mismo ocurre con el olor. 

El caso de la luz 

La luz, acorde con lo dicho con Aristóteles, no es un movimiento sino más bien un acto. Podríamos decir que a la luz le pertenece el concepto de alteración más que de traslación. 

¿Es posible percibir dos cosas a la vez?

Es una pregunta compleja en cuanto a la sensibilidad. En todo caso, hay más certeza de percibir una cosa que dos; por ejemplo, el vino en su estado puro, la miel en su estado puto, etc. Más difícil es distinguir la mezcla de ingredientes en un alimento. 

Por otro lado, también es cierto que un movimiento de mayor intensidad podrá desplazar al de menor intensidad. ¿Podemos percibir los dos a la vez? según la mirada aristotélica, no. La única forma de percibir dos cosas a la vez sería en la mezcla, y ésta mezcla en realidad sería una sola si las dos se combinan. 

Acorde musicales

En la música suelen darse lo que llamamos acordes. Dichas estructuras dan la impresión de que son simultáneas cuando se tocan dos a la vez. Sin embargo, los músicos más experimentados de la época de Aristóteles decían que eso no era así, que en realidad los acordes se dan de uno en uno y no todos juntos, lo que pasa es que percibir eso es imperceptible para el hombre. 

Para Aristóteles, la existencia de un intervalo de tiempo imperceptible es imposible. Podemos percibirlo ya que todos estos tienen un comienzo, quizás, no es posible percibir lo grande que pueden ser estas percepciones. Si fueran imperceptibles, entonces no podríamos escuchar nada. 





TRATADO II: 
ACERCA DE LA MEMORIA Y DE LA REMINISCENCIA

Introducción: objeto de la memoria

En este tratado hay que diferencia entre memorizar y rememorar. Las personas más lentas son las que tienen mejor memoria y las que puede rememorar son más rápidas e inteligentes, ya que rememorar tiene que ver con la inteligencia. 

Teniendo esto en cuenta, analicemos lo que tiene la memoria como objeto. Evidentemente, no se puede ''recordar'' el futuro pues esto es lo que corresponde a la adivinación. Tampoco se puede recordar el presente, puesto que solo tenemos de él la percepción y no un recuerdo. Por lo tanto, el objeto de la memoria es exclusivamente el pasado y no los otros tiempos. 

Definición de memoria y su relación con el tiempo

La memoria no es un tipo de sensación o un juicio, sino más bien una afección o un estado. De modo que la memoria siempre implica un lapso de tiempo pasado. 

La sensación y la imaginación (entendida más bien como imagen) es fundamental para la memoria, es decir, la memoria no se da sin imagen. Por lo visto, la memoria puede pertenecer al intelecto y por lo tanto, no todos los animales la poseen. 

Memoria e imaginación

A la parte del alma que definitivamente sí pertenece la memoria es a la imaginación. Y en efecto, pareciera ser que lo que implica la memoria es una imagen; eso la vuelve más consistente. 

Lo que si debe tenerse en cuenta, es que la memoria no es un movimiento excesivo y rápido, ni tampoco uno muy lento. De hecho, los jóvenes no son capaces de retener por mucho tiempo lo memorizado y a los viejos les cuesta aún más porque unos son muy rápidos (los jóvenes) y otros muy lentos (los viejos).

Producción de recuerdos


Con respecto a la naturaleza de la memoria podríamos preguntarnos ¿recordamos una afección o lo que produjo la afección? Si fuera solo la afección, no podríamos recordar el objeto; si fuera solo lo que produjo la afección, ¿cómo resulta posible que recordemos el objeto estando ausente?

Así como la memoria es parte de la imaginación, la imagen que se queda en nosotros corresponde al recuerdo (o imagen) en sí mismo y también de otra cosa. Cuando el alma recuerda el objeto por sí mismo, entonces se nos viene una imagen y un pensamiento. Pero si se recuerda como el reflejo de otra cosa, entonces se nos viene un recordatorio o una copia de dicho objeto.

Una de las formas de conservar la memoria es el ejercicio de la contemplación, es decir, traerlo a la memoria una y otra vez observando dicho objeto no en sí mismo, sino que a manera de copia. 


La reminiscencia y el recuerdo

Una de las diferencias entre la memoria y la reminiscencia es que la primera se da por un proceso posterior a la experiencia, mientras que la reminiscencia. La acción de la memoria, por un lado, ocurre cuando dicha experiencia se ha olvidado. Finalmente, rememorar quiere decir rescatar el conocimiento científico y la sensación que se experimento, no un simple recuerdo. 

Mecanismo de la reminiscencia

La acción de la reminiscencia es rememorar, es decir, traer algún recuerdo a la memoria generalmente a través de la asociación de imágenes. Dicha asociación puede ocurrir tanto voluntaria como involuntariamente. 

Método para rememorar

Es obvio que para traer un recuerdo a la mente se debe comenzar por lo más próximo y no el más alejado a ese recuerdo, un punto de partida. También se puede hacer comenzando de múltiples puntos relacionados, pues lo que está unido tarde o temprano conducirá a lo que se desea buscar. Otro ejemplo podría ser el partir por recordar el lugar de lo que se está buscando. 

Por ejemplo, tengamos la siguiente secuencia: ABCDEFGHI. Puede ser que no se recuerde ''I'', pero puede recordarse E y si se recuerda ''E'' es posible que ''F'' y así quizás podamos llegar al recuerdo deseado.  

Diferencia entre memoria y reminiscencia

La reminiscencia, cronológicamente, es posterior a la memoria. Además, recordemos que el rememorar pertenece más a la inteligencia y la memoria a la imaginación. La reminiscencia necesita deliberación y es preciso que solamente el hombre pueda rememorar. 

Por último, la reminiscencia provoca en el cuerpo un estado ''emocional'' que nos ayuda a recordar de mejor manera lo que queremos recordar. 

Conclusión

Son realmente sorprendentes las aseveraciones de estos tratados. Cabe destacar las ideas contraria a su maestro Platón, sobre todo en la parte del intelecto y los sentidos; el primero puede engañarnos, mientras que el segundo no. Otra de las sorprendentes aseveraciones es la de la frialdad en el cerebro, según él, el órgano más frío del cuerpo. Por otro lado, es primera vez que leo algo tan práctico como postular un método de reminiscencia en algún texto de Aristóteles. En mi opinión, lo práctico en este filósofo no se da tanto como lo teórico.

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